Resumen
Más tarde esa noche, Dorian asiste a una fiesta organizada por Lady Narborough, una viuda rica y miembro popular de la alta sociedad londinense. Dorian actúa cómodamente, con naturalidad; resulta encantador con su anfitriona, enmascarando con éxito su torturada conciencia, pero no puede comer nada. La mayoría de los invitados son aburridos y poco ingeniosos, por lo que Dorian se alegra cuando llega Lord Henry. Como de costumbre, Dorian se deleita con los paradójicas y ligeramente ofensivas ocurrencias de Henry. La noche transcurre sin problemas hasta que le preguntan a Dorian cómo pasó la noche anterior. Titubea y se retracta de varias respuestas, claramente perturbado e innecesariamente a la defensiva. Henry puede ver fácilmente que algo anda mal, pero cuando trata de que Dorian comparta sus problemas, el joven se excusa, dice que está "irritable" (169) y que debe volver a su casa.
Una vez en su casa, Dorian se enfrenta con el hecho de que las pertenencias de Basil, que habían quedado en el armario de Dorian, aún deben ser destruidas. Los arroja a la chimenea; el olor a tela y cuero quemados le provocan náuseas. Luego, es vencido por un "deseo ardiente y loco" (169) no especificado. Examina "una cajita china lacada en negro y espolvoreada con oro" (169) que estaba oculta en su armario. Decide irse. Al principio, su taxista se niega a llevarlo, pero pronto cede y acepta el soborno de Dorian.
Durante el largo viaje en taxi, Dorian recuerda las palabras de Lord Henry en su primer encuentro: "Curar el alma por medio de los sentidos y los sentidos por medio del alma" (171). Siente como si su alma estuviera bastante enferma, y se consuela con la idea de curarla. Se baja del taxi y camina varias cuadras, mirando nerviosamente detrás de él, hasta que encuentra una pequeña casa en ruinas escondida en un callejón, entre dos fábricas.
Entra en la casa, que se revela como una guarida de opio. Dentro hay grupos de individuos demacrados, despreocupados y desaliñados. Entre ellos está Adrian Singleton, quien se une a Dorian en el bar. Son acosados por dos mujeres, y Dorian sale del lugar. Cuando se marcha, una de las mujeres lo llama "Príncipe Encantador", y en ese momento un marinero se pone de pie y persigue a Dorian hasta afuera. El hombre toma a Dorian por el cuello, lo pone de rodillas y le apunta con un revólver en la cara, informándole que es el hermano de Sibyl Vane, a quien Dorian arrastró al suicidio. Solo conocía al amante de su hermana por el apodo de "Príncipe Encantador". Dorian finge nunca haber oído hablar de Sibyl Vane, y le dice a James que ponga su rostro bajo la luz de la lámpara. James cumple, y así se da cuenta de que ha cometido un error: Sibyl murió hace dieciocho años, por lo que su amante tendría ahora unos cuarenta años, pero la persona que está frente a él no parece tener más de veinte. James se siente avergonzado y le pide perdón a Dorian. Este lo reprende por su comportamiento y huye.
Luego, James habla con las dos mujeres del bar, enterándose así que Dorian es mucho mayor de lo que parece. Una de ellas comenta que "hace cerca de dieciocho años el Príncipe Encantador me hizo lo que soy ahora" (177). Al darse cuenta de que ha sido engañado, James se apresura, indignado, a perseguir a Dorian, pero dobla la esquina y descubre que el villano ya ha desaparecido.
Análisis
Dorian sucumbe a la paranoia en la casa de Lady Narborough, pero su miedo a ser descubierto resulta innecesario. Su anfitriona le dice: "usted está hecho para ser bueno, usted parece tan bueno..." (166-167). La incapacidad de aceptar la posibilidad de que una apariencia joven e inocente oculte algo más que una personalidad igualmente inocente y hermosa es común en el círculo social de Dorian. Esta superficialidad es, de hecho, lo que le permite a Dorian mantener un alto nivel de respeto y admiración a pesar de la circulación de desagradables rumores; a pesar, incluso, de la culpa de un asesinato que pesa sobre su conciencia.
Wilde utiliza al grupo de amigos de Dorian para parodiar la frivolidad de la aristocracia londinense. La convicción de Lord Henry de que la belleza es lo más importante del mundo y de que el atractivo físico es el mejor valor que una persona puede tener es sorprendentemente precisa, al menos entre aquellas personas con las que Dorian y Henry se relacionan. Esto plantea una pregunta importante: si las creencias moralmente superficiales de Lord Henry están justificadas, ¿podemos realmente condenar a su personaje por defenderlas?
El extraño modo en el que Dorian manipula su caja de opio y se dirige, luego, a la guarida de opio revelan una adicción de la que hasta ahora no sabíamos. Dorian siempre ha escapado de la culpa sumergiéndose en distracciones placenteras, pero su caída en la adicción significa que ha alcanzado un nivel aún más bajo de degradación. Esta adicción también nos recuerda la naturaleza de la relación de Dorian con el retrato. Como un adicto, no puede abstenerse de salir a buscar y disfrutar de nuevos placeres culpables. También como un adicto, Dorian no puede evitar regresar al ático y disfrutar de observar el horror de su alma degradada.
La presencia de Adrian en la guarida del opio molesta a Dorian porque "Quería estar donde nadie supiera quién era. Quería escapar de sí mismo" (174). Sin embargo, su pasado lo persigue sin importar a dónde se dirija. Uno podría esperar que Dorian consiguiera un poco de consuelo por el hecho de que, a diferencia de Alan Campbell, Adrian está dispuesto a interactuar con él, pero las personas significan tan poco para Dorian en este punto que solo puede ver a Adrian como una molestia. En lugar de compadecerse del deplorable estado de Adrian, Dorian se siente asqueado.
La inexorabilidad del pasado también se ejemplifica con la reaparición del vengativo hermano de Sibyl. James Vane busca venganza por el primer acto de corrupción de Dorian, la egoísta vanidad que provocó el primer cambio en la pintura. La determinación de James de vengar la muerte de su hermana representa la culminación de todos los pecados de Dorian volviendo para perseguirlo. Sin embargo, la superficialidad aún es su aliada: en este primer encuentro con James, su joven rostro le salva literalmente la vida.