Poemas de Antonio Machado

Poemas de Antonio Machado Resumen y Análisis Poemas sobre la guerra

Resumen

“Meditación del día”

El yo lírico, en una tarde silenciosa de Valencia, piensa en la guerra. Describe poéticamente su advenimiento, su modo de atravesar toda España. Finalmente, piensa en España como una tierra que fue enteramente “vendida”. Los veinte versos del poema están agrupados en una sola estrofa. Son octosílabos, y tienen rima asonante. El poema está incluido en el libro La guerra publicado en el año 1937.

“De mar a mar entre los dos la guerra”

El yo lírico está separado de Guiomar, su amada, a causa de la guerra. Cada uno ha quedado refugiado en un lugar diferente, mirando también hacia diferentes mares. Este poema es un soneto: está dividido en cuatro estrofas, las dos primeras de cuatro versos y las dos últimas de tres versos. La métrica es endecasílaba y su rima es consonante. El poema está incluido en el libro La guerra publicado en el año 1937.

“Otra vez el ayer”

El yo lírico recuerda su Sevilla natal. Se lamenta de que está dejando de pertenecerle y pasará a manos ajenas, ya que “alguien” la vendió. Este poema también es un soneto y está incluido en el libro La guerra publicado en el año 1937.

“La muerte del niño herido”

El yo lírico describe a un niño herido que está en su cama padeciendo fiebre. Su madre lo cuida, intenta consolarlo y hacerlo dormir. Mientras, afuera, un avión merodea el cielo de la ciudad. Finalmente, el niño muere. Este poema también es un soneto y está incluido en el libro La guerra publicado en el año 1937.

“El crimen fue en Granada”

Este poema está dedicado a Federico García Lorca. Describe el momento en que este fue asesinado en su tierra natal, Granada, por un pelotón franquista durante la Guerra Civil Española. El poema tiene, mayormente, la forma de un soneto, aunque algunos de sus versos son heptasílabos en lugar de endecasílabos. Está incluido en el libro La guerra publicado en el año 1937.

Análisis

A diferencia de las poéticas de Machado analizadas en las secciones previas, la poesía ligada a la guerra no atraviesa toda su obra, sino que aparece en un momento histórico puntual, el momento en el que se desata la Guerra Civil Española, en el año 1936.

En su obra previa, Machado prácticamente no había abordado este tema. Cabe recordar que su producción poética comienza en 1907. Es decir, Machado es coetáneo a la Primera Guerra Mundial, que empieza en 1914. Sin embargo, esta solo aparece mencionada en un poema del autor, “España en paz”, escrito precisamente en 1914. En dicho poema, el yo lírico dice: “¡Señor! La guerra es mala y bárbara; la guerra/ odiada por las madres, las almas entigrece/ mientras la guerra pasa, ¿quién sembrará la tierra?/ ¿Quién segará la espiga que junio amarillece?” (p. 121).

Una explicación lógica a la ausencia de referencias a la Primera Guerra Mundial en la obra de Machado puede encontrarse en el título del poema citado: “España en paz”. España, efectivamente, fue uno de los países europeos que se declaró neutral en este conflicto internacional y, por ende, no sintió con tanta violencia el impacto de la muerte y el horror, como sí lo sintieron otros países.

Todo lo contrario sucede con la Guerra Civil Española que, lógicamente, lleva el horror y la muerte a la nación ibérica. La Guerra Civil Española se desencadena tras el fracaso de un golpe de estado perpetrado por las fuerzas armadas, lideradas por el General Francisco Franco, contra la Segunda República el 17 y 18 de julio de 1936. La defensa, en primera instancia, exitosa de la Segunda República, instó a la Alemania nazi y la Italia fascista a apoyar militarmente a las fuerzas armadas lideradas por Franco (denominadas “falangistas”).

La guerra finaliza en 1939, con la victoria de los falangistas (las víctimas se calculan entre las 500.000 y el millón de personas). Francisco Franco presidirá España desde ese año hasta su muerte en 1975. El enfrentamiento entre los republicanos y los falangistas puede resumirse como una lucha entre aquellos que avalaban y sostenían los ideales democráticos (los republicanos), y aquellos que sostenían los ideales fascistas (los falangistas).

Antonio Machado es un republicano desde la primera hora. Cuando se desata la guerra tiene una posición política firme y clara. Sin embargo, ya tiene 65 años y sufre problemas de salud. Su acción combativa no está en el frente de batalla: está en su literatura. Aquel poeta modernista que, en 1907, publicaba sus primeros poemas privilegiando la intimidad y los sentimientos del yo, e incluso desdeñando las condiciones materiales (políticas y sociales) que lo rodean; 30 años después, impulsado por las condiciones exteriores, dedica sus versos a representar los horrores y estragos de la guerra. Estos versos, precisamente, aparecen publicados en 1937, en un poemario denominado La guerra. En dicho poemario, además de poemas, el autor publica textos críticos y reflexivos, en prosa, acerca de la Guerra Civil Española.

Ahora bien, el hecho de que dedique sus versos a representar la guerra, a capturar lo que sucede en el mundo exterior, no conduce a Machado a dejar de lado la importancia de la intimidad y la representación de los sentimientos del yo lírico, que caracterizan su obra. Incluso, el autor en gran parte de estos poemas, toma como punto de partida la intimidad del yo para abordar desde allí el tema de la guerra.

Por ejemplo, en “Otra vez el ayer”, el yo lírico comienza evocando su Sevilla de la infancia, como si el recuerdo lo invadiera: “La fruta de oro, al levantar la mano/ el puro azul dormido en la fontana// Mi Sevilla infantil, ¡tan sevillana!/ ¡Cuál muerde el tiempo tu memoria en vano!” (p. 250). Luego de plantear el sentimiento nostálgico, luego de partir desde lo íntimo, el yo lírico aborda la guerra: “No sabemos de quién va a ser mañana// Alguien vendió la piedra de los lares/ al pasado teutón, al hambre mora/ y al ítalo las puertas de los mares” (p. 250).

La idea de que España está siendo vendida por el franquismo durante la guerra es recurrente en estos poemas de Machado. Aquí, la piedra de los lares representa, a través de una sinécdoque, a Sevilla. El “pasado teutón” alude a Alemania, mientras que “el ítalo” alude, por supuesto, a Italia. Como hemos dicho, Franco recibió apoyo tanto de la Alemania nazi de Hitler como de la Italia fascista de Mussolini. En relación al “hambre mora”, lo más probable es que Machado aluda a los marroquíes, ya que la falange recibió el apoyo de 80.000 soldados de esa nación.

En el poema “Meditación del día” también aparece la idea de que España está siendo vendida. Los últimos versos dicen: “Pienso en España vendida toda/ de río a río, de monte a monte/ de mar a mar” (p. 253). En “Meditación del día”, al igual que en “Otra vez el ayer”, primero aparece planteada la interioridad del yo lírico, y luego se aborda el tema de la guerra. Siguiendo el estilo de sus poemas acerca de España, Machado construye un yo estático que contempla la tarde valenciana: “Frente a la palma de fuego/ que deja el sol que se va (…)// mientras Valencia florida/ se bebe al Guadalaviar (…)// pienso en la guerra…” (p. 253).

Es interesante destacar que la mayor parte de los poemas sobre la guerra fueron escritos por Machado desde Valencia. El poeta, por su seguridad, había sido trasladado junto a su familia desde Madrid hacia Rocafort (municipio de Valencia) por la Alianza de Intelectuales (grupo de intelectuales republicanos). Valencia fue uno de los últimos lugares que ocupó el franquismo antes de declararse vencedor en la disputa. Para entonces, Machado, ya se había exiliado a Francia, donde moriría al poco tiempo de finalizar la guerra.

En “Meditación del día” puede apreciarse cómo, desde Valencia, Machado percibe el acercamiento inevitable de la ofensiva franquista, de la guerra: “La guerra viene como un huracán/ por los páramos del Alto Duero/ por las llanuras de pan llevar/ desde la fértil Extremadura/ a estos jardines de limonar” (p. 253).

En “De mar a mar entre los dos la guerra” también tiene importancia la ubicación del yo lírico en Valencia. Desde allí, este observa el mar. Su amada, Guiomar, también mira el mar, pero no el mismo mar. He aquí otro punto biográfico interesante: Guiomar es el apodo que Machado le pone a su amada de la vida real: Pilar de Valderrama. Cuando Machado escribe este soneto, ella está refugiada en Estoril, Portugal. Valencia tiene salida al Mar Mediterráneo, mientras que Estoril tiene salida al Océano Atlántico. Precisamente, así comienza este soneto: “De mar a mar entre los dos la guerra/ más honda que la mar. En mi parterre/ miro a la mar que el horizonte cierra./ Tú, asomada, Guiomar, a un finisterre” (p. 249). El Mar Mediterráneo se encuentra, justamente, en medio de tierras (de allí que sea descripto por el yo lírico como “cerrado” por el horizonte); mientras que el Océano Atlántico al que mira Guiomar no tiene fin.

En este soneto también el yo lírico pone como punto de partida una emoción íntima, la separación con su amada, y a partir de ella, se refiere a la guerra que es, en definitiva, lo que los mantiene separados. Este es, incluso, un poema que puede encuadrarse tanto dentro de la poesía de Machado relacionada con la guerra, como dentro de la poesía amorosa del autor: “La guerra dio al amor el tajo fuerte./ Y es la total angustia de la muerte/ con la sombra infecunda de la llama” (p. 249).

Así como en “Otra vez el ayer” y en “Meditación del día”, en este soneto, el yo lírico reflexiona desde una posición estática. Por un lado, esto puede relacionarse con la situación biográfica de Machado, quien estaba a merced de los acontecimientos de la guerra, sin tener otra posible acción que escribir acerca de ella, y escapar cuando así fuera necesario. Por otro lado, es interesante conectar este estatismo del yo lírico con lo que Machado hace en sus poemas acerca de España, analizados previamente. En definitiva, estos poemas también son sobre su tierra natal, y la búsqueda del poeta es similar: intentar fijar imágenes, como si fueran cuadros, de España, aunque en este caso acosada por el fuego, por “la sombra infecunda de la llama”. Ya no es la España de la naturaleza deslumbrante o de los colegiales al salir de clases, es la España del horror la que intenta inmortalizar Machado a través de sus versos.

En contraposición a estos poemas estáticos, que parten desde la intimidad del yo lírico, hay una gran cantidad de poemas escritos en tercera persona. En estos, Machado no toma como punto de partida una emoción del yo, sino que intenta documentar poéticamente los horrores de la guerra desde un punto de vista “objetivo”, como si fuera un observador. Por ejemplo, en “La muerte del niño herido”, Machado narra el momento específico en el que muere el niño, lo que le dice la madre, las pequeñas acciones que suceden dentro del cuarto, los ruidos del afuera, el avión amenazante: “-Duerme, hijo mío.- Y la manita oprime/ la madre, junto al lecho. ¡Oh, flor de fuego! (…)// fuera, la oronda luna que blanquea/ cúpula y torre a la ciudad sombría./ Invisible avión moscardonea” (p. 249).

Algo interesante en relación a este poema es que no se termina de dilucidar si el niño fue herido en alguna circunstancia de la guerra como, por ejemplo, un bombardeo; o si el niño está herido por otra cosa, y la guerra provoca su muerte porque no pueden asistir al hospital, ya que la ciudad está sitiada. El “invisible avión” es el símbolo de esto último.

Estos poemas se caracterizan por tener mucha acción, como si fueran pequeñas situaciones teatrales (todo lo contrario al estatismo que hemos analizado previamente). Lo mismo podemos advertir en el poema “El crimen fue en Granada”: “Mataron a Federico/ cuando la luz asomaba./ El pelotón de verdugos/ no osó mirarle la cara” (p. 252).

En relación a este poema, es fundamental destacar su anclaje histórico. “El crimen fue en Granada” está dedicado por Machado a Federico García Lorca y, efectivamente, narra el momento en el que este fue asesinado por los falangistas. Machado y García Lorca se conocieron en 1916 en Baeza, y a partir de allí forjaron una amistad atravesada por la admiración mutua. García Lorca, republicano como Machado, fue asesinado en 1936 en Granada, su tierra natal, a la que había regresado desde Madrid para visitar a su familia. El informe de la Jefatura Superior de Policía de Granada, que salió a la luz recién en 1965, afirma que Lorca fue condenado por ser socialista, masón y homosexual. El poema de Machado, como se advierte en los versos citados, construye una escena en la que los soldados falangistas tienen vergüenza de lo que están haciendo. No son siquiera capaces de mirar a Lorca en el momento en el que lo fusilan.

De este modo, Machado escribe un poema que es una suerte de homenaje a su amigo y, al mismo tiempo, de documento acerca de los horrores perpetrados por el franquismo durante la Guerra Civil Española.