Genero
Novela.
Configuración y Contexto
Ciudad de Buenos Aires, Argentina, década de 1920.
Narrador y Punto de Vista
Los Libros Primero a Quinto tienen un narrador en tercera persona que a veces apela directamente a los lectores usando la segunda persona. El Libro Sexto y el Libro Séptimo, por su parte, tienen como narrador al protagonista de toda la obra, Adán Buenosayres, que relata momentos cruciales de su vida en primera persona.
Tono y Estado de Ánimo
Épico, melancólico, intelectual, paródico, burlón.
Protagonista y Antagonista
El protagonista de la novela es Adán Buenosayres. Uno de sus antagonistas principales es Lucio Negri, quien seduce a Solveig Amundsen, muchacha de la cual Adán está enamorado.
Conflicto Principal
Adán Buenosayres sufre porque ama a Solveig Amundsen pero ella no le corresponde. A partir de ese desamor, se desarrolla en su alma una elevación hacia Dios, y su vida espeja la de Jesucristo. El principal conflicto de los tres días narrados en la novela tiene que ver con las instancias finales de su metamorfosis; el personaje pasa de ser un hombre de carne y hueso a elevarse como un alma hacia la divinidad.
Climax
La narración de los tres días en la vida de Adán Buenosayres alcanza su clímax en el Libro Quinto, cuando se produce una batalla entre ángeles y demonios por su alma. Allí, la metamorfosis del personaje se completa para siempre. La secuencia es relatada de manera elevada y nos lleva hacia un plano mítico-imaginario para presentar una muerte metafórica del protagonista. La muerte literal se produce algunos meses después, según lo relatado en el "Prólogo indispensable".
Presagio
Una larga serie de elementos anticipan la muerte de Adán Buenosayres: la relevancia del Cementerio de la Chacarita y de la curtiembre de Villa Crespo; algunos personajes, como los Cocheros que dialogan en las calles; el cadáver del caballo que encuentran los siete amigos en su aventura por Saavedra, y el entierro de Juan Robles son algunos de los principales.
Atenuación
El quimono que viste Samuel Tesler puede parecer insignificante en un primer momento, como si fuera apenas un chiste para caracterizar al personaje de manera cómica, pero a su vez es una superficie muy cargada de símbolos que guardan semejanza con el plano mítico-imaginario que recorre toda la novela. A su vez, el quimono vuelve a aparecer vistiendo a Tesler cuando el protagonista lo encuentra en Cacodelphia.
Alusiones
A lo largo de toda la obra hay muchísimas alusiones a la filosofía griega clásica (Platón y Aristóteles), al pensamiento cristiano (la Biblia, Santo Tomás de Aquino, San Agustín), a la literatura argentina (Ricardo Rojas, 'Amalia') y a la literatura universal ('Ulises', 'Divina Comedia', 'Eneida'). El entramado de todas ellas es la red de intertextualidad sobre la cual se escribe esta obra.
Imágenes
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Paradoja
Una paradoja presentada en la novela envuelve al personaje de Polifemo. Se trata de un hombre ciego que mendiga en la calle de la Iglesia de San Bernardo acompañado por una guitarra que no sabe tocar. Paradójicamente, el hombre tiene varias propiedades a su nombre: hace fortunas con su actividad callejera, que, para el narrador, es una forma de arte.
Paralelismo
El paralelismo fundamental de toda la obra se da entre Adán Buenosayres, su protagonista, y Jesucristo.
Metonimia y Sinecdoque
En un breve pasaje donde se recuerda a la madre de Adán Buenosayres, que ha muerto de manera temprana, se la menciona a través de una sinécdoque en que las manos representan a la mujer entera: "las manos de acariciar, zurcir, peinar y hacer la corbata, las pobres y tristes manos infatigables" (23). En otras oportunidades, el 'Cuaderno de Tapas Azules' funciona como sinécdoque de Adan Buenosayres: "Y en este punto fue cuando Adán Buenosayres vio su 'Cuaderno de Tapas Azules' ofendido, ¡ay!, menospreciado en el diván celeste" (164).
Personificación
Varios elementos del espacio, la atmósfera o la naturaleza son personificados para crear los escenarios donde se mueven los personajes de la novela. Por ejemplo, esto ocurre con la estación del año en que entierran a Adán en el "Prólogo indispensable": "La primavera reía sobre las tumbas, cantaba en el buche de los pájaros, ardía en los retoños vegetales, proclamaba entre cruces y epitafios su jubilosa incredulidad acerca de la muerte" (6). El reverdecer primaveral contrasta con el contexto mortuorio de la escena, pero permite continuar la clave alegórica de la novela y pensar que indica una posible resurrección del protagonista.