Resumen
I
El señor Levy va a Levy Pants a buscar su correo personal. Luego de conocer al nuevo empleado, Ignatius, el señor González le dice que uno de los distribuidores, Mercancías Generales Abelman, está quejándose porque el último lote de pantalones tiene solo sesenta centímetros de largo. El señor González le asegura al señor Levy que le escribirá a Abelman y resolverá el asunto.
Una vez que el señor Levy se va y el señor González se dirige a la fábrica, Ignatius escribe él mismo una carta para Abelman. Afirma que, “para lograr que Levy Pants triunfase, el primer paso sería aplicar mano dura a sus detractores” (2015:97). La carta es descortés, provocadora y poco profesional. Los amenaza: “Si vuelve usted a molestarnos, señor, sentirá el morder del látigo en sus hombros repugnantes” (2015:98).
II
En Noche de Alegría, Lana habla con Jones para intentar descubrir por qué algunos oficiales de policía han ido a revisar el bar. En realidad, lo que Lana se pregunta es “quién habría dado el soplo a la policía” (2015:99).
III
La señora Reilly no puede creer que Ignatius tenga un trabajo. Santa Battaglia -la tía del patrullero Mancuso- la llama por teléfono y le cuenta que, en el mercado, un hombre ha preguntado por ella.
IV
La Mansión Levy es la casa del señor y la señora Levy ubicada en la costa. Es una casa “sensualmente confortable” (2015:103), lujosa y llamativa. La señora Levy se queja por el modo en el que su marido no hace crecer la empresa que ha heredado de su padre; le dice que lo está humillando. El señor Levy contesta que su padre ha sido un “miserable y un mezquino” (2015:104) que jamás ha oído sus sugerencias. Expresa sus deseos de vender la empresa y mudarse a Miami.
V
Ignatius comienza a escribir el “DIARIO DE UN JOVEN TRABAJADOR, O ADIÓS A LA HOLGANZA” (2015:107). Describe sus experiencias en su entrada al mundo laboral en el siglo XX. Expresa algunas de las innovaciones que lleva a Levy Pants. Por ejemplo, decide llegar una hora tarde al trabajo porque se encuentra “muchísimo más reposado y fresco” (2015:108), y describe a la señorita Trixie como a una criatura sabia que sabe mucho pero usa su vejez como fachada.
Análisis
En el cuarto capítulo se presenta con mayor profundidad el tipo de relación que tiene el matrimonio Levy, el espacio laboral de Levy Pants y el vínculo entre el señor Levy y la empresa familiar. En este sentido, el tema del sueño americano es relevante. Mientras la sociedad estadounidense de la época enfatiza la riqueza financiera como un objetivo central, y el trabajo duro como el medio primordial para lograrlo, tanto Ignatius como el señor Levy atacan estas nociones. Ignatius es la antítesis del trabajo duro. Su innovación para la empresa supone llegar tarde para descansar mejor y tirar el material amontonado a la papelera para no tener que ordenarlo. Sus modificaciones son motivadas por sus deseos de trabajar lo menos posible. Simultáneamente, el personaje del señor Levy ofrece una crítica a la idea de que la riqueza material es el objetivo final que los hombres deben alcanzar. Aunque vive una vida con lujos y comodidades, y luego de haber alcanzado la cúspide a la que aspira la mayor parte de la sociedad, se muestra como un personaje resentido y superficial que no logra disfrutar de la vida. Profesionalmente tiene una empresa que detesta y que evita activamente, y en su casa vive con su mujer, a quien considera “no gratificante” (2015:106), y que constantemente lo reprende por ser un fracaso. Esta situación sugiere que la riqueza no es sinónimo del éxito o de la felicidad.
La crítica al sueño americano en esta novela se realiza de modo irónico. El relato del primer día laboral de Ignatius y el artículo que escribe sobre su entrada al mundo laboral en el siglo XX es risible para cualquier lector que conozca lo que implica trabajar en una oficina. Ignatius destina toda una mañana a escribir un cartel con su nombre y su superior, el señor González, no lo reprende. En cambio, halaga el cartel y dice que “le da cierto tono a la oficina” (2015:92). Luego, cuando Ignatius comenta que ha visto una rata en la oficina y que le ha parecido “que lo más razonable era esperar a que se saciase” (2015:92), su jefe de nuevo acuerda con él, “temblando ante la perspectiva de un accidente laboral” (2015:92). Se sugiere con sutileza que el señor González va a tolerar cualquier comportamiento de Ignatius.
Los comentarios ridículos de la señorita Trixie contribuyen a crear un humor sin sentido. Confunde reiteradamente a Ignatius con Gloria y en una situación, cuando intenta ayudarlo a pararse luego de una caída al piso, se cae encima de Ignatius y continúa llamándolo Gloria.
En el cuarto capítulo aparece también el tema de la excentricidad y marginalidad de Ignatius. Es interesante cómo el protagonista firma el artículo de su diario como “Darryl, vuestro Chico Trabajador” (2015:110). Este cambio de nombre le permite crear un personaje que se diferencia de sí mismo. Por ejemplo, dice: “no puedo soportar a los que actúan cobardemente ante la injusticia social. Creo en un compromiso audaz e implacable con los problemas de nuestra época” (2015:109). Este razonamiento no tiene coherencia con el modo egocéntrico e individualista que tiene Ignatius. La falta de cohesión en el discurso puede pensarse como un síntoma de su enfermedad mental. Significativamente, luego de escribir ese artículo, Ignatius piensa que “quizás pudiera hacer algo con los obreros de la fábrica que dejara a Myrna como una reaccionaria en el campo de la acción social. Tenía que demostrar su superioridad a aquella mozuela ofensiva” (2015:110). Lo que lo motiva a realizar un gesto por otros no surge de un interés altruista, sino de una competencia con su ex pareja. Una vez más, se expone la obsesión que tiene el protagonista con su ex-novia.