Cuentos de Silvina Ocampo

Cuentos de Silvina Ocampo Símbolos, Alegoría y Motivos

Los ojos (Símbolo)

En "Hombres animales enredaderas", el protagonista se refiere constantemente al recuerdo de un par de ojos que lo miran desde el momento en que tiene el accidente de avión. La repetición de esta imagen constituye un símbolo de la sociedad y la civilización que el hombre dejó atrás. Su recuerdo representa lo que permanece de humano en el protagonista, en su lucha contra la planta que lo termina convirtiendo definitivamente. Es por esto que, en el final, además de su cambio al género femenino, la transformación está simbolizada en el olvido de esos ojos: "Estoy tan ocupada que me olvido de aquellos ojos que me miraban; con mayor razón me olvido hasta de beber y de comer" (p. 9).

El dragón (Símbolo)

La presencia del dragón que adorna el vestido en "El vestido de terciopelo" tiene una importancia fundamental y eso se evidencia en la cantidad de veces que la narración se detiene en él para describirlo, pero, sobre todo, para precisar los movimientos de la prueba del vestido y la agonía de la mujer, a tal punto en que parece cobrar vida. El dragón es una bestia mitológica que lanza fuego por su boca y simboliza la fuerza destructora que, en el cuento, y por medio de la metonimia, se desplaza a la prenda misma: el vestido/dragón se abraza al cuerpo de la mujer hasta provocar su muerte por asfixia. De esta manera, el dragón no es un simple estampado, sino que enfatiza la idea de banalidad consumista que lleva al ser humano hasta su autodestrucción. En suma, el dragón simboliza la opresión -aquí literal- que sufren las mujeres para encajar en las exigencias sociales que pesan sobre su aspecto y su belleza.

La casa (Símbolo y motivo)

La casa es un motivo recurrente de la literatura fantástica y de terror, y constituye también un símbolo del espacio íntimo, privado y de supuesta seguridad, que da lugar a lo siniestro ante la irrupción del elemento extraño.

En "La casa de azúcar", la casa se describe como un hogar idílico, donde el nuevo matrimonio comienza su vida con exagerada felicidad. Los elementos extraños que irrumpen (el vestido verde, la llamada telefónica, las visitas) van resquebrajando esa ilusión y generando un clima enrarecido que da paso a lo macabro.

En el caso de "Jardín de infierno", "Cornelia frente al espejo" y "El vestido de terciopelo", aparece un tipo específico de casa, que es la mansión/castillo abandonado, motivo habitual en el género de terror y el gótico. En estos relatos, la amplitud de los espacios, la profusión de objetos, la sobrecarga de adornos, y el ambiente oscuro y decadente producen un clima espectral que, además de generar un ambiente propicio para el desarrollo del relato, prepara al lector para los acontecimientos horrorosos o sobrenaturales.

El terciopelo verde (Motivo)

El vestido de terciopelo y, en específico, el terciopelo verde son elementos que aparece muchas veces en el universo ficcional de Silvina Ocampo, por lo que constituyen un motivo en su obra. En esta selección, el vestido de terciopelo ocupa un lugar central en el cuento que lleva el título homónimo, pero también aparece en "La casa de azúcar". De hecho, es una de las primeras cosas que cuenta el narrador sobre Cristina: "Cuando nos conocimos llevaba puesto un vestido verde, que siguió usando hasta que se rompió" (p. 112). Luego reaparece como el primer elemento extraño que llega a la casa bajo la forma de un misterioso regalo: "Bajé la escalera y encontré a Cristina con un vestido de terciopelo entre los brazos" (p. 113). El motivo se repite hacia el final, cuando se introduce la voz de Violeta, quien poco antes de morir dice: "Alguien me ha robado la vida, pero lo pagará muy caro. No tendré mi vestido de terciopelo, ella lo tendrá" (p. 117). El terciopelo aparece también en "El sombrero metamórfico". Allí, el narrador indica, sobre el sombrero, que "Cuentan que era de terciopelo verde" (p. 110). Más adelante, agrega: "Dijeron los clientes que lo habían falsificado, con falso terciopelo, que ya no era de ese verde tan delicado, sino de un verdinegro que engañaba a los ojos" (p. 111).

Los ángeles y el impermeable rojo de Winifred (Alegoría)

En "La furia", el relato enmarcado de Winifred contiene la narración de la mujer, en la que refiere al episodio de la muerte de Lavinia y se detiene particularmente en los disfraces de ángeles que llevan el día de la tragedia, en la presentación escolar por el día de la Virgen. La narradora cuenta de manera pormenorizada los detalles de la vestimenta: el vestido, los zapatos, las mallas, los rulos pegados con goma, las coronas de flores, los colores celeste y rosa. Esa apariencia angelical del pasado contrasta con la imagen de Winifred en el presente: los ojos hinchados, la mirada nerviosa, las venas visibles en el rostro, el pelo encrespado y negro. En ese momento, Winifred interrumpe la historia para hacer el siguiente gesto: "Dobló su impermeable rojo, lo acarició y siguió hablando" (p. 143). El color rojo simboliza el infierno, lo diabólico, la sangre y lo sexual, todo lo opuesto a la imagen celestial del relato del pasado. Así, toda la escena configura una alegoría a la historia bíblica del ángel caído, expulsado del paraíso. De este modo se surgiere la imagen de Winifred como representante del mal, algo que se confirma en el final del relato.

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