David Copperfield

David Copperfield Resumen y Análisis Tercera parte, Capítulos 16-24

Resumen

David va a la casa de Steerforth para comunicarle a su madre el destino de aquel. La pobre mujer ha quedado inválida y pasa los días tumbada en la vieja habitación de su hijo. Nunca se recupera de la conmoción que le produce la noticia de David. La señorita Dartle arremete contra ella igual que hizo con la pequeña Emily. Afirma que la señora Steerforth crio a su hijo para que fuera el chico cruel e insensible que era y que, por lo tanto, no tiene derecho a estar triste por su muerte. La señorita Dartle se pone histérica en este punto, declarando lo mucho que quería al pobre Steerforth. David se va de la casa, seguido de los tristes gemidos de la señora Steerforth.

Todos los que parten rumbo a Australia se reúnen por última vez con los que se quedan. David no les cuenta al señor Peggotty ni a Emily de la muerte de Steerforth y Ham, sino que finge que todo va bien. El señor y la señora Micawber, reunidos con sus hijos, esperan tener éxito en su nuevo destino. Antes de zarpar, David pregunta por Martha, y el señor Peggotty le revela que se va con ellos a Australia. El barco se aleja y David observa cómo el señor Peggotty, con Emily a su lado, se aleja poco a poco hasta perderse de vista.

Finalmente, David también emprende un viaje por la Europa continental, y se establece finalmente en Suiza. Por primera vez, lo abate una profunda pena por las muertes de Steerforth, Ham y Dora, y se encuentra en un estado de miseria considerable. Su único punto positivo es Agnes, y recuerda lo mucho que la ama. Pero se ve muy débil y se convence de que nunca será suya, pues no se cree digno de ella.

David regresa a Londres en otoño y primero va a visitar a Traddles, que por fin se ha casado con su prometida. Aunque todavía no es un abogado famoso, está muy feliz con su situación. David también se encuentra con el doctor Chillip, quien ayudó en su parto, y que le menciona que ahora vive al lado del señor y la señorita Murdstone, quienes han conseguido someter completamente a la nueva esposa del señor Murdstone, una muchacha encantadora, dueña de una pequeña fortuna, pero a quien los hermanos han convertido en una persona muy desdichada. David regresa entonces a casa de la señorita Betsey, donde también viven el señor Dick y Peggotty. Les pregunta por Agnes, si está viendo a alguien, y su tía le responde que solo tiene un amor verdadero, pero no le dice quién es.

Al día siguiente, David va a visitar a Agnes. Ve que el señor Wickfield ha recuperado la salud, y que su casa vuelve a estar tranquila y apacible. Entonces David le confía sus verdaderos sentimientos a Agnes, pero estas declaraciones parecen perturbarla.

Más tarde, David y Traddles reciben invitaciones del señor Creakle, antiguo director de Salem House y actual magistrado de la prisión, para visitar la cárcel en la que trabaja. El primer preso que encuentran es Uriah Heep, que fue encarcelado por intentar estafar al Banco de Inglaterra. Uriah está realmente contento con su estancia en prisión, y dice que ha cambiado de tal manera que desearía que todo el mundo fuera a la cárcel para corregirse. También se encuentran con Littimer, que intentó robar pero fue atrapado, sorprendentemente, por la señorita Mowcher.

Agnes y David permanecen muy unidos, pero David se siente constantemente atormentado al saber que ella ama de verdad a otra persona. Cuando por fin se enfrenta a ella, ella se derrumba y él se da cuenta de que es él la persona a la que ella ama. Finalmente, se casan y tienen tres hijos. Un día reciben la visita del señor Peggotty, que les informa que en Australia todo va bien. El señor Micawber es incluso magistrado. Después de esta visita, no vuelven a ver al señor Peggotty.

El último capítulo de la novela es un resumen de la actualidad, en el que se dan noticias de todos los personajes, contemporáneas al momento en que David escribe la novela. La señorita Betsey, Peggotty y el señor Dick viven con él. El señor Dick sigue trabajando en sus memorias. El Dr. Strong y Annie están felizmente casados, al igual que Traddles y su esposa, y Traddles es ahora un abogado exitoso. La señora Steerforth y la señorita Dartle siguen peleándose a todas horas. Por último, David y Agnes están felizmente casados, y David se muestra leal y devoto a la mujer que ha sido su fuente de fortaleza durante casi toda su vida.

Análisis

Tras la muerte de Steerforth, asistimos al derrumbamiento final de todos aquellos que han representado a la clase más alta de la sociedad. La señora Steerforth está sumida en el shock, y la señorita Dartle está consumida por su rabia, responsabilizando a todo el mundo menos a su querido primo por lo acontecido. Hemos visto una gran diferencia entre la forma en que los Steerforth, de clase alta, han afrontado la pérdida, y el modo en el que lo han hecho los Peggotty, de clase baja. Esta es la lección de Dickens, de que la clase alta no es necesariamente mejor, moral ni emocionalmente, que la clase baja.

La escena en la que los Peggotty, Martha y los Micawber parten hacia Australia es interesante y vuelve a invocar el mar como vehículo del cambio. Esta vez, los personajes son llevados a otro mundo, donde todos tendrán una segunda oportunidad de vivir sus vidas. Australia es el emblema de la libertad, un lugar salvaje muy lejano. En cierto modo, estos personajes están recibiendo la vida o renaciendo.

Aunque tarda unos años más, David finalmente reconoce su amor por Agnes, que por fin admite que es a él a quien ama. Así, David alcanza por fin la felicidad por la que ha luchado durante casi toda su vida. En efecto, al final, todos los personajes reciben su justa recompensa. Uriah, por ejemplo, acaba en la cárcel, pero está contento con los cambios morales que ha supuesto para él estar allí. Littimer, el arrogante criado de Steerforth, también ha sido procesado por robar tras ser atrapado nada menos que por la señorita Mowcher, que ahora se convierte en una heroína.

Otros buenos personajes también son recompensados. Traddles, por ejemplo, se casa con su prometida y se forja una exitosa carrera. La señorita Betsey, Peggotty y el señor Dick tienen vidas tranquilas con sus seres queridos, y David y Agnes se casan. El señor Peggotty, Emily y los Micawber han aprovechado al máximo su vida en Australia. Finalmente, Dickens opta por un final feliz.

Ha habido mucha tristeza y angustia en esta novela, pero Dickens lo ha arreglado todo al final. Los recuerdos de dolor, sin embargo, permanecen latentes en el David adulto que escribe sus memorias, a pesar de la felicidad que ha alcanzado con su nueva familia. David cuenta una historia que parece muy fiable, pues involucra un dolor profundo también. La escritura funciona como un modo de purgar parte del dolor que ha experimentado en su vida, y, con ello, sus memorias están completas.

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