Resumen
Capítulo 23
La narración pasa a seguir la vida de Obinze y construye su punto de vista. Ha migrado a Londres, donde pasa por una situación muy difícil porque no tiene documentos para trabajar de manera legal. Tras haber estado dos años en Inglaterra, se encuentra en una estación del subterráneo con unos hombres angoleños a los que conoce através de su primo Iloba. Estos hombres se dedican a organizar matrimonios falsos a cambio de dinero. Obinze contrata sus servicios porque si se casa con una ciudadana británica puede obtener su propia ciudadanía. El pago que debe hacer es muy alto y debe juntar esa suma con empleos precarios porque no tiene permiso para trabajar. Cuando conoce a la chica con la que se casará, Cleotilde, se sorprende porque es joven y tímida. Deciden conocerse mejor y salen a comer. Cleotilde es hija de un angoleño y una portuguesa; nunca ha estado en África. Obinze se siente atraído por ella, pero decide no besarla para no complicar la situación. Los angoleños lo acompañan a lo largo de una serie de trámites resueltos de manera clandestina, y así él va consiguiendo documentación importante.
En la oficina donde va a iniciar el trámite de matrimonio, Obinze recuerda a su madre. Siente que la ha traicionado por abandonar Nigeria. También piensa que siempre quiso vivir en Estados Unidos y no en cualquier otro país del exterior. En la reconstrucción de estas memorias, los lectores entendemos por qué no ha podido reunirse con Ifemelu en Norteamérica: cuando todavía vive en Nigeria, pide cuatro veces la visa en la embajada, pero siempre se la niegan. La madre cree que es por el miedo al terrorismo que los estadounidenses desarrollaron a partir de los atentados de 2001. Un día, la madre le dice que tiene un viaje por motivos académicos a Inglaterra y que puede sumarlo como asistente de investigación para que Obinze entre legalmente allí. Él siente mucho remordimiento porque la madre siempre ha sido un ejemplo de honestidad y transparencia, pero reconoce que en esos tiempos ya no pueden darse el "lujo" de decir la verdad (270). El malestar generado por toda la situación hace que durante los tres años que pasa en Londres, Obinze casi no se comunique con su madre.
Capítulo 24
En un salto al pasado, se narran los primeros tiempos de Obinze en Londres. En Nigeria, "Todo el mundo bromeaba sobre la gente que se iba al extranjero a limpiar váteres, y por eso mismo Obinze afrontó su primer empleo con ironía: en efecto, estaba en el extranjero limpiando váteres, calzándose guantes de goma y acarreando un balde, en una agencia inmobiliaria con sede en la segunda planta de un edificio londinense" (272). Un día encuentra "una cagada" (272) sobre la tapa del inodoro: alguien había defecado a propósito para humillar a quien se encargase de la limpieza. Obinze renuncia de inmediato. Esa tarde recibe el email que Ifemelu le envía tras encontrarse con Kayode en el centro comercial. Es su primer contacto después de más de cinco años. Enojado por su silencio y por el hecho de que le escribiera ahora, de la nada, el mismo día en que se sintió tan humillado en su trabajo, eliminó el mensaje rápidamente.
En estos primeros momentos en Londres, Obinze recibe la ayuda de su primo Nicholas, que está casado con Ojiugo, su novia nigeriana de toda la vida. Nicholas tiene una buena posición económica y se ha adaptado a las costumbres inglesas. Le dice a Obinze que lo más importante, al principio, es conseguir la documentación para trabajar de manera legal y luego casarse con una ciudadana europea. Para Obinze, su primo y la esposa se han convertido en gente aburrida. Presionan mucho a sus hijos, Nna y Nne, para que sean exitosos según los valores británicos. Un día, Obinze conversa con Ojiugo sobre cuánto han cambiado desde que eran adolescentes en Nigeria, y ella le dice que el matrimonio cambia a las personas y que no es fácil vivir en Inglaterra. Obinze pasa un tiempo con ellos, ayudando con la cocina y el cuidado de los niños antes de conseguir trabajo y su propio apartamento.
Capítulo 25
La narración vuelve a dar un salto hacia el pasado y se presenta la niñez de Obinze, en particular su relación con Emenike. Emenike es uno de sus amigos, un chico despierto y muy interesado por los viajes al exterior. Si bien dice que su padre es un hombre rico y poderoso, lo cierto es que pertenece a una familia muy pobre. Obinze lo conoce mejor cuando ambos estudian en la Universidad de Nsukka. Les gusta leer y jugar Scrabble. A veces, otros creen que son hermanos. Durante un período de huelgas en Nigeria, Emenike migra a Inglaterra. Al llegar a Londres, Obinze lo llama, pero no logra entrar en contacto con él rápidamente. Por el contrario, sí sale a tomar cerveza con otro compañero de la universidad llamado Nosa. Él y sus amigos le hablan de las dificultades para conseguir la documentación para trabajar de manera legal. Luego, Nosa le recuerda a Obinze a su primo Iloba, que también vive allí. Iloba lo ayuda a conseguir el número de la Seguridad Social, necesario para conseguir empleo, de una manera clandestina: entran en contacto con un hombre nigeriano llamado Vincent, quien, a cambio de dinero, deja que Obinze use su documentación. El chico debe pagarle un 35% de lo que gane trabajando. Llegan a un acuerdo y así "Obinze se convirtió en Vicent" (289).
Capítulo 26
Obinze consigue algunos trabajos de limpieza en los que permanece poco tiempo. Luego, empieza a trabajar repartiendo e instalando muebles de cocina. Al principio la pasa mal, pero luego la empresa lo envía a un depósito diferente y allí entabla buenas relaciones. El jefe del depósito es Roy Snell, un hombre inglés generoso y de buen carácter. Roy conversa con Obinze de manera genuina y se interesa de verdad por su vida. Cariñosamente, lo llama "Vinny", porque cree que se llama Vincent, y lo pone a trabajar junto a otro empleado muy joven, llamado Nigel. Ellos trabajan muy bien juntos y se hacen amigos. En el depósito, los otros hombres hablan sin parar sobre sexo y mujeres, pero Obinze y Nigel son más tranquilos. El joven inglés lo lleva a conocer partes importantes de Londres, le pide consejos para acercarse a una chica que le gusta y divide las propinas en partes iguales con Obinze, cosa que otros no hacían.
Capítulo 27
En esa época, una vez por semana Obinze se da el lujo de tomar un café en una librería cara de Londres donde puede leer libros sin pagar por ellos. Lee ficción estadounidense contemporánea y periódicos de Estados Unidos, manteniendo su fascinación por ese país. Una de esas noches, una mujer y su hijo pequeño se sientan cerca de él e interactuan brevemente. Antes de irse, la mujer lo mira de una manera que despierta en Obinze un fuerte deseo sexual. Cuando sale de la cafetería, le manda un mensaje de texto a Tendai, una chica de Zimbabue que conoció en una fiesta, pero al final regresa solo a su casa. En el tren, una mujer blanca lo mira con desconfianza y unas cuantas estaciones más adelante se da cuenta de que son muchos los nigerianos en ese vagón. Esto lo lleva a reflexionar sobre los modos en los que las personas blancas miran a las personas negras. También piensa en la vida que querría llevar y se siente más solo que nunca.
Capítulo 28
Una mañana de verano, Obinze llega al trabajo y nota que todos tienen una actitud extraña. Con paranoia, piensa que se han enterado de que usa documentación que no le pertenece y que tendrá serios problemas. Pero lo que ocurre en realidad es que se han organizado para sorprenderlo por su cumpleaños, que en realidad es el cumpleaños de Vincent. Esa misma noche, Vincent lo llama por teléfono y le exige un aumento: tendrá que pagarle el 45% de lo que gana; de lo contrario, lo denunciará ante las autoridades. Obinze no le presta mucha atención, pero una semana más tarde Roy le pide que se acerque a su oficina para conversar. El jefe le dice que, en efecto, ha recibido una denuncia, y le pide que el día siguiente se presente con su pasaporte para verificar que la denuncia es falsa. Obinze acepta, pero no vuelve nunca más al depósito. En un rápido salto al futuro, se comenta que muchos años más tarde, Obinze le ofrecerá un trabajo a Nigel en Nigeria.
Capítulo 29
Los angoleños empiezan a presionar a Obinze para que les dé más dinero. Siguen trabajando para organizar el casamiento falso con el que obtendrá la ciudadanía británica. Ya le ha pedido dinero prestado a Nicholas y se ve forzado a pedirle a Emenike. Se encuentran un viernes y Emenike habla sin parar de su nueva vida glamorosa y de su esposa, una mujer blanca llamada Georgina. Obinze le pide quinientas libras y el amigo le entrega mil. Luego van a cenar con Georgina a un restaurante elegante y ella lo invita a una fiesta que harán en su casa la noche siguiente.
Obinze llega temprano a la fiesta y pasa un tiempo en la biblioteca de la casa. Lee El revés de la trama, una novela estadounidense, y piensa en su mamá. Durante la fiesta, Emenike le presenta a varios de sus amigos. Conversan sobre el viaje reciente de Emenike y Georgina a Estados Unidos y comparan las perspectivas culturales africanas y británica. Pasan por otros temas, como las organizaciones de caridad europeas en África, y una de las mujeres sostiene que los médicos africanos deberían quedarse en sus países porque tienen una responsabilidad social. Otro de los invitados le responde que, entonces, los médicos ingleses deberían trabajar en las zonas pobres del país. Luego debaten sobre la raza y el racismo en Estados Unidos; creen que las problemáticas raciales en Gran Bretaña son diferentes, y que la desigualdad de clases es más importante. Georgina cree que eso no es tan así, y le pide a Emenike que cuente un episodio en el que sufrió racismo en un taxi. Al final de la reunión, conversan sobre migración y la situación de las personas migrantes.
Capítulo 30
Nicholas le presta a Obinze un traje para que use el día del matrimonio. Cleotilde usa un vestido blanco que Obinze compró para la ocasión. Han comprado las alianzas más baratas que encontraron una semana antes. Iloba saca fotos y todos simulan que es un casamiento genuino. Obinze está muy ansioso. Cuando entran al Centro Cívico donde se celebra el matrimonio, un hombre se acerca y le dice que su visa está vencida y que no tiene permiso para estar en el Reino Unido. De pronto, se encuentra esposado, Cleotilde llora tirada en el piso y nadie entiende qué ocurre. Lo llevan a una estación policial, donde queda detenido. Es interrogado y admite que sabía que su visa estaba vencida, pero dice que el matrimonio era genuino. Luego conversa con un abogado provisto por el Estado y acepta de inmediato regresar a Nigeria.
Sin embargo, la deportación no ocurre enseguida, sino que pasa un tiempo detenido. En el lugar hay varios hombres africanos más. Algunos han pasado por esa situación varias veces. A Obinze le gustaría leer, pero le dicen que solo tiene la opción de ver televisión. Habla por teléfono con su madre, que lo acompaña y lo comprende en todo momento. También piensa en Ifemelu. Detenido, recibe la visita de Iloba, que se pone a llorar, porque quería que las cosas salieran de otra manera. Nicholas y Ojiugo también van a verlo, pero lo tratan como si estuviera internado en un hospital, y como si la situación fuera algo leve y pasajero. Cuando finalmente hay lugar para él en un vuelo a Lagos, lo suben a un avión junto a otros siete nigerianos deportados. Todos llevan las manos esposadas y sufren por las miradas asustadas y críticas de los pasajeros británicos. La madre lo espera en el aeropuerto de Lagos.
Análisis
Toda la Tercera Parte de la novela sigue a Obinze, sus acciones, pensamientos y emociones durante los tres años que pasa en Londres. De esta manera, se aumenta su participación en el núcleo de la novela, convirtiéndolo casi en un segundo protagonista de la obra. Esto sirve para continuar construyendo la historia de amor entre Ifemelu y Obinze, aunque esta parte se remonte a una época en la que viven en países diferentes y no están en contacto. Después de leer la Tercera Parte, no quedan dudas de que Obinze sigue y seguirá siendo un personaje central en el futuro desarrollo de la vida de Ifemelu.
Los paralelos entre la experiencia de migración del muchacho y la de Ifemelu constituyen uno de los aspectos más importantes de esta serie de capítulos. Aunque han dejado de comunicarse, podría pensarse que están más conectados que nunca, ya que sus vidas parecen espejarse: en el exterior, ambos tienen que tomar trabajos precarios a pesar de tener altos niveles de educación formal, luchan para mantenerse y cubrir sus necesidades básicas, se sienten solos, angustiados y humillados, y se encuentran forzados a encubrir sus verdaderas identidades usando documentación que en realidad les pertenece a otras personas. De ese modo, se refuerza el planteo general de la novela acerca de la migración como experiencia que afecta profundamente la identidad. En particular, en este caso, ambos pasan por situaciones de violencia directamente racista y xenofóbica: son marginalizados por ser negros y africanos. Es interesante observar que el punto más trágico de la experiencia de Ifemelu es la violencia sexual, pero luego ella logra reorganizar su vida en Estados Unidos, mientras que Obinze es criminalizado por la ley británica y luego deportado.
La historia de Obinze relata con mayores precisiones las dificultades en torno a la documentación para los migrantes negros africanos. Esta línea ofrece una visión comprensiva y explica que es el sistema excluyente de los países poderosos occidentales lo que lleva a muchas personas a cometer acciones ilegales. De hecho, como explica la voz narradora, ser honesto y transparente pasa a ser un lujo que Obinze no puede permitirse desde el momento mismo en que se gesta su viaje a Londres. Su madre, que siempre ha sido extremadamente honesta, simula que Obinze es su asistente de investigación para que él pueda entrar a Reino Unido con un visado académico. El chico se sorprende mucho al ver que su madre toma esa decisión, pero el contexto parece no dejarles otra alternativa: "Aquello iba contra todo lo que le había enseñado, y sin embargo él era muy consciente de que, en sus circunstancias, la verdad era ahora ciertamente un lujo. Ella mintió por él" (270).
Ya en Inglaterra, Obinze recibe ayuda de una amplia red de seres queridos que también son migrantes nigerianos. Si bien muchos de ellos han progresado y están en buenas posiciones económicas, plenamente insertos en la sociedad local, todos entienden las dificultades que atraviesa Obinze y lo apoyan de diversas maneras. Resulta interesante observar que ninguno objeta los medios clandestinos para obtener la documentación. Por el contrario, siempre le dicen que lo más importante es tener los papeles para trabajar y permanencer en el país de manera legal. Esto enfatiza esa idea de que respetar la ley se vuelve un lujo que los migrantes africanos no pueden darse, y no significa que ellos en sí mismos sean personas deshonestas o criminales. El sistema es excluyente y racista, y no les queda otra opción.
La soledad y el aislamiento que siente Obinze constituyen otro elemento muy fuerte de la Tercera Parte. Hace años que no habla con Ifemelu, y casi no habla con su madre, porque se siente avergonzado y humillado por toda la situación que le toca vivir. Además, él parece tener dificultades para establecer lazos con otros en Londres. Sus primos, Iloba y Nicholas, están presentes, pero siempre mantienen cierta distancia. Obinze tiene una breve relación amorosa con una chica llamada Tendai, pero parece ser fugaz y poco significativa. Por su parte, Cleotilde le agrada y piensa en entablar una relación con ella, pero solo después de casarse, porque teme complicar las cosas antes de conseguir la documentación. Como es deportado, nunca llega a tener la oportunidad de intentarlo. Las únicas dos figuras con las que parece desarrollar una amistad más genuina y sostenida en el tiempo son Roy y Nigel, en su trabajo en el depósito. Paradójicamente, no puede presentarse ante ellos como quien verdaderamente es porque usa la documentación del hombre llamado Vincent para conseguir ese empleo. Por lo tanto, la crisis de identidad que Obinze enfrenta por la exclusión racista del sistema contra los migrantes potencia su aislamiento y su soledad.