"Ahora, el valor de una idea no tiene nada que ver con la sinceridad del hombre que la expresa."
Con estas palabras le responde Lord Henry a su amigo Basil, cuando este afirma no creer sus anteriores palabras, en las que Henry compartía opiniones fuertemente amorales. En esta respuesta queda muy bien plasmada la prioridad que da Henry al ingenio y la originalidad por sobre la honestidad.
"Dorian Gray es mi mejor amigo. Él tiene un carácter sencillo y hermoso. Tu tía tenía bastante razón en lo que dijo. No lo estropees. No trates de influenciarle. Tu influencia sería mala (...). No alejes de mí a la persona que da a mi arte todo el encanto que posee: mi vida artística depende de él."
Este pedido de Basil a Henry antes de presentarle a Dorian resulta premonitorio. Las intenciones de Henry parecen muy bien anticipadas por Basil, ya que lo primero que aquel se propondrá es moldear el carácter del muchacho, por encontrarle exquisitamente dócil e influenciable. Esta influencia no solo será, en efecto, negativa, sino que tendrá como consecuencia casi inmediata el alejamiento de Dorian, que se interesará cada vez menos por su amigo Basil, cuya vida artística irá a su vez en picada.
Con estas palabras, entonces, Basil demuestra conocer muy bien a su amigo Henry, y tener buenas razones para no querer presentarle al joven Dorian.
"Era apenas consciente de que una influencia totalmente nueva estaba operando dentro de él. Aunque le parecía que había salido realmente de él mismo. Las pocas palabras que le había dicho el amigo de Basil (...) habían tocado alguna cuerda secreta que nunca había sido tocada antes, pero que él sintió que vibraba ahora, latiendo con extrañas pulsaciones."
La influencia de Henry sobre Dorian empieza a hacer efecto desde su primer diálogo. El narrador describe el efecto que el hombre tiene sobre el muchacho como algo casi mágico, que despierta ideas o sensaciones que estaban latentes en el espíritu del protagonista.
El hecho de que a Dorian le parecía que había salido realmente de él mismo puede ser indicador de la habilidad de Henry para inculcar en el joven ideas al mismo tiempo que le hace creer que son propias, o bien de que, de hecho, Henry solo activa mecanismos que estaban latentes en su propia personalidad.
"¡Qué triste es! Me haré viejo y horrible y espantoso. Pero este cuadro se mantendrá siempre joven. Nunca será más viejo que en este día en particular de junio... ¡Si fuera justo al revés! ¡Si fuera yo quien se mantuviera siempre joven y el cuadro el que se hiciera viejo! (...) ¡Daría mi alma por ello!"
Con este pasaje Dorian deja establecido el pacto faustiano que lo condenará para siempre: sus deseos serán cumplidos, y la imagen del retrato no solo envejecerá en lugar de Dorian, sino que cargará también con las marcas de la culpa.
"Él era consciente, y el pensamiento le trajo una mirada de placer a sus ojos ágata marrones, de que fue por medio de ciertas palabras suyas, palabras musicales dichas con expresión musical, por las que el alma de Dorian Gray se había dirigido a esta chica inocente y la adoraba. En gran parte el muchacho era su propia creación."
Coherente con su máxima de que la vida debe afrontarse como si se tratara de una obra de arte, Lord Henry encuentra en el joven Dorian no tanto un alumno a quien puede formar como a un lienzo en blanco sobre el que puede pintar su propia personalidad. Así, cuando Dorian se muestra enamorado de Sibyl Vane, más por su capacidad de encarnar diversos y románticos personajes que por su verdadero carácter, Henry se siente satisfecho: es claro que su influencia ya está operando en él.
"Te amaba porque eras maravillosa, porque tenías talento e inteligencia, porque hacías realidad los sueños de los grandes poetas y dabas forma y sustancia a las sombras del arte. Lo has tirado todo. Eres superficial y estúpida (...). Ahora no eres nada para mí. No te veré nunca más. Nunca pensaré en ti. Nunca mencionaré tu nombre."
Con estas palabras responde Dorian a la confesión de amor de Sibyl, quien afirma que, ahora que conoce el verdadero amor, ya no podrá fingirlo, por lo que su talento para la actuación se ha desvanecido. En este pasaje podemos observar el radical cambio que se ha producido en el protagonista, que se muestra abiertamente cruel y violento con quien era, hasta hacía un momento, su amada.
Por otro lado, estas afirmaciones dejan en evidencia el carácter superficial del amor de Dorian por la chica, que parece desvanecerse en un instante.
"Así que he asesinado a Sibyl Vane. La he asesinado sin duda como si le hubiera cortado su pequeño cuello con un cuchillo. Sin embargo, las rosas no son menos encantadoras por todo eso. Los pájaros cantan exactamente igual de felices en mi jardín. Y esta noche voy a cenar contigo, y luego iremos a la Ópera y supongo que después tomaremos una cena ligera en algún sitio. ¡Qué extraordinariamente dramática es la vida!"
En este pasaje podemos observar la impasibilidad de Dorian frente al suicidio de Sibyl, provocado sin dudas por su destrato hacia ella. Él reconoce su propia responsabilidad en la muerte de la chica y, sin embargo, no lo persigue ningún tipo de culpa.
Por otro lado, el adjetivo dramático para referirse a la vida nos da una pista sobre la valoración estética que Dorian hace del trágico suceso, lo que consituye una clara influencia de Lord Henry, a quien dirige estas palabras.
"Cuando llegó a la puerta, metió la llave y la abrió. Ni siquiera echó una mirada al hombre asesinado (...). El amigo que había pintado el retrato funesto al que debía toda su desgracia se había ido de su vida. Eso era suficiente."
En este breve fragmento podemos observar dos elementos interesantes: por un lado, nuevamente encontramos a un Dorian libre de culpa, en este caso, después de asesinar de hecho a su amigo Basil. Tan impasible se muestra frente al homicidio que acaba de perpetuar que ni siquiera echó una mirada al hombre asesinado al entrar al cuarto donde dejó el cuerpo. Por otra parte, es curioso que el protagonista de la novela haga totalmente responsable de sus desgracias al pintor, aún después de haber cometido un asesinato con sus propias manos.
"Hombre, hace cerca de dieciocho años el Príncipe Encantador me hizo lo que soy ahora."
Esta es una de las múltiples referencias de la novela, tanto a través del narrador como de algunos personajes, a las malas influencias que Dorian Gray parece ejercer sobre otras personas, llevándolas, en más de una ocasión, a la perdición. Es interesante notar que, en casi todos los casos, se hace referencia a esto de forma imprecisa, sutil o solapada, como si el narrador se hiciera eco de la hipocresía de la sociedad victoriana que la obra denuncia, asumiendo sus formas a la hora de (no) hablar sobre las adicciones, la homosexualidad o la prostitución.
"- (...) De repente decidí abandonarla como a una flor, como la había encontrado.
- Creería que la novedad de la emoción te ha dado una sensación de auténtico placer, Dorian."
Dorian le está contando a su amigo Henry sobre lo que considera un buen accionar de su parte, con el que cree haber empezado una nueva etapa de su vida. En efecto, se ha abstenido de corromper a una jovencita del pueblo. Sin embargo, Henry pone en duda la causa de su buena acción, atribuyéndosela al placer de sentir una emoción nueva. Aunque Dorian lo niega rotundamente, negando por completo las acusaciones, lo cierto es que el hecho de que el cuadro no cambie para mejor tras esta acción daría cuenta de que Henry podría tener razón.