El fantástico es un género de la literatura que, por sus rasgos particulares, ha suscitado una gran cantidad de discusiones, estudios y reflexiones por parte de teóricos y críticos literarios, durante todo el siglo XX. Uno de los aportes más importantes sobre este tema lo hizo Tzvetan Todorov, un lingüista, filósofo, historiador y teórico literario búlgaro, luego nacionalizado francés. A través de sus análisis es posible establecer ciertas característica de toda narración fantástica.
En su libro Introducción a la literatura fantástica (1972), Todorov afirma que uno de los rasgos estructurales que constituye la base de todo relato fantástico es el de generar, en el lector, la necesidad de justificar los acontecimientos que se le presentan —en general, eventos inverosímiles— y la imposibilidad de encontrar dichas justificaciones a través del pensamiento racional: “Lo fantástico es la vacilación experimentada por un ser que no conoce más que las leyes naturales, frente a un acontecimiento aparentemente sobrenatural” (p. 19). Lo fantástico, en este tipo de relatos, no responde a ninguna de las leyes de este mundo ni de ningún otro, lo que sería el caso del cuento maravilloso, donde el lector acepta, desde el comienzo, que está ante un universo ficcional donde rigen leyes diferentes a las suyas. Este es el caso, por ejemplo, de los tradicionales cuentos de hadas, las fábulas y otros relatos populares.
El resultado de esta imposibilidad de explicar lo que pasa provoca una vacilación en los personajes que se traslada, consecuentemente, al lector. Este último duda acerca del origen de aquello que lee, pero no puede decidirse, a partir de los elementos que ofrece la trama, si está ante una historia maravillosa, lo que da lugar a explicaciones sobrenaturales, o extraña, lo que da lugar a explicaciones naturales. Entonces, más que el sentimiento de terror, la sorpresa o la sensación de extrañeza, Todorov concluye que la vacilación es el elemento fundamental de lo fantástico.
Si bien la caracterización de Todorov puede ser problemática en algunos casos (no todos los textos tradicionalmente considerados como fantásticos contienen el momento de la vacilación), es muy útil a la hora de comprender el funcionamiento del elemento fantástico en la narrativa del género. Desde el punto de vista del lector, el acontecimiento se puede aceptar tal como se le presenta, sin hacerse preguntas, o puede optar por la explicación sobrenatural, leyéndolo, por ejemplo, como un cuento de terror. Sin embargo, lo propio del género es que, justamente, no proporciona la suficiente información para confirmar o descartar la hipótesis sobrenatural. En suma, la clave de su pensamiento está en plantear que el fantástico parte, necesariamente, de una transgresión de la propia realidad del relato. Este hecho provoca el extrañamiento en el personaje y en el lector, quien tiene serias dificultades para comprender aquello que irrumpe en el texto.