Paul piensa en su hogar y lo que solía escribir. Escribir ahora poemas y obras teatrales es algo completamente irreal para él. No hay ninguna conexión para él o para cualquiera de los hombres más jóvenes con sus lugares de origen. Los hombres de más edad tuvieron vidas a las que retornaran, pero para Paul y sus compañeros, no existe nada a lo cual volver porque su vida porque no ha comenzado todavía. Sus vidas están vacías, pero no son tristes.
Seguimiento del Tema: Aislamiento 1
Paul sabe que Muller siente mucha simpatía por Kemmerich. Él realmente se preocupa por él. Sin embargo, todos entienden que Kemmerich ya no puede usar más las botas, y Muller las quiere porque ya no tienen ninguna razón. Como soldado raso, sería mejor que él las consiguiera antes que un enfermero en el hospital. "Hemos perdido todo el sentido de otras consideraciones, porque son artificiales. Sólo los hechos son reales e importantes para nosotros. Y las buenas botas son difíciles de encontrar". Capítulo 2, pág. 21 Paul rememora cuando por primera vez se enrolaron, cuando eran jóvenes e inocentes. Ellos eran románticos y no tenían planes reales para el futuro. Eran sólo unos muchachos. Pero, al final de su entrenamiento, el ejército y los ejercicios les habían quitado su inocencia. Solo había herramientas, no héroes, e incluso los ejercicios que aprendieron durante el entrenamiento eran en su mayoría sin importancia.
Seguimiento del Tema: Inocencia Perdida 3
Al inicio de su formación, Paul Kropp, Muller, y Kemmerich fueron asignados al pelotón Nº 9, donde su comandante era el Cabo Himmelstoss, un hombre pequeño que era un oficial estricto y malo. Antes de incorporarse al ejército, era sólo un cartero. Himmelstoss era especialmente malo con los muchachos, obligándolos a hacer todo tipo de ejercicios ridículos para destrozar sus espíritus. Él forzó a Paul a hacer cosas como la limpieza de la Sala de Reuniones de los Cabos con un cepillo de dientes. Los hizo limpiar la nieve con una escoba de mano y un recogedor en el pleno frío hasta que un oficial superior lo detuvo. Fueron muchos los maltratos diversos que cometió con los hombres. Finalmente, Paul y Kropp se rebelaron contra él y se negaron a seguir sus órdenes. Después de eso, él los insultó y los llamó cerdos, pero su poder había terminado. A través de todo el período de formación, su maltrato hizo a los muchachos duros y malos, pero les dio un sentido de camaradería que hizo que las trincheras de la guerra real pudieran resistir al ataque.
Seguimiento del Tema: Compañeros 2
Paul visita nuevamente a Kemmerich la mañana siguiente. Más heridos atiborraban el hospital. Kemmerich ahora sabe que su pie ha sido amputado. Paul intenta alentarlo, pero Kemmerich sabe que va a morir. Le entrega a Paul sus botas para que se las dé a Muller. Paul permanece con él, triste de que alguien que creció con él esté muriendo en forma tan horrible. Ha visto la muerte antes, pero es más duro cuando se trata de un viejo amigo. Kemmerich se desvanece lentamente, apenas habla. Finalmente, cuando comienza a morir, Paul corre a buscar un médico. El médico lo deriva a un enfermero porque no tiene tiempo para ver a Kemmerich. El enfermero indiferentemente le dice a Paul que Kemmerich es el decimoséptimo hombre que muere ese día. Paul toma sus cosas y sale. En su camino de regreso al campamento, él siente la brisa en su rostro y comienza a correr, enojado por la muerte de Kemmerich, pero feliz de estar él vivo. En el campamento, le da las botas a Muller, y beben ron y té.