Resumen:
Esperanza renace comienza con la imagen de una niña de seis años, Esperanza Ortega, caminando junto a su padre, a quien llama “Papá”. Los Ortega son una familia de acaudalados terratenientes de Aguascalientes, México. Cultivan una gran variedad de frutas en su enorme granja, El Rancho de las Rosas. Mientras Esperanza y Papá caminan por los viñedos, cuyas uvas aún no han madurado, Papá le explica a su hija que la tierra está viva. Esperanza y Papá acercan sus oídos al suelo para escuchar a la tierra. Ella comienza a sentir el sonido de tres corazones latiendo: el suyo, el de Papá y el del valle.
Pasan seis años, y ahora Esperanza está a sólo tres semanas de cumplir trece. Espera con entusiasmo la celebración, seguramente tan llena de regalos y alegría como sus cumpleaños anteriores. Es época de cosecha en el rancho, y el padre de Esperanza la deja cortar las primeras uvas antes de que los empleados de la familia comiencen con la recolección. Las tres semanas se suceden con rapidez, y Esperanza sigue fantaseando acerca de lo divertida que será la fiesta de cumpleaños en compañía de su mejor amiga, Marisol Rodríguez. También espera con ansias su celebración de los quince, para la que faltan dos años (la famosa fiesta Quinceañera), ya que en ese momento tendrá edad suficiente para casarse.
El día anterior a su cumpleaños, Esperanza se pincha el dedo con la espina de una rosa, que es una señal de mala suerte. Ella y su madre tratan de ignorar el presagio, pero esa noche Papá se demora en volver a casa. Esperanza intenta no preocuparse y decide pasar un rato con su querida Abuelita (su abuela materna). Abuelita propone tejer entre las dos, pero Esperanza se distrae pensando en Miguel, el hijo adolescente de Alfonso, mano derecha de Papá y encargado de los trabajadores de la granja, y Hortensia, ama de casa del rancho.
Esperanza recuerda que tiempo atrás había decidido casarse con Miguel. Ahora, más grande, entiende que debería casarse con alguien proveniente de una “buena familia”. Tener una relación con un miembro del personal sería poco apropiado. Reflexionando, Esperanza descubre que la diferencia entre su estatus social y el de Miguel provocó lentamente una grieta en su vínculo, aunque en el fondo ella desea mantener la cercanía que siempre tuvieron. Al caer la noche llegan al rancho los hermanastros mayores de Papá: Tío Luís, presidente del banco, y Tío Marco, alcalde de Aguascalientes. A pesar de ser familiares, ni a Esperanza ni a su Mamá les agradan los hermanastros de Papá. Esperanza alcanza a ver la inconfundible hebilla de plata del cinturón de Papá en manos de Tío Luís, lo que le da un terrible presentimiento. Nadie conoce el paradero de Papá, pero creen muy probable que haya sido atacado por bandidos.
Luego de un rato, mientras se encienden velas y se rezan plegarias, Alfonso y Miguel regresan con la triste noticia de que Papá ha muerto. Mamá se desmaya y una angustia sin igual invade a Esperanza.
Análisis:
Esperanza Renace está escrita en tercera persona, usando el recurso del narrador omnisciente; la joven Esperanza Ortega es la imperfecta protagonista de la novela. Al finalizar este capítulo, el lector ya tiene una imagen general de los sucesos en la vida de Esperanza. Todos los lujos que podría imaginar están al alcance de su mano, y por lo tanto su perspectiva está llena de ilusión. Sus padres han cumplido con todas las necesidades de Esperanza, cuyo mundo gira en torno a ellos y al rancho familiar. Papá es fuerte, protector por naturaleza, y sus regalos de cumpleaños son muy generosos. Esperanza ve a su Mamá como una hermosa mujer capaz de sanar cualquier herida. Asimismo, su Abuelita posee una sabiduría reconfortante. Gracias a esta fuerte estructura familiar, Esperanza nunca ha pasado momentos de carencia. Pero la repentina muerte de su padre acaba con su inocencia de manera abrupta.
Muñoz Ryan hace crea un contraste entre las inocentes ensoñaciones de Esperanza y ciertos eventos amenazantes que parecen premoniciones del arduo futuro. Mientras recoge rosas para su celebración de cumpleaños, Esperanza se lastima con una espina. Ella sabe que esto es una señal de mal augurio, y enseguida busca la ayuda de Mamá y Abuelita. Aunque ellas intentan confortarla, Esperanza no logra quitarse el presentimiento de que algo malo va a suceder. Poco después llega la noticia del asesinato de su padre.
La ingenuidad de Esperanza es el resultado de su crianza sobreprotegida. Por ejemplo, Esperanza se alegra mucho al comienzo de cada cosecha, pero ni siquiera piensa en el duro trabajo que realizan los empleados de su padre. En cambio, sólo piensa en su futuro festejo de cumpleaños. En este capítulo inicial, Abuelita cumple el rol de cable a tierra: le relata a su nieta las dificultades por las que pasó durante su vida, que constituye un concepto intangible para Esperanza, quien nunca experimentó ninguna necesidad. En esta escena crucial se establece la personalidad de Esperanza previa a la muerte de su padre. La transición que hace nuestra protagonista hasta alcanzar una adolescencia madura y arraigada será el hilo conductor de la novela.
Está claro que la posición social de Esperanza ha influenciado su mirada. Por ejemplo, ella sólo menciona a los trabajadores rurales al pasar. Sin embargo, la relación entre Miguel y Esperanza es muy significativa y compleja. Aunque Miguel pertenece a una clase social más baja, su padre es el mejor y más leal amigo de Papá. Esperanza admite haberle declarado su amor por Miguel antes de comprender las diferencias de estatus que los separan. Una vez que toma conciencia de su posición social más alta, ella entiende que nunca será capaz de casarse con Miguel. Aún más, Esperanza le revela a Miguel, sin querer, sus pensamientos de superioridad, creando una fisura en su amistad, aparentemente irreparable.
Muñoz Ryan también establece el hecho de que Papá tiene una relación especial con la tierra. Papá es dueño del campo en el que se erige El Rancho de las Rosas, pero es muy agradecido y respetuoso con la naturaleza. Esta es una lección que intenta enseñar a Esperanza. Ella escucha la tierra latiendo al mismo tiempo que su corazón y el de su padre, personificando el terreno e ilustrando la conexión que la familia establece con la naturaleza.