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Analiza la relación padre/hija en la novela.
En un principio, la relación entre Lucy y Lurie parece buena. Ella lo recibe en su casa con un abrazo y él se siente agradecido ante un recibimiento tan cariñoso. En un momento, Lurie dice esto sobre el amor que siente por Lucy: “Desde el mismo día en que nació su hija, no ha sentido por ella sino el amor más espontáneo, el amor más ilimitado” (p.98). Luego de la violación de Lucy, Lurie solo puede pensar en protegerla y en estar presenta para ella.
Sin embargo, la relación entre los dos también presenta algunas características peculiares. Por ejemplo, Lucy se dirige a su padre como “David” en lugar de “papá” lo que marca una relación más horizontal entre ellos. Por otro lado, Lurie reconoce que para él “la paternidad es un asunto un tanto abstracto” (pp.83-84). Además, Lurie no tiene problema en especular sobre la vida sexual de su hija y también es capaz de valorar el aspecto de su hija en términos sexuales. Incluso él se pregunta si el amor por su hija no puede haber sido demasiado y quizá ella lo haya tomado como algo inapropiado: “¿Acaso ha sido demasiado ese amor? ¿Acaso lo ha sentido ella como una carga? ¿Acaso le ha pesado tanto? ¿O es que ella le ha dado una interpretación más siniestra?” (p.98).
De todas maneras, la evolución de la relación padre e hija no es atípica. A Lurie le resulta sumamente difícil dar un paso al costado y permitir a Lucy tomar sus propias decisiones. A pesar de reconocer que ha sido un mal guía para su hija, quiere compensárselo ayudándola a tomar la mejor decisión luego del ataque. Lucy, por su parte, desea emanciparse y dejar de ser considerada por su padre como un personaje menor. Solo cuando Lurie es capaz de correrse del lugar de padre impositivo y asume su nuevo rol de futuro abuelo es que puede acercarse a Lucy desde un nuevo lugar en el que ella es dueña de su vida y su casa y Lurie es una visita más.
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¿En qué sentidos se siente alienado Lurie?
Al principio de la novela Lurie está lidiando con una serie de situaciones que lo hacen sentir extemporáneo u obsoleto. Para empezar, Lurie ya no es el mismo que antes en cuanto a su condición de hombre atractivo y mujeriego; ahora se siente como un fantasma que ya no se lleva las miradas de las mujeres y debe resolver “el problema del sexo” (p.7) contratando a una prostituta. Asimismo, en su trabajo tampoco se siente igual que antes porque su facultad se ha transformado de tal manera que él no es más que “un mero remanente del pasado” (p.55). De hecho, cuando pierde su trabajo a raíz de la denuncia por iniciar una relación con una alumna, va a ser reemplazado por un profesor más joven.
Una vez que llega al campo, se siente ajeno al lugar porque se considera a sí mismo “gente de ciudad” (p.81). No comprende la vocación que siente su hija por el trabajo de campo e incluso mira con cierto desdén a los conocidos de Lucy, todos campesinos y muchos de ellos defensores de los animales. Desde su lugar de intelectual, considera que su visión de los animales es superior y se distingue de los Shaw e incluso de su propia hija.
Asimismo, Lurie se siente alienado varias veces por su desconocimiento de los idiomas locales como el xhosa y el sotho. Varias veces escucha a otros hablar ese idioma y se siente marginado.
Finalmente, Lurie se siente alienado con respecto a los cambios sociales que se están dando en Sudáfrica. No comprende del todo la relación de Lucy con Petrus y no consigue conciliar con la idea de que no hay nada que él pueda hacer ahora para imponer su voluntad tanto a Lucy como a Petrus.
Luego del asalto a la casa de su hija, Lurie se va a sentir alienado de su propia hija. En parte, esa alienación viene dada por una cuestión de género. Lurie considera que, si bien es capaz de ponerse en el lugar de los hombres que la violaron, no sería igual de sencillo imaginarse el lugar de la mujer. Lucy puede ver que su padre no comprende su situación y lo aleja constantemente, lo que deja a Lurie aún más marginado.
A través de la desgracia que experimenta y su humillación, Lurie consigue empatizar con los demás y va a lograr superar, en cierta medida, su sentimiento de alienación.
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¿Cómo afecta la experiencia de lectura la focalización del narrador en Desgracia?
Si bien la novela está narrada en tercera persona, los hechos se focalizan desde la perspectiva del protagonista, David Lurie. Como lectores, accedemos al pensamiento de Lurie, mientras que solo conocemos lo que otros piensan o sienten a través del diálogo y las ideas del propio Lurie. En este sentido, los diálogos ofrecen un respiro, porque podemos apreciar otras miradas sobre los hechos. Por ejemplo, las conversaciones entre Lurie y Rosalind revelan algunas de las inconsistencias de Lurie, al igual que los momentos en que Lucy le marca a su padre cuán obstinado puede llegar a ser.
Dado que todo está tamizado desde la mirada del protagonista, comprendemos muy bien sus acciones y los motivos detrás, mientras que las motivaciones de otros personajes como Lucy permanecen más enigmáticos.
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En la novela hay dos casos de abuso sexual. Compara ambas situaciones.
La primera parte de la novela gira en torno a la acusación de acoso sexual contra Lurie, mientras que la segunda parte va a incluir un evento definitorio en la vida de Lurie y su hija: la violación grupal de Lucy. Sin duda existen puntos en común entre estos dos hechos a pesar de tratarse de dos formas muy distintas de abuso.
A pesar de que Lurie intenta idealizar su relación con Melanie, no hay duda de que sus actitudes son predatorias. La primera vez que la invita a su casa le sirve alcohol y luego reconocer que lo hace para “lubricarla” (p.210). Además, recuerda que en esa primera noche ella se veía indefensa al adentrarse “por el bosque donde ronda el lobo feroz” (p.211). Ante el tribunal disciplinario de la universidad, Lurie reconoce su culpa, pero agrega que es culpable de haberse entregado al deseo, no de haber abusado sexualmente de su alumna.
El contexto en el que sucede ese abuso permite que salga a la luz, que Melanie pueda denunciar a su abusador y que este tenga que lidiar con las consecuencias de sus actos. Todos se interesan por el caso e incluso sale publicado en un periódico de la ciudad donde se aseguran de que se conozca el caso y el nombre de Lurie.
Por otro lado, la violación grupal que sufre Lucy es sumamente violenta. Lucy describe que: “Lo hicieron con tanto odio, de una manera tan personal” (p.195). No hay ambigüedad alguna sobre lo sucedido y nadie defendería que esto no se trató de un abuso sexual. Sin embargo, el caso no sale a la luz y Lucy prefiere mantenerlo en privado. A diferencia de lo que ocurre en la ciudad, en el campo denunciar el hecho traería más problemas. Mientras que en la ciudad hay una voluntad por cuidar a las mujeres que han sido víctimas del privilegio y la posición de poder de los hombres, en el campo los abusadores son quienes han sido víctimas de la opresión, y por lo tanto sus actos se interpretan como una consecuencia de siglos de maltrato. Lucy misma cree que lo que le sucedió es quizá el precio que hay que pagar para poder seguir viviendo allí por el hecho de pertenecer a la población blanca, que representa la opresión del pasado.
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¿Qué rol cumplen los derechos de los animales en la novela?
La novela explora el abuso de sectores históricamente vulnerables, sujetos a la opresión. Hay cierta identificación por momentos entre los negros, las mujeres y los perros, quienes sufre misoginia, racismo y especismo. Todos ellos parecen tener en común la incapacidad por parte de alguien como Lurie, un hombre blanco de ciudad que ocupa un lugar de privilegio y poder, para comprender la realidad de los oprimidos.
En el caso de los perros, Lurie entiende desde un lugar abstracto que la crueldad hacia los animales es un problema; sin embargo, considera que es privilegio de los humanos decidir tratarlos bien por generosidad, no por obligación. Lucy, en cambio, condena el maltrato animal porque es capaz de ponerse en su lugar: “No quiero reencarnarme en una futura existencia como perro o como cerdo y tener que vivir como viven los perros o los cerdos bajo nuestro dominio” (p.96). La postura que toma cada uno con respecto a los animales revela cómo ven sus relaciones de poder. Lurie considera al ser humano como un ser superior a los animales que cuenta con el privilegio de poder elegir cómo trata a las demás especies. Lucy, en cambio, cree que es el derecho de los animales que los tratemos como queremos ser tratados.
A medida que Lurie pierde su lugar central de privilegio y experimenta una serie de humillaciones, llega a ocupar el lugar que ocupaba antes Petrus como hombre-perro', y solo entonces consigue empatizar con los perros y valorarlos hasta el punto de sufrir por ellos. Lo que explora la novela, en consecuencia, es la imposibilidad de aquellos que ocupan los lugares centrales de empatizar y comprender la situación de los desposeídos sin antes haber sido corridos de ese lugar de privilegio.