La generación del 60, a menudo denominada "generación del postboom", en relación con el Boom latinoamericano, tiene características distintivas que dan cuenta de una profunda transformación en la concepción de la realidad y la expresión literaria con respecto al movimiento anterior. Los jóvenes escritores de esta época, entre ellos Cristina Peri Rossi, marcados por la crisis sociopolítica de los años 60 en Uruguay y toda Latinoamérica, comienzan a componer en sus textos una nueva realidad, heterogénea e inestable, en la que la fantasía y la subjetividad no son elementos discordantes, sino interdependientes y esenciales.
La rebeldía de estos escritores se manifiesta en su rechazo a la convención realista tradicional que había dominado la literatura uruguaya durante años. Esta rebelión, alimentada por la curiosidad y la necesidad de explorar lo inédito en lo real, conduce a formas de vanguardia más amplias y libres. Se niega la limitación impuesta por normas formales heredadas, dando paso a la libertad creadora y a la aspiración de una renovación literaria significativa. La experimentación libre se traduce en la mezcla de formas poéticas y, en el caso de Peri Rossi, de géneros; por el uso de un lenguaje coloquial, y por la introducción de temas polémicos o provocativos.
Según Ángel Rama, influyente crítico literario, ensayista y sociólogo también uruguayo, la escritura de estos nuevos narradores construye un discurso apocalíptico sobre el poder. Refleja diversas formas en las que el poder se ejerce, que se extienden a áreas más allá de lo sociopolítico, y abordan también, de manera vanguardista para su época, temas como la familia, el lenguaje y la sexualidad. Peri Rossi, reconocida militante de izquierda y feminista, explora, sobre todo, estos dos últimos espacios en buena parte de su literatura.
La generación del 60 se caracteriza, a nivel temático, por su compromiso social, que coexiste con el interés por la calidad artística de sus obras. A diferencia de sus antecesores, el peso del localismo y el costumbrismo, que aún se mantenía en algunos escritores exponentes del Boom, va cediendo paso a una literatura que tiende a la universalización: la legibilidad universal es una de las metas primordiales. Por ejemplo, si bien “Los extraños objetos voladores”, contenido en Los museos abandonados, transcurre en el campo, no se encuentra en absoluto atestado de jerga campechana, terminología del agro o localismos rioplatenses.