Resumen
Lord Henry y Basil Hallward debaten sobre el compromiso de Dorian en la casa del pintor. Están planeando cenar con Dorian antes de ir a ver la actuación de Sibyl esa noche. Basil no puede creer que Dorian esté realmente comprometido, alegando que Dorian "es muy sensato" (79) como para tomar una decisión tan precipitada. A esto, Henry responde que "Dorian es muy prudente como para no hacer locuras ni ahora ni luego" (79). Basil queda desconcertado por la fascinación artística y desapegada de Henry con la vida de Dorian. El artista desaprueba las acciones de Dorian y está preocupado por la salud emocional del muchacho; Henry, por el contrario, está encantado, sabiendo que, sea cual sea el resultado, será muy entretenido.
Llega Dorian e insiste en que lo feliciten. Basil dice que le dolió enterarse del compromiso por Henry, y no por el propio Dorian. Henry cambia rápidamente de tema. Dorian quiere que Basil apruebe sus acciones: "He hecho bien, Basil, en sacar mi amor de la poesía y encontrar a mi esposa en las obras de Shakespeare, ¿verdad?" (82). Basil se lo confirma a regañadientes. Cuando Henry comenta cínicamente la naturaleza comercial del matrimonio, Basil objeta, diciendo que Dorian "no es como los otros hombres. Nunca llevaría la desgracia a nadie. Su carácter es demasiado delicado para eso" (82). Henry continúa filosofando sobre la naturaleza de las mujeres y sobre cómo actúan cuando están enamoradas. Para él, "las mujeres nos tratan igual que la humanidad trata a sus dioses. Ellas nos adoran y nos están molestando siempre para que hagamos algo por ellas" (84). Dorian está seguro de que la actuación de Sibyl pondrá fin al cinismo de Henry y a todos los desacuerdos entre los tres hombres. Cuando la vean actuar, piensa, estarán demasiado abrumados por su belleza como para considerar cualquier otra cosa. Los tres hombres se van a ver la obra: Romeo y Julieta.
El capítulo VII comienza con la descripción de un teatro sorprendentemente lleno de gente. Una vez sentado en su palco, Lord Henry observa el comportamiento desagradable y poco refinado de los espectadores de clase baja. Basil se disculpa con Dorian por el cinismo de Henry. La obra comienza, y todos notan que la orquesta es terrible. Finalmente, aparece Sibyl en el escenario. Se ve hermosa, pero su actuación es pésima. Su voz es exquisita, pero "en lo que se refiere al tono era absolutamente falso" (88-89). Dorian está horrorizado y confundido. Los otros dos hombres se ven decepcionados, pero son demasiado educados como para hacer comentarios. La actuación de Sibyl, generalmente la única gracia salvadora en las terribles producciones de ese teatro, solo empeora a medida que la obra avanza. Después del segundo acto, el público comienza a silbar y los invitados de Dorian se levantan para irse. Basil trata de consolar al muchacho, afirmando que Sibyl debe estar enferma y que no debe molestarse, ya que "El amor es algo más maravilloso que el arte" (90), a lo que Henry responde que "los dos son meramente formas de imitación" (90). Dorian está inconsolable. Henry le dice que se anime, ya que "el secreto para mantenerse joven es no tener nunca una emoción que sea impropia" (90).
Los dos hombres se van, y Dorian se fuerza a sí mismo a tolerar el resto de la función. Después, se dirige rápidamente al camarín para enfrentar a Sibyl. Ella está encantada de verlo y sorprendida por su ira, ya que había asumido que él sabría la razón de su terrible actuación. Cuando él exige que le explique por qué actuó mal, ella le dice que, al haberlo conocido, ya no puede creer en el teatro. Antes de conocerlo, dice, "actuar era la única realidad de mi vida (...). Tú viniste (...) y liberaste mi alma de la prisión. Me enseñaste lo que es la auténtica realidad" (91). Después de haber experimentado el verdadero amor, dice, "sería una profanación para mí representar estar enamorada" (92). Dorian está horrorizado y disgustado, y se siente completamente incapaz de seguir amándola. Ella no puede creerlo, y cuando él se aleja ella se tira al suelo, arrastrándose a sus pies. Dorian siente repulsión en lugar de empatía, y la deja sollozando en el suelo.
Extrañamente insensible e incapaz de reconciliarse con el talento perdido de Sibyl y con su inesperada insensibilidad hacia ella, Dorian deambula sin rumbo por la ciudad hasta el amanecer. Regresa a casa, donde se detiene a mirar el retrato de Basil, y se sorprende al descubrir que la expresión facial ha cambiado ligeramente: parece haber "un toque de crueldad en la boca" (94). Se frota los ojos y cambia la iluminación, pero está seguro de que la imagen ha cambiado. La crueldad en la expresión le recuerda su propia crueldad hacia Sibyl, pero se siente a la vez agraviado por la miseria que ella le ha causado con su mala actuación, y se consuela pensando que "las mujeres están mejor dotadas para soportar las penas que los hombres (...). Cuando tienen amantes, es simplemente para tener a alguien y poder hacer escenas. Lord Henry le había dicho eso y Lord Henry conocía lo que eran las mujeres" (95). Incapaz de darle sentido a la transformación de la imagen, se da cuenta, después de mucho reflexionar, que "el cuadro mantenía el secreto de su vida y contaba su historia" (95). Agotado, cubre el retrato y se va a dormir.
Análisis
La relación de Dorian con Sibyl es la primera víctima de la nueva devoción al placer sensual del protagonista, inspirada en Lord Henry. Valorar la belleza artística por encima de todo lo demás le permite a Dorian confundir su amor por el talento actoral de Sibyl con un amor por ella misma. Parece ser la esposa perfecta, porque Dorian cree que ella puede encarnar a todas las heroínas de Shakespeare en un solo cuerpo. De hecho, Dorian le comenta a Basil: "he tenido los brazos de Rosalinda a mi alrededor y he besado a Julieta en la boca" (82). El amor de Dorian parece un medio para escapar de la realidad.
La crueldad resultante de Dorian hacia Sibyl es la primera marca innegable de la corrupción del protagonista y, por lo tanto, causa el primer cambio visible en el retrato. Él considera que el dolor estético causado por su mala actuación está a la par con la devastación emocional que siente Sibyl por su rechazo. Esta creencia está enraizada en el sentimiento expresado por Lord Henry antes de que el trío salga hacia el teatro, cuando dice: "Me gustan las actuaciones. Son mucho más reales que la vida" (85). Esta declaración es una clara indicación de la continua influencia de Henry en Dorian.
Estos sucesos también nos recuerdan la afirmación del prefacio a la versión en inglés de que "Those who go beneath the surface [of art] do so at their peril" ["Aquellos que se sumergen bajo la superficie [del arte] lo hacen bajo su propio riesgo"]. Dorian no está preparado para ver a la persona debajo de la actriz. El prefacio también establece que "It is the spectator, and not life, that art really mirrors" ["es al espectador, y no la vida, lo que el arte realmente refleja"]. Dorian se ve reflejado en la actuación de Sibyl porque es artística, pero una vez que su actuación se ve despojada de su carácter artístico, Dorian ya no puede verse a sí mismo y sus sentimientos por ella desaparecen. Lo que él pensaba que era amor por Sibyl es realmente una forma de vanidad. El dolor que siente al sufrir el pobre desempeño de ella es en realidad el dolor de no ver su propio reflejo.
En el Capítulo VII, Dorian sufre dramáticos cambios de carácter: pasa de amante devoto a amargo crítico de arte, a cruel traidor y, aparentemente, de nuevo a amante devoto. Este cambio final es, sin embargo, superficial. Decide honrar su compromiso y casarse con Sibyl, pero solo cuando se enfrenta a la posibilidad de ver la bella imagen del retrato sucumbir a la degradación. La corrupción del alma de Dorian ha comenzado en serio, como lo refleja el primer cambio visible en el retrato.
Curiosamente, este capítulo marca un punto de inflexión en el relato: el enfoque cambia de Lord Henry a Dorian. Ahora que la influencia de Henry ha comenzado a mostrar sus efectos, la narración ya no parece estar tan interesada en Lord Henry. En este punto, la historia comienza a centrarse únicamente en Dorian como una figura corrompida. Al final del capítulo, cuando Dorian resuelve, sin demasiada convicción, pasar menos tiempo con Lord Henry y casarse con Sibyl, está actuando más por vanidad que por amor o por un verdadero sentido de moral, lo que se pondrá en evidencia cuando el retrato no cambie para mejor. Esta no será la última vez que Dorian sea incapaz de reconocer la vanidad detrás de sus decisiones.