La pobreza de la florista
En el primer acto, una didascalia describe el aspecto de la pobre florista que luego se convertirá en la heroína de la obra: "Su traje modesto está bastante ajado. Su calzado se halla en mal estado. Su tez atestigua el efecto continuo de la intemperie" (Acto I, p. 19).
El aspecto de Elisa cuando se aparece en casa de Higgins
En el segundo acto, Higgins y Pickering conversan cuando llega Elisa, la florista que tropezó con ellos la noche anterior, decidida a tomar clases de fonética para convertirse en una vendedora en una tienda de flores. Su aparición sorprende al resto de los personajes, en parte por el extraño vestuario de la muchacha, que evidentemente quiso arreglarse para la situación.
La didascalia detalla en imágenes cómo es que Elisa está "vestida de gala", configurando una figura desconcertante por lo patética y por su "inocente presunción":
su peinado está muy cuidado. Su falda de percal, cuidadosamente remendada, está casi limpia. Lleva una blusa color chillón que revela a primera vista que más bien que de los talleres de alguna gran modista, procede de una prendería. Lo que más llama la atención es un sombrero de paja con tres plumas de avestruz: amarilla, azul oscuro y colorada (p. 31).
El agotamiento de Elisa
El acto cuarto se inicia con la entrada de Higgins, Pickering y Elisa luego de la exitosa presentación de la muchacha en sociedad. Mientras los hombres festejan que el "experimento" haya terminado, la muchacha padece la indiferencia de estos. En tanto está callada, su sufrimiento solo es detectable por su aspecto y expresión, aclarados en didascalias por medio de imágenes: "Está cansada. Su palidez contrasta fuertemente con sus ojos y sus cabellos negros, y su expresión es casi trágica" (Acto IV, p. 69).
La elegancia de Mr. Doolittle luego de heredar una fortuna
En el quinto acto, Mr. Doolittle se presenta en casa de Higgins para reprocharle que, gracias al comentario que él le hizo a Wannafeller, heredó su fortuna y pertenece a la clase alta. La elegancia de su nuevo status se describe, al mismo tiempo, en didascalias, por medio de imágenes: "Lleva un elegantísimo chaqué negro, un chaleco blanco conmovedor y pantalones color avellana. En el ojal, una flor; un sombrero hongo flamante y botas de charol relucientes" (Acto V, p. 79).