Resumen:
"Nocturno" es también un poema en prosa, el cuarto texto en orden de aparición. Representa un momento de la madrugada, durante las horas avanzadas de la noche. En el poema se hace referencia a las "luces trasnochadas" que se apagan, a la "hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras". En el orden que venimos siguiendo, es el primer poema compuesto por un nosotros poético. En este caso, en lugar de describir un paisaje exterior, discurre por los elementos que hacen a un ámbito interior: telarañas, muebles, cañerías, paredes. Menciona de manera directa partes de un lugar cerrado. Está fechado en Buenos Aires, en 1921.
Análisis:
Podemos analizar este poema desde el eje del nosotros poético que lo rige. Presenta, una vez más, una tensión, esta vez entre el tema y la voz elegida: el poema desarrolla un cierto estado de soledad, un momento en el que el poeta se encuentra consigo mismo, dado que menciona, sobre todo, objetos. Sin embargo, elige enunciar desde la primera persona del plural. Esta construcción parece querer representar una situación de soledad habitada por varios (por el plural), lo que puede postular un modo de estar solo característico de las urbes y de la modernidad. Este efecto se observa, al principio, de manera clara: "Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana. Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos". Esa frase, "nos dejan todavía más solos", compone casi un oxímoron (o sea, una contradicción), porque en principio no habría soledad si hay más de uno. Por otro lado, la frase que abre el poema introduce la imagen sensorial de apoyar la frente en la ventana: esta construcción alude a una situación de observación pasiva, y la ventana presenta una división, es un elemento que separa el espacio entre un adentro y un afuera, y posibilita que alguien observe, desde el interior, lo externo. Conforma, así, una vez más a la voz poética como un actor pasivo en el entorno que describe.
El siguiente párrafo trae la sensación de relevancia que cobran los sonidos y la presencia misteriosa de ciertos movimientos en la hora en que todo el resto de los estímulos está apaciguado: el aullido de los gatos en celo, el sonido de un papel arrastrado por el viento, el agua dentro de las paredes.
Al final, el poema cierra con un grito, lo que constituye, una vez más, un cruce de ideas contrapuestas: un pedido exclamado de "¡Silencio!" (la voz del personaje irrumpe en la calma nocturna mediante un grito), y, por otro lado, la comparación del sonido de las canillas mal cerradas con el canto de un grillo. Otra vez, un elemento del interior urbano (las canillas), se aproxima mediante una comparación a un elemento natural (un grillo).