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¿Qué características del Modernismo no aparecen reflejadas en la obra modernista de Machado?
El Modernismo de Machado, fundamentalmente, carece del culturalismo y el refinamiento aristocrático que caracteriza a los autores más representativos de este movimiento como, por ejemplo, Rubén Darío o Juan Ramón Jiménez. Son pocas las palabras “cultas” que pueden encontrarse en los poemas del autor. La poesía de Machado es, en comparación con la típica poesía modernista, sencilla de leer. Su complejidad no se encuentra en el uso de palabras o referencias cultas, sino en la profundidad de su reflexión. La simpleza de su lenguaje es un punto fundamental para comprender la popularidad de la poesía machadiana.
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¿Cómo aparece evocada la infancia en la poesía de Machado?
La infancia en Machado tiene la particularidad de no aparecer como un momento de la vida que se recuerda con nostalgia, enmarcado en el pasado, sino como un momento que perdura en el presente. En toda la poesía de Machado, el pasado se superpone con el presente. Su infancia, por lo tanto, vive en la adultez del yo lírico. Ambos tiempos coexisten en él.
El ejemplo más claro de esto se ve en "Es una tarde cenicienta y mustia". En este poema, el yo lírico se siente atravesado por una angustia de la que no reconoce su origen, hasta que detecta que dicha angustia está ligada a su compañera de la infancia. El tiempo vivido en su niñez sigue generando sentimientos en el adulto. Estos sentimientos no tienen una jerarquía inferior a los sentimientos del presente. Tienen el mismo peso, la misma existencia. El yo lírico de Machado no es uno en su presente: es el que fue y el que es, en simultáneo.
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¿Qué tipo de poesía es la más importante a nivel histórico dentro de la obra de Machado?
Los poemas existenciales son los que distinguen a Machado y le dan el status de gran poeta, aún hoy, a más de ochenta años de su muerte. Sin menospreciar el resto de su obra, enfocada en otros temas u otros subgéneros poéticos, es en la poesía machadiana acerca de la tensión existente entre la vida y la muerte; la multiplicidad de “caminos” que recorre cada individuo durante su vida; la búsqueda constante de la salvación y de la verdad (encarnadas en Dios); donde se encuentra el mejor Machado, el que marcará a generaciones de poetas durante su vida y tras su muerte.
Esto se debe a que, en la poesía existencial, Machado desarrolla ampliamente su pensamiento filosófico particular, y lo explaya en versos de enorme profundidad, aunque sin perder en ningún momento la simpleza en su expresión, permitiendo así que los lectores no especializados puedan acceder a su poesía. El poema "Caminante, no hay camino" es, probablemente, el mejor ejemplo de esta combinación entre simpleza y profundidad filosófica.
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¿Cómo aparece representado el amor en la poesía del autor?
En la obra de Machado, el amor aparece atravesado por la reflexión, la melancolía e, incluso, la tristeza. La amada suele estar ausente y es idealizada, así como también el sentimiento amoroso aparece como un sentimiento divino. El amor, además, se presenta como imposible. Ya sea en aquellos poemas en los que la amada está ausente (que son los más, como por ejemplo, "Canciones a Guiomar"), como también en los poemas en los que la amada está presente (como, por ejemplo, "Arde en tus ojos").
Un valor distintivo de la poesía machadiana de amor es la combinación exacta entre tristeza y esperanza. Si bien sus poemas suelen estar atravesados por la reflexión melancólica y la tristeza, siempre aparece una esperanza como un rayo de luz que le otorga optimismo a su poesía. Por ejemplo, en "Amada, el aura dice...", el yo lírico acepta que sus ojos no volverán a ver a su amada, pero su corazón sigue esperando el reencuentro, como si este pudiera suceder fuera del plano terrenal, una vez que ambos mueran.
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¿Cómo aparece evocado Dios en los poemas existencialistas del autor?
La figura de Dios es fundamental dentro de la poesía existencialista de Machado. Esta poesía parte de la concepción filosófica de que el sujeto no es uno, sino que es múltiple. Durante su existencia y los múltiples caminos que va recorriendo, el yo todo el tiempo deja de ser quien es para convertirse en alguien nuevo.
Si bien esta idea puede ser tomada como un canto a la libertad y a la construcción de un destino no prefijado, lo cierto es que el yo lírico siente un gran desasosiego. Precisa encontrar una certeza, algo que no mute constantemente y pueda contenerlo. Esto se ve claramente en el poema "Es una tarde cenicienta y mustia", en donde afirma que mientras va cambiando su ser (se compara con un perro vagabundo, con un niño perdido, con un lunático) lo único que hace, en realidad, es buscar a Dios entre la niebla.
Es importante destacar, además, que ese Dios no está, en ningún momento, ligado al Dios católico. Incluso, en su poema "Saeta popular", el yo lírico de Machado afirma que no le rinde culto al Jesús que está en la cruz, sino a aquel que estuvo en la tierra y en la mar.