Altavoz o Narrador, y Punto de Vista
La mayoría de los poemas están desarrollados a través de la voz de un yo lírico en primera persona, aunque hay algunos que están en tercera persona.
Forma y Medidor
La poética de Mistral no tiene una forma o una métrica regular. Hay sonetos, poemas con versos heptasílabos, octosílabos, poemas con rima consonante, asonante o con rima libre.
Metáforas y Símiles
El tono trágico y existencialista predomina en gran parte de la obra de Gabriela Mistral. En los poemas dedicados a la muerte de la madre de la autora, ese tono aparece aún más exaltado. Esto se ve con claridad en las siguientes metáforas pertenecientes al poema “Nocturno de la consumación”, de la sección “Muerte de mi madre”, que se encuentra en el poemario ‘Tala’:
Hace tanto que masco tinieblas,
que la dicha no sé reaprender;
tanto tiempo que piso las lavas
que olvidaron vellones los pies (’Tomo I’, p. 327).
He aquí tres metáforas. La primera, “masco tinieblas”, expresa la idea de que el yo lírico vive sumido en la tristeza y en la oscuridad, alimentándose de ella. La segunda metáfora, “tanto tiempo que piso las lavas”, sugiere el dolor al que se encuentra expuesto, el cual asume la forma de un dolor físico insoportable. El último verso transmite metafóricamente que por haber estado tanto tiempo expuesto al dolor, ya no siente nada.
Otra característica de la poesía de Mistral es la constante alusión a elementos de la naturaleza para expresar sentimientos o estados humanos. Veamos dos símiles al respecto:
Y en la angustia, sus músculos se hienden, sufridores.
Cada surco en la carne se llena de terrores.
Se hiende, como la hoja de otoño, al Señor fuerte (“El pensador de Rodin”, ‘Tomo I’, p. 51).
Cruz que ninguno mira y que todos sentimos,
la invisible y la cierta como una ancha montaña:
dormimos sobre ti y sobre ti vivimos;
tus dos brazos nos mecen y tu sombra nos baña (“La cruz de Bistolfi”, ‘Tomo I’, p. 52).
En el primer ejemplo, el yo lírico compara la entrega de ‘El pensador’ al Señor con una hoja de otoño que, de manera pasiva, acepta su muerte. En el segundo, para demostrar la importancia que tiene la cruz en los creyentes compara su presencia con la de una ancha montaña.
Aliteración y Asonancia
En el poema “Meciendo”, primero del libro ‘Ternura’, encontramos los siguientes versos: “Oyendo a los mares amantes / mezo a mi niño”. (’Tomo II’, p. 31). Aquí hay una aliteración a partir de la repetición de la letra ‘m’.
Por otro lado, muchos de los poemas de Mistral poseen rimas asonantes. Por ejemplo:
Guiños le hace la alameda
con sus dedos amarillos
y tras de ella vienen nubes
en piruetas de cabritos…
La cigarra, al mediodía,
con el frote le hace guiño
y la maña de la brisa
guiña con su pañalito (“La tierra y la mujer”, ‘Tomo II’, p. 32).
Irony
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Genero
Poesía.
Ajuste
Si bien no es posible contextualizar todos los poemas en un lugar y tiempo determinados, lo cierto es que muchos de ellos se sitúan en territorio chileno, priorizando diferentes paisajes de la naturaleza andina.
Tone
El tono oscila entre lo existencialista y lo trágico. También encontramos casos en los que predomina un tono infantil, sobre todo en aquellos textos que tematizan la infancia.
Protagonista y Antagonista
El protagonista es el yo lírico. No encontramos un antagonista en específico.
Conflicto Principal
No hay un conflicto único que atraviese la poesía de Mistral, pero podría afirmarse que el dolor existencial por la propia muerte y la de otros seres queridos es el conflicto que aparece con mayor frecuencia en sus poemas.
Climax
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Presagio
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Atenuación
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Alusiones
En la obra aparecen múltiples alusiones a diferentes esculturas, pinturas y poemas de la cultura universal. Por ejemplo, en ‘Desolación’ aparece un poema llamado “El pensador de Rodin”, que alude a la escultura ‘El pensador’ de Auguste Rodin, y otro llamado “La cruz de Bistolfi”, que alude a una escultura de Leonardo Bistolfi. Por otro lado, las alusiones a diferentes pasajes y personajes de la ‘Biblia’ son frecuentes en toda la obra de la autora: “Al oído de Cristo” y “Ruth” son dos ejemplos de este tipo de alusiones.
Metonimia y Sinecdoque
En su poética, Gabriela Mistral utiliza frecuentemente tanto la metonimia como la sinécdoque para romper con la literalidad y darle un vuelo poético, incluso, a las expresiones más simples. Veamos primero un ejemplo de metonimia. En el poema “Desvelada” del poemario ‘Desolación’, el yo lírico dice:
Como soy reina y fui mendiga, ahora
vivo en puro temblor de que me dejes,
y te pregunto, pálida, a cada hora:
‘¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te alejes!’ (’Tomo I’, p. 156).
En este caso, la metonimia se encuentra en el término “temblor” que reemplaza al “miedo”. Lo que la voz quiere expresar es que se encuentra todo el tiempo atemorizada de ser abandonada por su amado. Lo expresa metonímicamente reemplazando al temor por su consecuencia que es, precisamente, el temblor del cuerpo.
Veamos ahora un ejemplo de sinécdoque. En el poema “Manitas” del mismo poemario, el yo lírico dice:
Manitas de los niños,
manitas pedigüeñas,
de los valles del mundo
sois dueñas (’Tomo I’, p. 103).
Durante todo este poema, la bondad y la indefensión del niño se expresa a través de la sinécdoque “manitas”. Es decir, se alude a dicha cualidad del niño a través de una parte de su cuerpo. Se trata de un sinécdoque del todo por la parte, puesto que no son sus “manitas” las “pedigüeñas”, sino los niños.
Personificación
En el poema “La noche” del poemario ‘Ternura’, Mistral realiza dos personificaciones en los siguientes versos:
Por que duermas, hijo mío
el camino enmudeció:
nadie gime sino el río;
nadie existe sino yo (’Tomo II’, p. 41).
En primer lugar, se personifica al camino, que enmudece cual persona; en segundo lugar, se personifica al río, que aparece dotado de la cualidad de gemir.
Hyperbole
Dentro del tono trágico y exaltado que caracteriza gran parte de la obra de Mistral es recurrente el uso de la hipérbole. En el poema “Balada”, perteneciente al poemario ‘Desolación’, el yo lírico afirma haber visto a su amado junto a otra mujer, y entonces lanza la siguiente hipérbole: “Él irá con otra / por la eternidad” (’Tomo I’, p. 158). La exageración, en este caso, refuerza el dolor que siente la voz lírica, quien, en paralelo, parece quedar ‘eternamente sola’.
Onomatopoeia
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