El existencialismo es una corriente filosófica que se desarrolló fundamentalmente durante el siglo XX, con filósofos como Martin Heidegger, Karl Jaspers, Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, entre otros. El existencialismo sostiene que la existencia precede a la esencia, y que la realidad está antes del pensamiento, así como la voluntad se antepone a la inteligencia. En ese sentido, esta corriente filosófica rechaza cualquier tipo de propósito existencial que no tenga que ver, justamente, con la existencia en sí misma. De esta forma, los pensadores existencialistas concentraron sus estudios en la condición humana, la libertad individual y el sentido de la vida en general. Para llevar a cabo este análisis, los existencialistas sostienen que el punto de vista del pensamiento filosófico debe posicionarse en el individuo y sus experiencias.
En el postulado pronunciado por Jean Paul Sartre "La existencia precede a la esencia", lo que advertimos es que para el existencialismo no hay una naturaleza humana que determine a las personas, sino que son sus acciones las que definen la construcción individual de su identidad. Con respecto a esto, el existencialismo defiende que cada individuo es libre y plenamente responsable de sus actos, lo que hace surgir la necesidad de una ética de la responsabilidad individual. El existencialismo, de alguna manera, busca romper con la idea de una "esencia humana" arbitraria para desprender al individuo de falsas categorías o estereotipos y atribuirle mayor independencia y libertad. En ese sentido, podríamos decir que el existencialismo intenta interrumpir la inercia de ciertos prejuicios y moralismos que la humanidad viene arrastrando a lo largo de toda su historia y le otorga al individuo la capacidad de definirse a partir de sus actos.
Jean Paul Sartre es uno de los mayores exponentes del existencialismo, y su novela filosófica La náusea refleja varios de los postulados que componen esta corriente filosófica.
