Aparece el Conejo Blanco buscando sus guantes y el abanico. Alicia intenta encontrarlos pero observa que todo ha cambiado desde que cayó al charco. El vestíbulo, la mesa de cristal y la puertecita no aparecen por ningún lado. El Conejo Blanco mira a Alicia y la confunde con su criada, Mary Ann. Regaña a “Mary Ann” por estar ahí y le dice que vuelva a su casa a buscarle un nuevo par de guantes y un abanico. Alicia se asusta tanto con sus órdenes que se aleja corriendo sin decirle quién es ella realmente.
Seguimiento de tema: Identidad 2
Afortunadamente encuentra una casa en cuya puerta se lee “C. BLANCO” y se apura a buscar las cosas del Conejo. Imagina lo que podría pasar si Dina le ordenara hacer sus recados e inventa una conversación con su gata. En la casa del Conejo, encuentra un abanico y algunos guantes y también una pequeña botella. Aunque no dice BEBEME, bebe el líquido; hasta ahora cada vez que comió o bebió algo, algo interesante le ocurrió. Espera crecer nuevamente: está cansada de ser algo tan pequeño. Alicia logra lo que quiere. Crece tanto que apenas entra en la casa del Conejo y sigue creciendo. Afortunadamente deja de crecer antes de comenzar a hacerse daño, pero está muy incómoda.
En su embarazosa posición, espachurrada dentro de la casa de un Ratón que le da órdenes, Alicia no puede hacer nada salvo pensar en que era mucho más agradable estar en casa, dónde ocurrían cosas normales. Se da cuenta que ha vivido asombrosas aventuras que debería escribir cuando sea grande. Le preocupa haber crecido todo lo que podía crecer y que ya nunca envejecerá y deberá siempre aprender lecciones.
Seguimiento de tema: Conocimiento 4
Poco después Alicia escucha una voz que llama a Mary Ann. El Conejo llega a su casa y sube por las escaleras. No puede entrar al dormitorio en el que está Alicia, porque Alicia bloquea completamente la puerta. El Conejo decide ir por la ventana, pero Alicia mueve su mano afuera. El Conejo se asusta y decide que eso no va a funcionar. Llama a Pat y le pide que le diga que es lo que le está impidiendo entrar por la ventana. Pat (evidentemente el jardinero) da una mirada y le dice al Conejo que sin duda se trata de un enorme brazo. El Conejo desea solucionar este inconveniente y Alicia salir de la casa.
Pat llama a Bill, una lagartija y Conejo le ordena a Bill que baje por la chimenea. Parte del pie de Alicia está atascado en la chimenea. Cuando escucha a Bill bajando le da una patada y Bill sale volando y cae al suelo. El Conejo dice que lo único que se puede hacer es incendiar la casa. Alicia lo amenaza y le dice que si lo hace traerá a Dina, por lo que plan de quemar la casa es abandonado.
Unos minutos después, las criaturas que están fuera comienzan a tirarle piedras a Alicia por la ventana. Las piedras se convierten en pastelillos al caer al suelo y Alicia se come uno. Se achica, sale de la casa, y huye del grupo de animales que la quieren atacar.
Alicia hace un plan. Primero, debe retornar a su tamaño normal (porque ahora ha vuelto a ser demasiado pequeña) y luego debe encontrar la manera de llegar al jardín maravilloso. El único problema con este plan es que Alicia no tiene ni idea de cómo lograrlo.
Alicia escucha un ladrido sobre su cabeza y ve un enorme perrito que la está mirando y quiere tocarla con su patita. Alicia intenta consolarlo pero se aterroriza de que pueda estar hambriento y que se la coma. Le tira una ramita seca y el perrito juega con ella; y para no ser pisoteada por el perro se escapa corriendo lo más rápido y lejos que puede.
Alicia se abanica con una hoja y lamenta no tener el tamaño adecuado para poder jugar y enseñarle cosas al perro. Comprende que debe agrandarse e imagina qué es lo que podría comer o beber para cambiar de tamaño. Mira a su alrededor y nada le parece adecuado, pero observa una enorme seta que mide aproximadamente su tamaño. Mira por debajo, a ambos lados y por detrás, pero no ve nada. Se pone de puntillas para ver por encima y sus ojos se encuentran con los ojos de una gran oruga azul. Esta oruga no se percata de la presencia de Alicia y continua sentada en la seta, fumando una larga pipa.