El fuego en “Todos los fuegos el fuego” (Símbolo)
El fuego en este cuento es el elemento que aglutina las dos historias paralelas que se van aproximando lentamente hasta yuxtaponerse. Hay muchos símbolos que se atribuyen al fuego. En este caso, tiene que ver con la esencia de la vida, con las pasiones, con lo que permanece continuo aunque muchos siglos separan a los protagonistas de las distintas historias. El fuego es la pasión que envuelve a los personajes del cuento y los lleva a la destrucción.
"La salud de los enfermos" en “La salud de los enfermos” (Motivo)
El título del cuento se basa en un proverbio latino, salus infirmorum, que suele encontrarse en hospitales católicos. Cortázar utiliza la ambigüedad de esta frase para echar luz sobre cómo la familia se vuelve esclava de la puesta en escena que ha armado para cuidar a “mamá” y cómo este accionar se aparta de cualquier idea occidental de salud. La idea sobre quién está sano y quién enfermo persiste durante todo el cuento.
Las guirnaldas en “El otro cielo” (Símbolo)
Las guirnaldas representan el relato del narrador, su escritura. Se mencionan varias veces en las estadías del narrador en París. El protagonista describe las guirnaldas de la Galérie Vivienne, en su primera mención al otro cielo: "ese mundo que ha optado por un cielo más próximo, de vidrios sucios y estucos con figuras alegóricas que tienden las manos para ofrecer una guirnalda" (1996:591). Las guirnaldas se trenzan mediante avanza la acción y,, también la construcción de su otro cielo.
Significativamente, el narrador resalta que en el espacio de la Ciudad de Buenos Aires no aparece este símbolo: "mientras llovía en el otro mundo, el del cielo alto y sin guirnaldas de la calle" (1996:593). La guirnalda se exhibe en el mundo ensoñado y de alguna manera "escrito" por el narrador, no en el espacio terrenal de Buenos Aires, el trabajo en la bolsa, Irma y la rutina.