El príncipe le hace creer a los demás que es un descarriado absoluto para brillar cuando decida actuar rectamente (Ironía dramática)
Sobre el final de la segunda escena del primer acto, el príncipe queda solo y realiza un monólogo frente a la audiencia. Afirma que su estilo de vida libertino, en realidad, es parte de una estrategia política. Su idea es que todos lo consideren un mero descarriado para así parecer más virtuoso cuando comience a vivir rectamente.
Esta es una ironía dramática, ya que los espectadores conocen una información que los personajes no.
El príncipe afirma que la hostelera de la taberna con la que Falstaff tiene relaciones es una mujer atractiva (Ironía verbal)
En la segunda escena del primer acto, Falstaff y el príncipe tienen un diálogo jocoso en el que abordan diferentes cuestiones mundanas. Entre otras cosas, Falstaff habla sobre una mujer con la que tiene relaciones. Le pregunta al príncipe: "Dime, ¿no es cierto que mi hostelera de la taberna es una hembra espléndida?" (p. 41). El príncipe le responde: "Dulce como la miel de Hibla"(p. 41), y entonces Falstaff replica: "Pero, rematado burlón, ¿qué significan tus pullas y sarcasmos?" (p. 41). Esta última línea de Falstaff demuestra que el príncipe se expresó irónicamente acerca de la supuesta belleza de la hostelera.
Esta es una ironía verbal, ya que las palabras del príncipe expresan lo contrario de lo que significan literalmente.
El príncipe le dice a Falstaff que se enmienda cuando deja de ser penitente para volverse ladrón (Ironía verbal)
Esta es otra ironía que surge de un diálogo entre Falstaff y el príncipe, quienes precisamente tienen los diálogos más jocosos y cargados de doble sentido dentro de la obra. Falstaff se lamenta de ser un pecador y afirma que cambiará su estilo de vida. Sin embargo, cuando, un instante después, el príncipe le pregunta a dónde irán a robar el próximo botín, Falstaff responde que, sea donde sea, él estará allí. Entonces, el príncipe le dice: "Veo que te enmiendas; de penitente, te conviertes en salteador". Esta también es una ironía verbal. "Enmendarse" literalmente significa mejorar, reparar los defectos. Falstaff, claramente, no se está enmendando al dejar de ser penitente para volverse un ladrón.
Falstaff cree que le robaron unos desconocidos e inventa una historia en la que afirma haberse defendido heroicamente, pero quien le robó fue el príncipe junto a Poins (Ironía dramática)
El príncipe y Poins le juegan una pesada broma a Falstaff. Se disfrazan y le roban el botín que este, a su vez, acababa de robar en un camino. Luego, lo esperan en la Taberna del Cerdo. Falstaff llega y les cuenta una historia absolutamente inventada acerca del robo: les cuenta, entre otras cosas, que fueron cien hombres los que lo atracaron, y que él se batió valientemente contra ellos durante dos horas.
Esta también es una ironía dramática, porque el lector/ espectador sabe lo que sucedió realmente, y conoce el hecho de que el príncipe y Poins también conocen la verdadera historia del robo, y están simulando no saber para burlarse de Falstaff. Es decir, el espectador tiene una información que un personaje, Falstaff, no.