El cura (Símbolo)
El cura es más que un personaje molesto: representa la futilidad de la fe frente a la invasión marciana. El carácter mezquino del cura, su falta de interés en colaborar con el narrador y, en última instancia, su queja constante hacia la realidad que le toca vivir y que solo puede considerar un castigo divino hacia los pecadores pone de manifiesto la incapacidad de los sistemas religiosos de dar respuestas frente a la calamidad que se cierne sobre el mundo. Mediante este personaje, Wells simboliza la vacuidad del discurso religioso y su incapacidad para responder a las problemáticas de su tiempo. Finalmente, la muerte del cura en manos de los marcianos es la última muestra de que la religión fracasa ante el caos de la invasión.
El artillero (Símbolo)
Otro personaje que se transforma en un símbolo de su profesión es el soldado del cuerpo de artillería. En la segunda parte del libro, este personaje ha desarrollado un plan de acción para derrotar a los marcianos, pero solo se queda en un montón de ideas que es incapaz de ejecutar y poner en movimiento. Finalmente, el narrador y el lector comprenden que se trata de un charlatán, una persona incapaz de ejecutar por sí mismo lo que se propone. En este sentido, el artillero es tanto un símbolo del fracaso de los planes del ejército inglés, y de cualquier forma de resistencia contra los invasores por medio de la fuerza como de la estrechez mental de los soldados, capaces de seguir órdenes pero no de desarrollar planes efectivos por su cuenta.
Los animales (Motivo)
La novela contiene abundantes referencias metafóricas que equiparan al ser humano con otros animales. El simbolismo se hace evidente cuando se piensa el desarrollo de la raza humana en comparación con los marcianos: los pobres seres humanos son para los marcianos lo mismo que las bestias menores, como las hormigas, son para los humanos. Por ejemplo, el protagonista menciona la extinción de los dodos ante la llegada de los conquistadores europeos al océano índico para ilustrar el proceso que los humanos atraviesan ante la llegada de los marcianos. La otra comparación recurrente equipara a los humanos con las hormigas, cuyos hormigueros pueden ser destruidos fácilmente de un pisotón: con esa misma facilidad los marcianos han destruido la ciudad de Londres.
Los cráteres (Símbolo)
Los cráteres que producen los cilindros marcianos al impactar contra la Tierra sirven como símbolo del círculo de la vida. Los marcianos emergen de ellos luego de un periodo de gestación, como un bebé que abandona el vientre materno. Tras su exposición a las bacterias que causan sus muertes, aquellas criaturas regresan enfermas a los cráteres, donde mueren y transforman dichas estructuras en sus tumbas.
Los marcianos (Símbolo)
Los propios marcianos funcionan como el símbolo más importante: la novela fue escrita durante un periodo de gran inestabilidad política en Europa, que era mucho más aterradora para un visionario como Wells, quien había llegado a la conclusión de que la revolución industrial generaría armamentos bélicos mortíferos que las naciones utilizarían para establecer su dominio. La invasión marciana puede verse como un símbolo de cualquiera de las potencias europeas luchando por expandir sus territorios. Al mismo tiempo, los marcianos que buscan colonizar la Tierra para explotar sus recursos también funcionan como una crítica evidente a Gran Bretaña en el auge de su poder colonial.