El patíbulo (Imágenes visuales, auditivas, gustativas y táctiles)
“Ocupaciones raras” cuenta la historia de una peculiar familia que un día, sin nada que lo amerite racionalmente, decide construir un patíbulo en su casa. La narración de este proceso abunda en imágenes sensoriales, pero estas se presentan particularmente cuando la obra queda finalizada:
A la luz de una lámpara de carburo cenamos en la plataforma, espiados por un centenar de vecinos rencorosos; jamás el lechón adobado nos pareció más exquisito, y más negro y dulce el nebiolo. Una brisa del norte balanceaba suavemente la cuerda de la horca; una o dos veces chirrió la rueda, como si ya los cuervos se hubieran posado para comer. Los mirones empezaron a irse, mascullando vagas amenazas; aferrados a la verja quedaron veinte o treinta que parecían esperar alguna cosa. Después del café apagamos la lámpara para dar paso a la luna que subía por los balaustres de la terraza, mis hermanas aullaron y mis primos y tíos recorrieron lentamente la plataforma, haciendo temblar los fundamentos con sus pasos. En el silencio que siguió, la luna vino a ponerse a la altura del nudo corredizo, y en la rueda pareció tenderse una nube con bordes plateados (p. 423).
Cuando la familia se sienta al final del día para admirar y disfrutar del patíbulo que han construido sin objeto alguno, el narrador describe la escena apelando especialmente a imágenes visuales y auditivas. La escena describe el patio donde se encuentra el patíbulo, mientras los vecinos miran desde la vereda. El lector imagina el roce de la brisa cálida y el temblor de la plataforma bajo sus pies. Además, el patíbulo contrasta con la belleza de la noche de luna llena. Las imágenes visuales están acompañadas por el sonido de las cadenas que chirrían, los aullidos de las hermanas y las murmuraciones de los vecinos.
La belleza de la imagen casi hace perder de vista que lo que han construido no es otra cosa que una horca. De hecho, la luz de la luna alumbra el centro del nudo corredizo y la rueda contrasta con la nube iluminada creando un borde plateado.
Acostarse de espaldas (Imagen táctil)
El narrador de la sección “Ocupaciones raras” compara sus propias sensaciones al costarse de espaldas con la fobia que siente su tía hacia esa posición, en el cuento “Tía explicada o no”:
Para mí, por ejemplo, estar de espaldas me parece comodísimo. Todo el cuerpo se apoya en el colchón o en las baldosas del patio, uno siente los talones, las pantorrillas, los muslos, las nalgas, el lomo, las paletas, los brazos y la nuca que se reparten el peso del cuerpo y lo difunden, por decir así, en el suelo, lo acercan tan bien y tan naturalmente a esa superficie que nos atrae vorazmente y parecería querer tragarnos (p. 430).
En esta cita se describen las sensaciones físicas del personaje al estar en contacto con el colchón o el piso del patio. Mediante variadas imágenes táctiles, se enuncia minuciosamente cómo cada parte del cuerpo toca el suelo y la sensación de comodidad del narrador.
La lluvia (Imágenes visuales y auditivas)
En el texto “Aplastamiento de las gotas” de la sección “Material plástico”, el narrador describe minuciosamente lo que observa en un día de lluvia:
Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol (p. 463).
Las imágenes que dominan este texto son visuales y auditivas. Por ejemplo, describe el cielo “tupido y gris” y menciona el temblequeo de las gotas cuando están a punto de caer. En cuanto a las imágenes auditivas las onomatopeyas describen el sonido de las gotas al caer.
La ciudad (Imágenes visuales, gustativas y táctiles)
El relato “Acefalia” narra la historia de un hombre al que le cortan la cabeza “pero como después estalló una huelga y no pudieron enterrarlo, este señor tuvo que seguir viviendo sin cabeza y arreglárselas bien o mal” (p. 451). Así, a pesar de no tener cabeza, el hombre aprende a percibir la ciudad y estas percepciones se describen vívidamente mediante diversas imágenes sensoriales. Se menciona, por ejemplo, que ve una “piedra era por completo verde y en forma de disco” (ibid.), huele las “frituras originadas en los restaurantes españoles” y toca “un cielo pálido como de amanecer” con “sus propias manos con dedos húmedos” (ibid.).