El Aleph

El Aleph Ironía

Emma urde un complicado plan para vengar a su padre, pero su coartada la conduce a falsear el verdadero motivo detrás de su venganza. ("Emma Zunz")

El plan de Emma está diseñado para vengar la muerte de su padre sin ninguna consecuencia para ella. Cuando vive el ultraje que le permitirá defenderse diciendo que Lowenthal abusó de ella, sus intenciones cambian radicalmente. Al final, Emma no venga a su padre, sino a sí misma y a su madre por la "cosa horrible" (p.62) que su padre y el marinero les hicieron a ellas. Es irónico que la coartada que inventó para no ser castigada por su crimen se convierte en su motivación principal.

La refutación de la herejía de los anulares conduce a Juan de Panonia a ser condenado a la hoguera por hereje. ("Los teólogos")

Es irónico que el texto ortodoxo que consiguió condenar a un heresiarca a la hoguera termine siendo el mismo texto que condena a su autor. Las mismas palabras textuales que son consideradas tan ortodoxas que permiten condenar a alguien a la hoguera cobran un nuevo significado que las hace heréticas. Es irónico, además, que las palabras que en algún momento hicieron que Aureliano se sintiera humillado por Juan de Panonia se convierten en un arma para que Aureliano se imponga ante Panonia, su rival.

Los lectores sabemos la respuesta del misterio que Averroes no puede descifrar. ("La busca de Averroes")

Desde el principio del cuento, el misterio que Averroes quiere descifrar y las pistas que se le escapan son obvias y aparentes para el lector. Los lectores conocen perfectamente el significado de la palabra tragedia y comedia y, por lo tanto, son capaces de interpretar que los niños jugando y la anécdota sobre la China son ejemplos de representaciones teatrales. A Averroes, en cambio, esa información le está vedada por su sesgo cultural. El misterio del cuento lo es solamente para el personaje, pero no para el lector. Sin embargo, hacia el final, el propio sesgo y las limitaciones del lector con respecto a una cultura ajena están resaltadas por la reflexión que hace Borges sobre sus propias dificultades para representar una cultura que conoce únicamente a través de los libros.

Tadeo Isidoro Cruz termina luchando al lado de Fierro, el hombre al que estaba persiguiendo y debía atrapar. ("Biografía de Tadeo Isidoro Cruz")

A pesar de los problemas que había enfrentado Cruz con la ley, hacia el final del cuento sabemos que se había insertado en la "civilización" y el orden, a tal punto que es nombrado sargento. Una de sus misiones como sargento es salir a buscar a un desertor: Martín Fierro. Cuando encuentra a Fierro, sin embargo, Cruz no puede evitar el desenlace: "su íntimo destino de lobo, no de perro gregario" (p.57). En este momento, abandona a los hombres que lidera y se une a Fierro para luchar contra ellos.

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