Resumen
Capítulo 15
El narrador brinda un poco de información sobre el pasado de Mr. Collins. Debido a la combinación de un "padre avaro y sin cultura" y la inesperada buena fortuna de encontrar a lady Catherine como patrocinadora, Collins es a la vez demasiado humilde y completamente engreído. Su intención al ir a Longbourn es "compensar" la herencia casándose con una de las hijas de Bennet. Aunque inicialmente se siente atraído por Jane a causa de su belleza, Collins cambia su atención a Elizabeth después de enterarse por Mrs. Bennet que Jane podría estar pronto comprometida.
Mr. Collins se une a las damas en un paseo a Meryton. En el camino, se encuentran con Mr. Denny, un oficial que Lydia y Kitty conocen. Él les presenta a Mr. Wickham, un apuesto y encantador nuevo miembro del regimiento. Mientras las partes están conversando, Bingley y Darcy pasan y saludan. Elizabeth se da cuenta de que Darcy y Wickham se sienten extremadamente incómodos el uno con el otro. Enseguida, Bingley y Darcy continúan su camino. Una vez que el grupo llega a la casa de los Phillips, Mr. Denny y Mr. Wickham se despiden. En el interior, Jane presenta a Mr. Collins y Mrs. Phillips, y ésta promete invitar a cenar a toda la familia la noche siguiente. Planea invitar también a Mr. Wickham.
Capítulo 16
La narrativa cambia a la cena en la casa de los Phillips la noche siguiente. Antes de la cena, Mr. Collins elogia a Lady Catherine y su mansión, Rosings, al hablar con Mrs. Phillips, que se muestra impresionada. Durante la cena, Elizabeth crea una impresión muy favorable de Mr. Wickham, y conversa largamente con él durante toda la noche. Además de disfrutar de su encantador coqueteo, Elizabeth quiere investigar la animosidad que observó entre él y Darcy. Wickham plantea el tema preguntándole cuánto tiempo ha estado Darcy en el área. Cuando Elizabeth confiesa que Darcy no le agrada, Wickham hace que evita el tema, pero cambia de opinión rápidamente y narra su historia.
Wickham es el hijo de uno de los sirvientes de Pemberly, la propiedad de la familia Darcy. El padre de Wickham fue un sirviente leal durante muchos años, por lo que el padre de Mr. Darcy le legó al joven Wickham una cómoda vida en su testamento. Sin embargo, Darcy hizo caso omiso de la promesa de su padre tras la muerte del anciano y le dio la herencia de Wickham a otra persona. Wickham cree que los celos de Darcy surgieron al observar el afecto del anciano Darcy por el joven Wickham. Para castigar a su rival, Darcy sometió cruelmente a Wickham a vivir una vida de pobreza (contra los deseos de su difunto padre).
Indignada, Elizabeth sugiere que Darcy sea públicamente deshonrado, pero Wickham se niega a hacerlo por respeto al padre del hombre. Juntos, critican el orgullo de Darcy. Wickham le explica que Darcy sólo es generoso con su dinero cuando trata de evitar deshonrar a la familia. Además, le cuenta que Darcy es muy íntimo y protector con su hermana menor, Georgiana Darcy, e insinúa que él mismo fue muy cercano a la chica. Wickham también le dice a Elizabeth que Lady Catherine de Bourgh es la tía de Mr. Darcy, y que se espera que Mr. Darcy se case con la joven Miss De Bourgh para unir las fortunas de las dos familias.
Capítulo 17
Al día siguiente, Elizabeth le cuenta a Jane sobre su conversación con Wickham, pero Jane se niega a pensar mal de Wickham o de Darcy. En cambio, asume que simplemente debe haber un malentendido entre ellos. Mr. Bingley y sus hermanas anuncian un baile e invitan a la familia Bennet. Mr. Collins les informa a los Bennet que él también planea asistir al baile, y le pide a Elizabeth que le reserve los dos primeros bailes. Ella está decepcionada porque esperaba bailar con Wickham, pero le concede el favor a su primo. Posteriormente, Elizabeth se da cuenta de que Mr. Collins la está considerando como esposa y trata de ignorar sus insinuaciones con la esperanza de desalentarlo.
Capítulo 18
Llega la noche del baile de Netherfield, y Elizabeth se prepara con mucho cuidado para la ocasión. Sin embargo, está decepcionada al descubrir que Wickham no está allí. Asume que ha evitado el baile debido a la presencia de Darcy. Después de contarle a Charlotte Lucas sobre su decepción, Elizabeth sufre sus dos bailes con el embarazoso Mr. Collins. Después, Mr. Darcy le pide un baile a Elizabeth y ella está tan sorprendida que acepta.
Mientras baila con Mr. Darcy, Elizabeth le dirige comentarios sarcásticos burlándose de su carácter. Alude a su nueva relación con Wickham e insinúa que sabe acerca de la magnitud de su mal comportamiento. Sir William Lucas los interrumpe brevemente, pero Elizabeth pronto dirige la conversación hacia la admisión de Darcy, en una ocasión previa, de su tendencia al resentimiento. Después del baile, parten en silencio. Darcy culpa a Wickham para sus adentros.
Mientras tanto, Jane le ha informado a Caroline Bingley sobre la nueva relación de Elizabeth con Wickham. Caroline le advierte a Elizabeth que no confíe en él. De hecho, insiste en que fue Wickham quien maltrató a Darcy y no al revés. Elizabeth reacciona de manera grosera, rechazando la sugerencia. Jane agrega que Bingley cree que Wickham es el villano de la situación, pero Elizabeth también lo niega: concluye que debe estar ciego frente a la verdad a causa de su amistad con Darcy.
Mr. Collins se entera de que Darcy es el sobrino de lady Catherine. Se presenta a Darcy a pesar de las advertencias de Elizabeth de que está sobrepasando sus límites sociales. Si bien su efusiva presentación sorprende a Darcy, éste responde cortésmente antes de irse. A lo largo de la tarde, Jane disfruta de la compañía de Bingley, y Elizabeth se regocija al observar la alegría de su hermana. Mrs. Bennet está encantada con la relación y habla en voz alta e incesantemente sobre la posibilidad de un compromiso. Elizabeth está particularmente mortificada de que Mr. Darcy esté lo suficientemente cerca como para escuchar el balbuceo de su madre.
Después de la cena, Mary acepta una invitación para tocar el piano y cantar, ignorando las insinuaciones de Elizabeth, que le sugiere negarse a hacerlo. Después de la segunda pieza, Elizabeth convence a su padre para que le impida a Mary continuar. Mr. Collins pronuncia luego un discurso sobre la importancia de la música, pero se asegura de insistir en que es inferior a otras obligaciones clericales. Elizabeth se avergüenza completamente de la conducta de su familia a lo largo de la noche. Al final del baile, Mrs. Bennet invita a Bingley a cenar en Longbourn, y él promete ir en cuanto regrese de un corto viaje a Londres.
Capítulo 19
Al día siguiente, Mr. Collins le propone matrimonio a Elizabeth en un largo y pomposo discurso. Le explica que es apropiado que alguien en su momento de la vida se case, y que quiere casarse con una de las hermanas Bennet para compensar la herencia. Elizabeth rechaza la propuesta de Collins en términos muy claros, pero Mr. Collins se niega a creerle. Verbaliza su creencia de que la negativa inicial de ella es simplemente una formalidad de coquetería femenina. Elizabeth repite y fortalece su postura, pero cuando Collins continúa negando su sinceridad, simplemente abandona la sala.
Capítulo 20
Cuando Mrs. Bennet se entera por Mr. Collins de que Elizabeth se ha negado a casarse con él, le pide a Mr. Bennet que la obligue a cambiar de opinión. Mr. Bennet acepta hablar con Elizabeth, pero en realidad le dice que se niega a verla casada con alguien como Mr. Collins. Mrs. Bennet, sin embargo, no se da por vencida, y continúa discutiendo con Elizabeth sobre el asunto. En medio de toda esta confusión, Charlotte Lucas viene de visita. Finalmente, Mr. Collins acepta la negativa de Elizabeth.
Capítulo 21
Mr. Collins trata a Elizabeth con frialdad el resto del día, y transfiere su atención hacia Charlotte Lucas.
Después del desayuno, las muchachas Bennet caminan juntas hacia Meryton. Mientras están allí, Elizabeth habla con Wickham, y él acompaña al grupo de regreso a Longbourn, prestando especial atención a Elizabeth durante la caminata. A su regreso a casa, Jane encuentra una carta de Caroline Bingley. Ella le escribe que toda la familia Bingley se ha ido a Londres, y que no tienen intención de regresar por al menos seis meses. La carta también revela la expectativa de la familia de que Mr. Bingley se case con Georgiana Darcy, implicando que no quieren que se case con Jane.
Elizabeth intenta consolar a Jane asegurándole que Caroline está tratando de manipular a su hermano para evitar que se case con una mujer socialmente inferior. Elizabeth está segura de que Bingley regresará a Netherfield.
Capítulo 22
Durante el resto del día, Charlotte conversa con Mr. Collins. Está claro que ella está solicitando deliberadamente su interés. Temprano a la mañana siguiente, Mr. Collins camina hacia la morada de los Lucas para proponerle matrimonio a Charlotte. Ella acepta, y sir William y Lady Lucas aprueban el partido. Mr. Collins abandona Longbourn al día siguiente sin informar a los Bennet sobre su compromiso. Sin embargo, promete misteriosamente regresar pronto, permaneciendo ajeno a la sarcástica insistencia de Mr. Bennet de que no hay ningún apuro.
Más tarde ese día, Charlotte le cuenta a Elizabeth sobre su compromiso. Elizabeth se sorprende, pero trata de ser amable en su reacción. Sin embargo, está muy descontenta con la decisión de Charlotte, ya que piensa que el partido es completamente inadecuado. Está decepcionada de que su amiga se case por razones tan materialistas.
Capítulo 23
Poco después de que Charlotte comparta la noticia de su compromiso con Elizabeth, sir William Lucas llega a Longbourn para hacer el anuncio oficial. El resto de la familia Bennet se sorprende, y Mrs. Bennet está absolutamente incrédula. Una vez que finalmente acepta la verdad, Mrs. Bennet se enoja con Elizabeth por haber dejado ir a un posible marido. Con el tiempo, Elizabeth y Charlotte ya no discuten el tema del matrimonio, y su amistad se va diluyendo. Mientras tanto, Jane y Elizabeth se preocupan por la falta de correspondencia de Mr. Bingley.
Finalmente, Mr. Collins regresa a Longbourn para hacer los preparativos para su matrimonio. Los Bennet no están especialmente contentos de verlo, y agradecen que pase la mayor parte de su tiempo en la casa de los Lucas.
Análisis
Los importantes temas del orgullo y el prejuicio se destacan en estos capítulos a medida que surge el conflicto entre las familias en Hetfordshire. En particular, la asociación de Elizabeth con Mr. Wickham revela la profundidad de su prejuicio y su ceguera ante este defecto. Confiada en su astucia como jueza de carácter, Elizabeth se forma rápidamente una opinión favorable del encantador y apuesto Mr. Wickham. Sin embargo, el orgullo de Elizabeth es tan fuerte que no puede ver hasta qué punto su atracción por este apuesto extraño ha dado forma a su evaluación inicial de él. Además, aunque Elizabeth critica a menudo a otras mujeres por su estupidez, demuestra ser también propensa a comportamientos superficiales, como cuando pasa mucho tiempo preparándose para el baile de Netherfield porque espera encontrar a Wickham allí.
Wickham infla inadvertidamente el orgullo de Elizabeth al corroborar su opinión de Darcy. Ella cree fácilmente en la descripción de Wickham de la naturaleza siniestra y mezquina de Darcy porque confirma su primera impresión de él, y porque se siente atraída por Wickham. Sin embargo, desde un punto de vista objetivo, el comportamiento de Wickham demuestra que no es confiable. Por un lado, él saca el tema de Darcy para luego afirmar que no quiere hablar de Darcy cuando no le corresponde, supuestamente por respeto al padre de éste. Sin embargo, pronto le confiesa a Elizabeth, a quien acaba de conocer, una gran cantidad de información no solicitada. Más adelante en la novela, Elizabeth recuerda esta escena y reconoce en retrospectiva todas las inconsistencias de Wickham. Se da cuenta de que le creía porque quería.
Elizabeth deja que su prejuicio contra Darcy influya en su comportamiento. Es abiertamente cruel con él en el baile de Netherfield. Un lector objetivo puede ver que Darcy está intentando trascender las limitaciones de su propio orgullo al pedirle a Elizabeth un baile. Ella pertenece a una clase más baja y él sabe que sus sentimientos no son socialmente "apropiados" y, sin embargo, los complace. No obstante, Elizabeth no puede (o no quiere) ver esto, y le hace comentarios sarcásticos mientras bailan, insinuando que Darcy se portó mal con Wickham.
Después de su baile, Elizabeth tiene dos ocasiones (en su conversación con Caroline primero y con Mr. Bingley después), para cuestionar sus suposiciones sobre Darcy, pero se niega a hacerlo. Darcy, por otro lado, se niega a dejar que el desprecio de Elizabeth hacia el orgullo de él influya en sus sentimientos por ella. En cambio, la perdona en silencio y asume (correctamente) que Wickham debe ser el culpable de la desinformación. Una vez más, Elizabeth critica irónicamente a otros (los Bingleys) por ser influenciados por prejuicios personales (su amistad con Darcy), mientras que, de hecho, sus propios prejuicios contra Darcy y la atracción que siente por Wickham impiden que la verdad salga a la luz para ella. Como nota al margen, los lectores podrían verse confundidos por la naturaleza de estos bailes que permitían a sus invitados conversar largamente. En estas fiestas de la clase alta, cada ronda de baile duraba varias piezas musicales. La coreografía era formal y coherente en cada evento, por lo que los bailarines experimentados podían hablar fácilmente mientras se encontraban en la pista de baile.
Las interacciones sociales en el baile de Netherfield introducen a los lectores contemporáneos a las formalidades de la sociedad inglesa de principios del siglo XIX. En general, el rango y la riqueza desempeñaban el papel más crucial en la formación de las relaciones sociales. Elizabeth es muy consciente de estas convenciones sociales y se siente avergonzada por la falta de decoro de su familia a lo largo de la noche. Austen parece alineada con Elizabeth en su vergüenza, lo que podría ser una prueba del conservadurismo de la autora. Dicho esto, Austen parece poner un mayor énfasis en la conducta personal que en la clase social. El orgullo de Darcy es tan poco halagador como la insensatez de Mrs. Bennet, lo que indica que el mal comportamiento no conoce límites de clase. En última instancia, Elizabeth (y, por lo tanto, Austen) no juzga a su familia por su comportamiento en tanto ha transgredido las normas del decoro, sino porque lo han hecho de manera tan tonta.
Del mismo modo, la repentina partida de los Bingley parece ser una de las conspiraciones de Caroline Bingley. Austen deja en claro que Jane y Bingley se quieren mutuamente, pero también es realista en cuanto a las posibilidades que su unión habría enfrentado. Elizabeth afirma que Bingley debió haber sido empujado a abandonar la compañía de Jane, probablemente debido al estatus social de los Bennet. Austen cree claramente que el amor puede trascender las rígidas separaciones de clase. Pinta un retrato desfavorable de individuos obsesionados con la clase (como Caroline), que manipulan el amor para imponer esas rígidas separaciones.
Mr. Collins encarna la crítica de Austen del matrimonio como un contrato sin amor. Su mecánica propuesta de matrimonio a Elizabeth parece más apropiada para un acuerdo comercial que una declaración de amor (y recuerda la primera línea de la novela). Collins comienza su propuesta enumerando las razones prácticas de un matrimonio con Elizabeth: el consejo de Lady Catherine, su deseo de hacer las paces con los Bennet y las expectativas de su profesión. Sólo después de terminar la lista menciona su consideración por Elizabeth. También muestra su profunda falta de conciencia de sí mismo (o su orgullo) al negarse a aceptar la negativa de Elizabeth. Decide ver sus repetidos rechazos como una demostración de su naturaleza, tímida y femenina, en lugar de enfrentar la verdad sobre sí mismo. Si bien su torpe propuesta carece por completo de amor o romance, Collins habla con sinceridad sobre sus razones para casarse, por lo que sirve como portavoz de las críticas de Austen al sistema.
Algunos críticos creen que la representación de Austen de Mary Bennet es en sí misma una crítica a la presión que tenían las mujeres para casarse. Mary es despreciada repetidamente por irrelevante, como cuando Elizabeth y Mr. Bennet le impiden tocar el piano. A lo largo de la novela, Mary sólo aparece para proporcionar un momento de alivio cómico antes de regresar a sus estudios. Debido a que Mary es la menos "casable" de las hermanas Bennet, su insignificancia en la novela parece ser un comentario sobre la importancia del matrimonio en la definición de una mujer. Mary se ha excusado de las presiones maritales: parece totalmente desinteresada en ellos. Es posible que sea una clave para la propia Austen, la hermana estudiosa y amante de los libros. Si esta interpretación es válida, proporciona una posible ilustración de las simpatías de Austen.
Elizabeth y Charlotte son mejores amigas, a pesar de sus diferentes opiniones sobre el matrimonio. Sin embargo, cuando esas ideas se traducen en acciones, se distancian. Cuando Charlotte acepta la propuesta de Mr. Collins, Elizabeth no puede entenderla. De hecho, juzga a su amiga tan severamente que se aleja de ella. Por otro lado, Austen enmarca la situación de Charlotte con empatía. Debido a que carece de una fortuna independiente, Charlotte debe casarse bien para mantener su cómodo estilo de vida. "Aun cuando no tenía un alto concepto de los hombres ni del matrimonio, éste había sido siempre su mira, además de ser la única aspiración honrosa de una joven bien educada y con escasa fortuna; y aunque no era seguro que proporcionase dicha, constituía el más grato refugio contra la necesidad".
Austen utiliza la visión pragmática del matrimonio de Charlotte como contraste con la decisión de Elizabeth de casarse por amor. Charlotte actúa como prototipo de una joven típica de clase alta en la época de Austen, mientras que Elizabeth es la excepción. Ella está dispuesta a sacrificar la seguridad de estar cómodamente casada por la esperanza de obtener una felicidad mayor casándose con alguien a quien ama realmente. El hecho de que Elizabeth logre casarse con un hombre a quien ama, y que éste además sea rico, no quita la desafortunada realidad que lleva a Charlotte a su elección. En este punto de la novela, Austen presenta una posible tragedia: con Bingley desaparecido, Jane Bennet puede verse obligada a hacer un compromiso similar para encontrar un marido.