Podemos decir que La imaginación sociológica, publicada en 1959, es la declaración de C. Wright Mills sobre el deber ser de la ciencia social y sobre el bien que puede producir. En este sentido, es un libro polémico, porque ofrece una visión de la sociología que pone en cuestión otras perspectivas. Mills piensa que la sociedad contemporánea se caracteriza por la crisis institucional y por el confinamiento de las personas, por lo que sostiene que una imaginación sociológica puede contribuir a resolver estos problemas.
Mills escribe en una época en la que la sociología todavía es una disciplina relativamente nueva en Estados Unidos. No todas las universidades tienen un departamento de sociología, y no es hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando se la empieza a considerar una parte central del sistema académico. Esto hace que los sociólogos de entonces debatan activamente sobre cómo hacer sociología, cuáles son sus alcances e implicancias, y qué significa estudiar a la sociedad.
La imaginación sociológica de Mills es un importante punto de inflexión en esta historia. Por un lado, resume las tendencias de la sociología hasta su época, por lo que proporciona un estudio del pasado mientras establece relaciones con los principales pensadores sociológicos de la primera mitad del siglo XX. Por otro lado, el libro ofrece un programa para el futuro de la sociología. Su legado puede juzgarse, en parte, por la influencia que ha tenido en los sociólogos de la segunda mitad del siglo XX. En 1998, la Asociación Internacional de Sociología elige La imaginación sociológica como el segundo libro más importante de la sociología de los últimos cien años.
En un principio, cuando se publica la primera edición, La imaginación sociológica es muy leída pero poco apreciada. Muchos sociólogos piensan que es más una obra periodística que sociológica. Otros cuestionan el libro porque rechazan la política radical de Mills, o porque no les agrada el estilo arrogante y sabelotodo del autor. Esto se evidencia, particularmente, en pasajes en los que Mills realiza comentarios sarcásticos sobre otros pensadores.
Mills muere poco tiempo después de publicada La imaginación sociológica, de un ataque al corazón, a los cuarenta y cinco años, por lo que no vive lo suficiente como para defender sus ideas. Sin embargo, la obra es un testimonio de la fuerza de sus ideas, que han vivido en la imaginación de sus lectores hasta el presente.