Resumen
I
La señora Reilly se junta con Claude Robichaux y Santa pero pasa la velada preocupada por su hijo y quejándose por él. Santa nuevamente sugiere enviarlo al Hospital de Caridad, y la idea parece gustarle a la señora Reilly. Para dejar de pensar en Ignatius, deciden ir al cine a ver la nueva película de Debbie Reynolds. Durante el espectáculo, Claude toma la mano de la señora Reilly.
II
Ignatius escribe en su diario sobre su nuevo plan revolucionario: “Yo actuaré como una especie de mentor y guía del movimiento” (2015:273). Está dispuesto a luchar contra la “insípida filosofía de la clase media” (2015:273).
III
La señora Levy ha dejado que el señor Levy devuelva a la señorita Trixie a la oficina de Levy Pants. Allí, el señor González le presenta, a la señorita Trixie y al matrimonio Levy, al nuevo empleado, el señor Zalatino, quien ha reemplazado a Ignatius en el departamento de archivos. Luego, el señor González le da al señor Levy una carta personal del señor Abelman. La carta indica que este está entablando un pleito por calumnias, y le reclama una indemnización de $500.000 al señor Levy, debido a la carta amenazante que ha recibido de su parte. La demanda preocupa profundamente a los Levy, en particular a la señora, que teme que tendrá que recurrir a "rebuscar en los cubos de basura" (2015:278).
Mientras intentan averiguar quién pudo haber escrito la correspondencia calumniosa, el señor Levy recuerda al gran personaje gordo con la gorra verde, a quien recientemente ha despedido, y le pregunta a González su nombre. González responde que se trata de Ignatius Reilly, y el señor Levy lo llama. Pero la madre de Ignatius le dice que su hijo no regresará hasta más tarde.
IV
Ignatius sale del garaje y empuja su carrito por la calle hasta que su rueda se atasca en la ranura de la vía de un tranvía. George, que ha pasado el día esperando la llegada de Ignatius, ofrece su ayuda para levantar el carro, y este acepta. Luego, George le da a Ignatius dos dólares y le pregunta si puede devolverle el favor. Le dice que tiene útiles escolares que necesita entregar, pero que no puede llevarlos a la escuela hasta las 3 p.m. y necesita un lugar donde guardarlos hasta esa hora. Le pide alquilar el compartimento de bollos del carrito a cambio de un par de dólares al día. Ignatius reconoce el engaño de George, pero después de recibir el pago de la primera semana por adelantado, acepta el trato. Luego le arrebata un sobre de la mano y lo abre. Encuentra una fotografía pornográfica de una mujer desnuda sentada junto a un globo terráqueo sobre un escritorio. El rostro de la mujer está cubierto por el libro que está leyendo: La consolación de la filosofía de Boecio. Al ver el libro, Ignatius se intriga por la brillantez y el gusto de la mujer, y decide que necesita encontrarla. Guarda el sobre porque descubre una dirección escrita en el costado.
Ignatius le dice a George que tiene una cita a la que debe atender (se trata de una película que quiere ver) y le pide que atienda el carrito por dos horas. Ignatius menciona que tiene un amigo que trabaja como policía encubierto (el patrullero Mancuso) y esto asusta a George.
Después de la película, Ignatius se dirige a la dirección que encuentra anotada en el paquete de la foto. Se siente defraudado cuando llega a Noche de Alegría. Ve un cartel que anuncia un espectáculo con un pájaro. Allí conversa con Jones y le pregunta si hay una mujer trabajando en el bar que sea "dada a la lectura" (2015:298). Jones responde que sí, considerado que a Darlene le gusta mucho la revista Life, y le dice que si vuelve en unos días podrá ver a Scarlett O´Hara actuar. Jones agrega que Lana estaría de vacaciones e Ignatius le asegura que volverá.
Cuando Ignatius llega a su casa, el señor Levy lo llama por teléfono. Ignatius contesta pero, con un acento falso, dice que el señor Reily se encuentra en el hospital psiquiátrico estatal de Mandeville y le informa que puede visitarlo allí.
Análisis
En el capítulo 11 se acelera el proceso de disolución de la relación estrecha que tienen Ignatius y la señora Reilly. Con la posibilidad de matrimonio entre la señora Reilly y Claude y el plan de internación de Ignatius, la señora Reilly hace movimientos muy claros para desactivar la relación tan dependiente que tiene con su hijo.
La señora Reilly recuerda en el cine el momento de la concepción de Ignatius. Su nacimiento no parece haber sido el resultado de una elección consciente. En cambio, parece haber sido inadvertido y sorprendente. Cuando Santa exclama que el personaje de Debbie Reynolds va a tener un bebé, la señora Reilly se angustia recordando todas las dificultades de su propio hijo. Además, él ahora es un obstáculo para llevar adelante el casamiento con Claude y vivir de su pensión del ferrocarril. Como resultado, comienza a considerar la propuesta de Santa de deshacerse de Ignatius enviándolo al Hospital de Caridad.
La posibilidad de encerrar a Ignatius en un hospital psiquiátrico tiene que ver con sus características excéntricas. Como hemos dicho, la excentricidad y la marginalidad del personaje se vincula en muchos casos con una enfermedad mental. En este capítulo Santa le dice a la señora Reilly: “A ese chico hay que encerrarlo” (2015:265). Es significativo cómo la señora Reilly está obsesionada con su hijo y no puede pensar en otra cosa. El narrador aclara que “durante la mayor parte de la película la señora Reilly pensó en el salario de Ignatius que era más pequeño cada día” (2015:270). Sin embargo, la decisión de internarlo tiene que ver con su deseo de dejar de satisfacer todas las necesidades vitales de su hijo. El hospital tomará todas las responsabilidades que la señora Reilly ha satisfecho durante toda la vida de Ignatius.
Por otro lado, el movimiento de independencia de la señora Reilly la lleva a contemplar la posibilidad de casarse. Su relación con Claude Robichaux aparece mediada por la cuestión económica. Santa ayuda a su amiga a averiguar la situación financiera del pretendiente. Le pregunta: “¿De dónde sacas tú tanto dinero, Claude?” (2015:266). Luego mira “de reojo a la señora Reilly” (2015:267), buscando su complicidad, cuando él contesta que cobra una pensión y es propietario de varias viviendas. El matrimonio con Claude representa una especie de salvación económica para la señora Reilly, pero también funciona como un movimiento de independencia respecto a su hijo: en lugar de sostenerlo económicamente, pasará a ser sostenida por un hombre.
Por otra parte, el matrimonio Levy expone los componentes de una relación violenta. Ante la posibilidad de la demanda, la señora Levy se preocupa por perder todas sus posesiones materiales y amenaza a su marido: “Verás cuando Susan y Sandra se enteren de esto” (2015:280). Se vuelve evidente cómo intenta subordinar a su esposo. Él se muestra atemorizado por ella; dice: “Si esa mujer tuviera un cuchillo, en este momento tendría que estar llevándote al hospital” (2015:275).
También es interesante la relación que Ignatius quiere forjar con la modelo de la foto pornográfica. Significativamente, lo primero que llama la atención de Ignatius de la imagen no es el cuerpo desnudo de la mujer sino la presencia del libro de Boecio. Lo primero que dice es: “¿Puedo creer lo que estoy viendo? Qué inteligencia. Qué buen gusto. Dios santo” (2015:290). Es evidente que se siente más atraído por la mente y el intelecto de la mujer que por su cuerpo. A lo largo de la novela, Ignatius ha sido retratado como un personaje asexual que incluso se disgusta por el sexo. Por ejemplo, en una escena sexual en el cine, reacciona espantado: “Me dan náuseas. ¿No puede alguien de la cabina de proyección cortar la corriente? ¡Por favor!” (2015:293). Además, ha rechazado los avances de Myrna Minkoff en la universidad y grita de repulsión al leer las numerosas referencias sexuales en sus cartas. En este capítulo, es sorprendente que muestre una atracción hacia la mujer desnuda en las fotografías que le entrega George y que quiera buscarla. Sin embargo, su atracción se basa en su aprecio inmediato por el libro que está leyendo, no por el factor erótico de la imagen. Además, no logra identificar a Lana Lee como la modelo de la fotografía.
Por último, aunque Ignatius es definido como un personaje marginal, presenta varios rasgos que no se distancian de los estilos de vida de la sociedad moderna. Por ejemplo, su misoginia es un rasgo muy popular en las costumbres del siglo XX. Al ofenderse por una escena sexual en el cine, Ignatius grita: “¡Asquerosa! ¿Cómo se atreve a pretenderse virgen? Con esa cara de degenerada. ¡Viólala!” (2015:292). Su misoginia, es decir, su odio por las mujeres, se expresa en el juicio negativo que ejerce sobre la mujer de la película. Aunque tanto un varón como una mujer están teniendo relaciones sexuales, Ignatius condena a la mujer e incluso incita a la violencia en contra de ella. En la misma línea, luego dice: “A esa mujer habría que azotarla hasta que perdiera el conocimiento” (2015:293).