Resumen
Copla XXV
En esta copla, el poeta habla por primera vez de su padre don Rodrigo. Según el poeta, no hace falta alabar las hazañas de su padre porque todos ya las conocen.
Copla XXVI
En oposición con respecto a lo que había planteado en la copla anterior, el poeta enumera una serie de roles que cumplió excepcionalmente don Rodrigo: amigo, señor, enemigo y maestro. Asimismo, enumera sus virtudes: sabio, generoso, inteligente, benigno, fuerte y valiente.
Copla XXVII
Manrique compara a su padre con figuras destacadas de la Antigüedad en relación con sus virtudes. Se refiere a Octaviano, Julio César, Escipión el Africano, Aníbal, Trajano, Tito, Aureliano y Marco Atilio. Con estas comparaciones destaca los siguientes aspectos de la vida y personalidad de su padre: la buena suerte, las victorias, las virtudes, el esfuerzo, la bondad, la alegría, su honestidad.
Copla XXVIII
Esta es la continuación de la copla anterior. Los personajes con los que el poeta compara a su padre son: Antonio Pío, Marco Aurelio, Adriano, Teodosio, Aurelio Alexandre, Constantino y Camilo. Las virtudes de su padre que se destacan por medio de estas comparaciones son: la clemencia, la elocuencia, la humanidad, el buen trato, la disciplina en la guerra, la fe y el amor por su patria.
Análisis
En la Copla XXV Manrique menciona a su padre por primera vez. Empieza alabando sus virtudes y el cariño que las personas profesan por él. Manrique asegura que no es necesario hacer un recuento de los hechos que su padre ha protagonizado. Lo que hace en su lugar el poeta es enumerar sus virtudes de manera general.
En la Copla XXVI, el poeta utiliza la anáfora y la exclamación para destacar las virtudes de su padre. Cada verso inicia del mismo modo: “¿Qué…”. Es posible a partir de esta copla revisar cuáles son las virtudes más destacadas de un noble de la Baja Edad Media. Ya en la copla anterior el poeta menciona a su padre como protector: “Aquél de buenos abrigo” (v.289) y en la Copla XVI remarca lo buen señor que era para sus criados y sus parientes. Las relaciones estamentales en la Edad Media suponían una relación contractual en la que los señores tenían deberes para con sus súbditos y viceversa. Ser un buen señor para con los criados y los parientes era uno de los deberes que se exigía de los nobles. Luego, Manrique hace referencia a sus dotes en la guerra como “enemigo d’enemigos” (v.304) y “maestro d’esforçados / e valientes” (vv.305-306). La primera mención como enemigo el poeta va a ampliar más adelante cuando haga referencia a sus campañas contra los moros, deber que correspondía a los nobles cristianos. La segunda mención tiene que ver con el liderazgo en las campañas militares que era tarea a la que los nobles debían dedicarse. Anteriormente en el poema vemos como ante la crisis económica los nobles pueden llegar a dedicarse a otros oficios, pero ello es considerado denigrante y representa una caída en desgracia. A los nobles les corresponde ocupar puestos prominentes dentro de la corte, en los rangos más altos de la Iglesia o hacer la guerra. La sabiduría, la generosidad, la razón y la bondad son otras de las características que don Rodrigo poseía según el poeta. La copla finaliza con la metáfora de su padre como un león, símbolo aristocrático de poder y virtud.
Las dos coplas que siguen deben ser analizadas conjuntamente porque en ellas el poeta utiliza el mismo procedimiento: para destacar las cualidades generales de su padre, el poeta recurre a personajes romanos, casi todos emperadores, considerados arquetipos de cada una de las cualidades que se mencionan. Al mencionar únicamente al personaje y la cualidad de la que es arquetipo, el autor asume que hay un conocimiento compartido con sus lectores que identifican a estos personajes por el lugar que ocupan en la historia y porque su fama ha hecho que perduren en la memoria. Es llamativo que, tras haber descartado el remitir a figuras de la Antigüedad cuando inicia la sección de la obra dedicada al ubi sunt, ahora lo haga para remarcar las virtudes de su padre. Uno de los aspectos novedosos de la obra de Manrique es que evita la pedantería y hace que la obra en honor a su padre sea llana y accesible, la acerca a sus lectores al ser contemporánea en sus referencias, aunque anticuada en sus valores. Estas dos coplas son una excepción a lo dicho anteriormente.