Resumen:
"Croquis en la arena" es también un poema en prosa. Está fechado en Mar del Plata (Argentina) en octubre del mismo año que el anterior. El poeta describe un paisaje de playa, un ambiente de veraneo. De nuevo se trata de una enumeración de situaciones e imágenes, que se representan como si se sucedieran y superpusieran frente a los ojos del poeta, como en una foto panorámica.
Análisis:
"Brazos. / Piernas amputadas. / Cuerpos que se reintegran. / Cabezas flotantes de caucho". El poeta enumera fragmentos corporales, dando una impresión un tanto tétrica a la representación visual de un paisaje donde los cuerpos se recortan, superpuestos, por estar semienterrados, semitapados o situados a distintas alturas de la perspectiva del poeta, como si se le dificultara la visión de la imagen completa mientras observa la escena de la playa.
Como se ha mencionado, el poemario entero sostiene la construcción de la sensación de que la realidad es una superposición fragmentada de estímulos e imágenes que compiten, se interrumpen y colisionan. Este poema no es la excepción: el poeta enumera fracciones pequeñísimas y detalladas de la escena: "La sombra de los toldos. Los ojos de las chicas que se inyectan novelas y horizontes. [...] Sirvientas cluecas. Sifones irascibles, con extracto de mar". Una vez más, como en el poema que abre la edición, el mar aparece como protagonista del relato.
Existe un elemento que produce especial desconcierto a lo largo de esta producción: si bien trae al imaginario un paisaje agradable, apacible (como es una situación de playa, con calor, sol y mar), la mayoría de las imágenes que construye para describirlo son, cuanto menos, inquietantes. Empezando por el ya citado "piernas amputadas", desde la apertura se elige un adjetivo casi peyorativo para referirse a la acción del sol: "empolvada". Luego, en el cuarto párrafo, refiere a que "las chicas" se "inyectan novelas y horizontes", eligiendo así un verbo más bien violento para referirse a una escena que podría ser plácida. Del mismo modo, continúa luego con "sifones irascibles" y "el vuelo destrozado de un pedazo blanco de papel". El poema va construyendo un devenir irritante o violento de una escena pretendidamente placentera, lo que nos lleva a comprender, desde la perspectiva del poeta, el cierre final al grito de "¡BASTA!", resaltado desde la tipografía.
El poema cierra, además, con una comparación: "como en el circo". Esta frase da lugar a la idea de que el panorama observado puede ser, también, visto o interpretado como una representación, como la puesta en escena del divertimento de la población en la playa o el lugar de veraneo. La perspectiva del poeta sería, en este sentido, la de un observador que es parte de la audiencia de un público, hacia quien estaría dirigido el espectáculo montado. O sea, el yo lírico observa por fuera de la escena. Además, esta intención de presentar al grupo humano como si fuera una puesta en escena, sumado a la narración de un espacio supuestamente idílico mediante imágenes mórbidas, colabora a cierto engranaje que tiene como fin el extrañamiento del lector para con la escena, casi típica y varias veces representada, de la multitud en la playa. La modernidad aparece, una vez más, como un artificio caótico, extraño.