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¿Qué rasgos estilísticos presenta "El collar", y cómo se relacionan con el realismo y el naturalismo literarios?
Como movimiento literario, el realismo se caracteriza por su búsqueda de imparcialidad, la narración y la descripción objetiva de los fenómenos observables y el rechazo de elementos inverosímiles o adornos literarios innecesarios. Además, propone una interpretación de la realidad preocupada por la naturaleza del ser humano y, especialmente, por su dimensión social.
Esto es lo que puede observarse en "El collar". El narrador explora, a través del matrimonio Loisel, la división de la sociedad en clases desiguales y su interacción: todo el relato gira en torno a la imposibilidad de la clase media-baja de ascender socialmente y ocupar los espacios sociales de la clase alta.
El naturalismo, por su parte, ha sido considerado como un movimiento literario que lleva al extremo algunos de los rasgos estilísticos del realismo. El principal de ellos es la descripción detallada de las condiciones sociales más elevadas y las totalmente marginadas. Aunque Maupassant no se identificó plenamente con el naturalismo, en muchos de sus relatos -y "El collar" es un buen ejemplo de ello- utiliza el lenguaje narrativo como un medio para observar e interpretar la realidad y, en ese sentido, su estética es un ejercicio de observación naturalista, basado en la contemplación imparcial, continua y precisa del objeto que se quiere representar.
En "El collar", Maupassant representa la pertenencia a diferentes clases sociales, con sus rasgos distintivos y sus elementos característicos. Así, a través de la evocación de Mathilde y el baile del ministro, se describen con minuciosidad los espacios habitados por los ricos, y se los contraponen a la vida humilde de la señora Loisel. Al final del relato, el narrador describe todas las tareas que realiza la pobre Mathilde, y hace especial énfasis en la relación entre su filiación social y su aspecto físico. Así, el narrador logra transmitir una imagen concreta y elocuente de las diferencias de clase, no solo entre los ricos y los empleados públicos, sino también de quienes se encuentran por debajo de la línea de pobreza.
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¿Cómo se desarrolla la gran ironía del relato?
El último encuentro de Mathilde con la señora Forestier resignifica todo el relato. "El collar" finaliza con una confesión: el collar que Mathilde perdió era una imitación falsa, de no más de 500 francos, y no un verdadero collar de brillantes. Así, todo el esfuerzo realizado por el matrimonio Loisel se basó en la reposición de una joya falsa que no supieron reconocer como tal. Mathilde se sentía tan avergonzada por su inferioridad en la escala social que no había siquiera imaginado la posibilidad de que su amiga rica tuviera joyas falsas.
Gracias al giro irónico del final del relato, la hipocresía de la alta sociedad se revela crudamente y se presenta como otra forma de explotación de las clases más bajas que resignifica todo lo acontecido en el cuento.
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¿Qué lugar ocupa la belleza en el cuento?
"El collar" demuestra que la belleza cumple una importante función social. En primer lugar, el narrador indica que, para las mujeres, la belleza es el principal vehículo para hacerse un lugar en la sociedad. Luego, el episodio en que la señora Loisel queda deslumbrada por los brillantes del collar de la señora Forestier pone en evidencia el estrecho vínculo entre la belleza y el capital económico que representa. Esta dimensión capitalista de la belleza cobra especial importancia durante el baile: la belleza de Mathilde atrae la mirada de los grandes hombres de la sociedad parisina y la convierte en el centro de atención de la fiesta.
Así, la belleza es un factor determinante de la posición que una mujer puede ocupar en los ámbitos sociales de Francia del siglo XIX. No obstante, queda claro que no basta con ser bella, sino que también hay que acompañar la belleza con elementos que destaquen por su valor, y Mathilde es, desde el inicio del relato, extremadamente consciente de ello.
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¿Cómo aparecen representados los roles de género en el relato?
La relación entre Mathilde y su marido, el señor Loisel, responde a determinados roles de género convencionales de la sociedad francesa del siglo XIX. Como puede verse, las mujeres de las clases media y alta no trabajaban, sino que eran mantenidas por los maridos y llevaban adelante una intensa vida social, ya que tampoco debían hacerse cargo de las tareas del hogar ni de la crianza de los hijos, puesto que tenían criados que se encargaban de ello.
Los hombres, además de trabajar y de ocuparse de sus negocios, solían tener una vida social activa y realizaban algunas actividades que estaban restringidas a su género, como, por ejemplo, la caza. A pesar de su posición humilde, el señor Loisel ambiciona poder practicar dicho deporte con sus amigos, y por ello ahorra dinero con el objetivo de comprarse una escopeta.
Así, es posible observar cómo cada miembro de la pareja le otorga valor a diferentes elementos, todos ellos determinados por el género; la ropa y las joyas son indicadores claros del estatus social de las mujeres, mientras que la escopeta que quiere comprar el señor Loisel implica una búsqueda de pertenencia a un mundo masculino en el que puede vincularse con amigos varones y distenderse de su vida laboral y matrimonial.
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¿De qué manera es Mathilde la responsable de su propia caída en desgracia?
Desde el inicio del relato, el narrador hace énfasis en lo insatisfecha que la señora Loisel se encuentra con su vida y, especialmente, con su posición social. Si bien lleva adelante un estilo de vida humilde, cabe destacar que está casada con un hombre bueno y honesto que parece amarla realmente. Sin embargo, su deseo de lujo y riqueza es lo que la impulsa a pedir prestado el collar que luego pierde, y este hecho deriva en su caída económica. Irónicamente, aunque la señora Loisel ha estado preocupada toda su vida por sus apariencias, no es capaz de reconocer que el collar de la señora Forestier es falso, y para reponerlo le compra uno original, de un precio exorbitante. Debido a ello, el matrimonio Loisel pasa los siguientes diez años empobrecido, pagando las deudas contraídas.