Alicia en el País de las Maravillas

Alicia en el País de las Maravillas Vídeo

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Vea el resumen en video ilustrado de la novela clásica, Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll.

Transcripción del Video:

Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas es una novela escrita en 1865, durante la era victoriana, por Lewis Carroll. Su joven heroína, Alicia, se aventura en un mundo fantástico lleno de pociones mágicas, pasteles, setas, obstáculos insólitos y criaturas extrañas. Carroll utiliza a los habitantes del País de las Maravillas para burlarse del fastidio y de las restricciones morales de su época. La lucha de Alicia por adaptarse a este fantástico mundo también representa su iniciación en las extrañas reglas y en los comportamientos de la adultez.

La historia comienza con Alicia espiando al Conejo Blanco, al que encuentra hablando consigo mismo. Fascinada, lo persigue hasta descender dentro de una madriguera. Durante su lenta caída libre, Alicia teme llegar hasta el otro lado de la Tierra.

Finalmente, Alicia llega al fondo sin hacerse daño. Continúa en su persecución del Conejo Blanco hasta llegar a un largo corredor lleno de puertas cerradas, en donde encuentra una llave dorada sobre una mesa. Pero la llave es demasiado pequeña para cualquiera de las cerraduras. Entonces Alicia descubre una puerta pequeña escondida detrás de una cortina, y aunque consigue abrirla no puede pasar, por su tamaño. A través de la puerta, puede ver un pasadizo en miniatura que conduce a un hermoso jardín que le gustaría visitar.

Alicia regresa a la mesa, en la que ha aparecido una pequeña botella. Consume la bebida con sabor a frutas y empieza a encogerse, hasta llegar a un tamaño lo suficientemente pequeño como para pasar por la puerta. Sin embargo, Alicia se da cuenta de que ha dejado la llave dorada sobre la mesa, y ahora es demasiado pequeña para alcanzarla. Se pone a llorar por la torpeza de su error, pero pronto encuentra un pedazo de pastel que le da esperanza.

A medida que come el pastel, Alicia empieza a crecer. Esta vez, sigue creciendo hasta alcanzar el tamaño de un gigante. Ahora, atravesar la puerta que da al jardín resulta más difícil que nunca, por lo que Alicia vuelve a llorar. El Conejo Blanco pasa corriendo por el pasillo y Alicia trata de hablar con él, pero el Conejo huye aterrorizado, dejando tras de sí su abanico y sus guantes blancos.

Alicia empieza a encogerse de nuevo después de levantar el abanico del Conejo, hasta que lo deja caer para evitar desaparecer por completo. Ahora tiene el tamaño perfecto para pasar por la puerta que da al jardín, pero ha dejado la llave, una vez más, sobre la mesa.

Entonces Alicia se resbala y cae en un vasto cuerpo de agua salada, que es el charco de lágrimas que ha llorado cuando era una gigante. Ve un ratón nadando en el pequeño mar, pero sin querer lo asusta hablándole sobre su gato. Alicia nada hasta la orilla con el ratón y con otros animales, que luego la abandonan.

Tras quedarse sola, Alicia sigue avanzando por el bosque hasta que se encuentra de nuevo con el Conejo Blanco. Él la confunde con su criada y la envía a buscar algunas cosas de su casa. Estando allí, bebe otra poción que la hace demasiado grande para pasar por la puerta. Eventualmente, encuentra unos pasteles de guijarros y, al comerlos, se vuelve a hacer pequeña.

Alicia sale corriendo de la casa y se halla en un denso bosque. Allí, se pone a buscar algo que la devuelva a su tamaño normal. De repente, se topa cara a cara con un perrito amigable. Empieza a jugar con él, pero se da cuenta de que, dado su tamaño actual, el cachorro representa una considerable amenaza para ella. Alicia apenas logra evitar ser pisoteada por él.

Deambulando sola a través de flores gigantes y hojas de hierba, Alicia se encuentra con una Oruga que fuma una pipa sentada sobre una seta. La Oruga le da unos consejos y una herramienta valiosa: Alicia podrá agrandarse o encogerse a gusto comiendo de los dos lados de la seta.

La primera vez que come la seta, su cuerpo se estira tremendamente. Alicia asoma así su cabeza por sobre las ramas de un árbol, donde se encuentra con una Paloma grande que vuela hacia su rostro y la golpea violentamente con sus alas, porque piensa que Alicia es una serpiente. Como la niña no puede convencerla de lo contrario, la Paloma le dice que se marche.

Tras comer otro poco de la seta para volver a su tamaño normal, Alicia se pone a buscar otra vez el jardín, pero en cambio se topa con una encantadora casa en miniatura. Mordisquea la seta de nuevo hasta tener solo nueve pulgadas de alto y así poder ingresar.

La casa pertenece a la Duquesa, que está luchando ferozmente con la Cocinera. Ninguna parece preocuparse por la seguridad del bebé al que la Duquesa está amamantando. Alicia rescata a la criatura pero descubre que es un cerdo, no un humano. Entonces lo suelta para volver a adentrarse en el bosque.

A continuación, Alicia ve al Gato de Cheshire, a quien le pide direcciones. El Gato señala el camino hacia la casa del Sombrerero y hacia la de la Liebre de Marzo, pero le advierte que ambos están locos. El Gato también acusa a otros lugareños, a Alicia y a sí mismo de estar locos y luego desaparece, primero la cola y la sonrisa al final.

Alicia usa de nuevo la seta para elevar su altura dos pies y así asistir a la merienda de locos en la casa de la Liebre de Marzo. Las tres criaturas que allí se encuentran; la Liebre, el Sombrerero y el Lirón, contradicen y corrigen a Alicia con argumentos confusos y con una extraña lógica. Gran parte de la conversación trata sobre el tiempo; desde que la Reina de Corazones acusó al Sombrerero de asesinar el Tiempo, son siempre las seis en punto, por eso siempre es la hora del té.

Alicia luego deambula por el bosque hasta que encuentra un árbol con una puerta. En su interior ve el pasillo de puertas del comienzo de sus aventuras. Esta vez, Alicia está preparada. Toma la llave dorada de la mesa y con ella abre la puerta que da al adorable jardín que había visto antes. Entonces come la cantidad justa de seta para pasar por la puerta.

Una vez allí, tras jardineros, cuyos cuerpos tienen forma de naipes, están pintando las rosas de rojo. Le explican a Alicia que si la Reina descubre que plantaron rosas blancas, ordenará que los decapiten. La misma Reina llega en seguida y ordena su ejecución, pero Alicia los ayuda a esconderse en una gran maceta.

La Reina invita a Alicia a jugar una difícil partida de cróquet. Las bolas son erizos vivos; los mazos, flamencos; y las personas-naipe están dobladas para que sus cuerpos formen arcos. Nadie espera su turno y la Reina pronto se enfurece. El Gato de Cheshire interrumpe el juego y el Rey de Corazones se disgusta con él inmediatamente. El Gato desaparece antes de que se llegue a una decisión sobre su ejecución.

La Reina conduce a Alicia hasta el Grifo, quien a su vez la lleva a ver a la Falsa Tortuga. Ellos le cuentan a Alicia extrañas historias sobre su escuela bajo el mar. La Falsa Tortuga canta una canción melancólica sobre la sopa de tortuga, y poco después el Grifo arrastra a Alicia a ver el juicio contra la Sota de Corazones.

La Sota de Corazones ha sido acusada de robar las tartas de la Reina de Corazones, pero las evidencias en su contra son poco sólidas. Alicia se horroriza y empieza a crecer de tamaño. A continuación, la llaman al estrado de los testigos; en este momento ya ha crecido hasta tener un tamaño gigante. Ella se niega a dejarse intimidar por este proceso judicial ilógico y por las fanfarronadas del Rey y la Reina de Corazones. De repente, respondiendo a su actitud desafiante, los naipes se levantan y la atacan, momento en el que Alicia se despierta. Sus aventuras en el País de las Maravillas solo han sido un sueño fantástico.

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