Resumen
Un barco llamado "Nellie" navega por el Támesis. Descansará allí mientras espera un cambio de marea. El narrador es un invitado no identificado a bordo del barco. Describe en detalle la apariencia del Támesis como una vía fluvial interminable. Luego describe a los ocupantes del barco. El director de la compañía se desempeña como capitán y anfitrión. Todos lo miran con afecto, confianza y respeto. Hay un abogado que tiene bastantes años y, en apariencia, posee muchas virtudes. Otro tripulante es el contador, que juega con fichas de dominó, tratando de comenzar un juego. Todos ellos ya comparten ese "vínculo del mar". Se muestran tolerantes los unos con los otros. Luego está Marlow. Tiene una apariencia demacrada: mejillas hundidas y tez amarilla.
El barco ancla, pero nadie quiere comenzar el juego de dominó. Se sientan meditabundos al sol. El narrador se da cuenta de cómo cambia el agua a medida que atardece. Marlow de repente habla y señala que "también este ha sido uno de los lugares tenebrosos de la tierra" (p.78). Es un hombre que no representa una clase: es un marinero pero también un vagabundo, lo cual es extraño, ya que la mayoría de los marinos llevan vidas sedentarias a bordo de los barcos. Nadie responde a la observación de Marlow, y este continúa hablando de tiempos antiguos, de cuando llegaron los romanos e iluminaron todo, de una luz que todavía parpadea constantemente. Dice que esas personas no eran colonos sino conquistadores, y que se llevaron todo por la fuerza. Esta forma de conquista, agrega, no era "nada de lo que uno pueda enorgullecerse" (p.82), examinado de cerca. Luego, para consternación de sus aburridos oyentes, Marlow pasa a la narración de una experiencia de vida: cómo decidió ser marinero de agua dulce después de entrar en contacto con la colonización.
Cuando era niño, a Marlow le apasionaban los mapas y se perdía en los espacios en blanco que gradualmente se convertían en oscuros a medida que se poblaban. Estaba especialmente cautivado por la imagen de un río largo y en espiral. En su historia, después de varios viajes por Oriente e India, Marlow espera hacerse cargo de los barcos de vapor que suben y bajan comerciando por el río. Marlow busca un barco, pero le resulta difícil encontrar un puesto. Su tía tiene conexiones en la administración de una compañía y escribe para que lo designen capitán de un barco de vapor. Marlow tomará el lugar de Fresleven, un capitán que fue asesinado en una pelea con nativos. Marlow cruza el Canal y va hasta las oficinas de la compañía para firmar el contrato con sus empleadores.
La oficina se le aparece como un sepulcro blanco. El área de recepción está débilmente iluminada y hay dos mujeres en la recepción. Marlow observa un mapa inacabado y se da cuenta de que él va a terminar entrando en la sección amarilla, ubicada en el centro del mapa, donde se encuentra ese río "fascinante -mortífero- como una serpiente" (p.89). Marlow firma el contrato, pero se siente muy incómodo cuando las mujeres lo miran con seriedad. Luego debe hacer una visita al médico para chequear su salud. Una vez que termina de examinarlo, el médico le pregunta a Marlow si hay antecedentes de locura en su familia. Si bien la pregunta desconcierta a Marlow, termina por no darle demasiada importancia.
Con un estado de salud óptimo, y tras una larga charla de despedida con su tía, Marlow se embarca en un barco de vapor francés, sintiéndose un impostor. Mientras avanzan, Marlow, el nuevo capitán, mira la costa y se maravilla de tanto enigma: tienta e invita al espectador a desembarcar, pero de una manera oscura. El clima es feroz, porque el sol golpea con mucha fuerza. El barco recoge a otros en el camino, principalmente soldados y empleados. Hay una atmósfera absolutamente sombría durante el viaje. Un mes más tarde, Marlow llega a la desembocadura del gran río y se adentra en él en otro pequeño barco de vapor. Una vez a bordo, se entera de que un hombre recogido unos días antes se ahorcó recientemente. El capitán sueco del barco en el que viaja Marlow sugiere que la jungla fue la responsable de que tomara semejante decisión.
Marlow llega a una sede de su compañía. Camina a través de piezas de maquinaria deteriorada y observa una marea de personas negras caminando lentamente, muy delgadas e indiferentes. Marlow continúa caminando para evitar este grupo de esclavos encadenados y encuentra un lugar en la sombra para descansar. Ve más personas negras trabajando; algunas parecen estar muriendo. Un poco más adelante, Marlow se cruza con un niño hambriento al que le da una galleta que tenía en el bolsillo.
Un poco aturdido por la dinámica de este nuevo lugar, Marlow se dirige rápidamente hacia los edificios de la sede de la compañía. Conoce a un hombre blanco vestido elegantemente al que define como un "prodigio" y un "milagro". Después de enterarse de que es el jefe de contabilidad de la compañía, Marlow siente respeto por él.
Marlow espera allí durante diez días, viviendo en una choza. Visita con frecuencia al contador, quien le dice que conocerá al señor Kurtz, un notable hombre a cargo del puesto comercial de marfil más importante del país. Al contador le irrita que se haya instalado una cama para un moribundo en su oficina. Él comenta que "llega a sentir odio hacia esos salvajes, un odio mortal" (p.110). Le pide a Marlow que le diga a Kurtz que todo está bien.
Al día siguiente, Marlow comienza un viaje de 200 millas hacia el interior. Cruza muchos caminos, viviendas desiertas y misteriosos hombres negros. Su compañero blanco se enferma en el viaje, lo que hace que Marlow se impaciente y, al mismo tiempo, permanezca atento. Finalmente, llegan al puesto central y Marlow debe ver al director general. La reunión es extraña. El director tiene una sonrisa sutil. Todos le obedecen, aunque no inspira ni amor ni miedo. Solo inspira inquietud. El comercio ha comenzado sin Marlow, que llegó tarde. Hay rumores de que un puesto importante está en peligro y que su jefe, Kurtz, está enfermo.
El barco en el que Marlow debe partir hacia el puesto de Kurtz tiene un desperfecto y necesita ser reparado. El director está ansioso y se lamenta de que pasarán tres meses antes de que puedan comenzar definitivamente con el comercio. Marlow comienza a trabajar en el puesto hasta que lleguen los repuestos para su barco. Una tarde casi se incendia un cobertizo. Un hombre negro es golpeado por esto, y Marlow escucha el nombre de Kurtz, y luego las palabras "aprovecharse de este desafortunado incidente" (p.121). El espía principal del director, un agente de primera clase, se hace amigo de Marlow, y comienza a interrogarlo sobre Europa y las personas que conoce allí. Marlow está confundido acerca de lo que este hombre espera obtener. El agente se pone molesto y termina fastidiando a Marlow.
En la pared del cobertizo del agente hay un pequeño boceto pintado al óleo de una mujer con los ojos vendados y una antorcha encendida. El agente dice que lo pintó Kurtz. Ante la pregunta de Marlow sobre quién es este Kurtz, el agente dice que es un prodigio, un "emisario de la piedad, la ciencia, el progreso y el diablo sabe de cuántas cosas más" (p.125). El agente habla precipitadamente, queriendo que Marlow le dé a Kurtz un informe favorable sobre su predisposición, porque cree que Marlow tiene más influencia de la que realmente tiene.
El narrador se detiene por un instante y regresa a sus oyentes en el barco del Támesis, diciendo que deberían poder ver más, en retrospectiva, de lo que él podía en ese momento. De vuelta en la historia, está aburrido por la charlatanería del agente. Marlow necesita remaches para continuar arreglando los desperfectos en su barco. El barco es lo único que realmente lo emociona en ese momento. Marlow sube a bordo y ve al jefe de máquinas sentado allí. Se divierten y hablan alegremente de los remaches que deberían llegar en tres semanas. Sin embargo, en lugar de remaches, reciben una "plaga" de ¨hombres negros ceñudos con aspecto pendenciero" (p.136) con su líder blanco de expedición, que es el tío del director. Marlow medita un poco sobre Kurtz, preguntándose si será ascendido a director general y cómo establecerá su trabajo cuando esté allí.
Análisis
Una forma lógica de comenzar a analizar la obra es a través del título de la novela. "Tiniebla" es una palabra problemática en varios aspectos. Inicialmente se menciona en el contexto de los mapas, donde los lugares oscuros o "en las tinieblas" se colorean una vez explorados y colonizados. Podemos decir entonces que el mapa es un símbolo importante que funciona como una guía y, al mismo tiempo, como un registro de exploración. El mapa incompleto tiene una doble función: por un lado, crea nuevos misterios e inspira una renovada curiosidad sobre las tierras designadas como desconocidas; por otro lado, también propone nuevas preguntas sobre lo que solo se conoce parcialmente.
El río es otro símbolo importante, quizás nuestro primer símbolo del "corazón", que es en sí mismo un símbolo del espíritu humano. Siempre en movimiento, no muy predecible, representa la puerta de entrada a un mundo más amplio. El río es una excelente metáfora de la trayectoria de Marlow. Marlow dice que de niño sentía "pasión" por los mapas y por las glorias de la exploración. Aunque esta descripción parece positiva, también suena desdichada. El tono de Marlow es el de alguien que recuerda las cuestiones de la infancia con amargura y nostalgia.
La causa de este sentimiento se vuelve evidente en la primera descripción de Marlow. Su piel cetrina y sus mejillas hundidas no lo retratan como sano o feliz. Ha tenido la oportunidad de explorar, de vivir aventuras, pero, aparentemente, esta experiencia lo ha golpeado. La audiencia entiende, entonces, que está frente al relato de un recuerdo, una historia que explicará el estado inestable e impenetrable que Marlow tiene en el barco del Támesis. La amargura del recuerdo de Marlow insinúa, de alguna manera, el fuerte rechazo que siente Conrad hacia la lógica del colonialismo. El lector recibe constantemente este juicio de valor negativo sobre la colonización a través de las dificultades que Marlow narra en su historia.
Las imágenes de luz y oscuridad se corresponden claramente con la tensión ya evidente que existe entre civilización y salvajismo. Se habla del río Támesis como una "puerta de entrada a la civilización" porque conduce hasta la ciudad "civilizada" de Londres. Es importante tener en cuenta que la ciudad siempre se describe en marcado contraste con sus oscuros alrededores, que son tan amorfos e imprecisos como el agua o la tierra.
El lenguaje vívido de los mapas se vuelve más interesante cuando consideramos que la palabra "tiniebla" conserva su significado tradicional de maldad y terror. El hecho de que Marlow aplique el concepto de tiniebla a los territorios conquistados puede indicar su visión negativa sobre el colonialismo. Leemos con claridad que los colonos solo están explotando la debilidad de los otros. Su expansión en el mundo es tan noble como la violencia y el robo. En el mapa, los lugares que están en blanco y sin interferencia externa son aparentemente los más deseables para algunas personas.
La tiniebla y la oscuridad tienen otro significado que conserva una resonancia profunda: un color de piel. Gran parte de este capítulo describe los primeros encuentros de Marlow con los nativos del Congo africano y sus observaciones sobre ellos. Siempre se menciona la oscuridad de su piel. A primera vista, Marlow los describe como "negros desnudos, pululando como hormigas" (pág.101). Mientras están a la sombra, estas "negras siluetas yacían, se acurrucaban" (pág. 105) y parecían estar muriéndo lentamente. No hay ninguna diferencia entre animales oscuros y personas oscuras. Incluso los trapos usados por los nativos son descritos como sus colas. Las "negras siluetas" se agachan en el suelo y las "criaturas" caminan en cuatro patas para tomar un trago del río. Son llamados sombras: reflejos de humanos, no lo suficientemente sustanciales como para ser reales. Marlow observa un trozo de hilo blanco que se desprende de un joven y le sorprende la blancura que se destaca contra la oscuridad, pensando en el probable origen europeo del hilo. Daría la impresión de que no puede concebir mezclar el blanco con el negro.
Conrad retrata la experiencia de la "otredad" de Marlow hasta un extremo, y con tanto cuidado literario, que es difícil ver al autor simplemente expresando su propia experiencia a través del personaje. Cabe aclarar que Conrad es acusado de racista por la forma en que describe a los nativos africanos en esta obra. De todas formas, también hay críticos que afirman que el autor era muy consciente, no solo de sus propias impresiones, sino también de las de los otros, y que tenía opciones respecto de cómo presentarlas. Para estos críticos, la decisión de describir a los nativos de la forma en que se describen en la novela responde a una decisión literaria, y tiene que ver más que nada con la percepción general que tenían los blancos europeos en esa época. En este sentido, escribir desde la experiencia de Marlow habría sido una elección que nos permite ver a través de sus ojos y observar, así, las tinieblas que él ve.
No es accidental que Marlow sea la única persona en el barco del Támesis que tiene nombre. Es un personaje complejo, mientras que los otros se presentan no tanto como individuos, sino a través de títulos que dan nombre a sus ocupaciones. Marlow es distinto a ellos. No pertenece a ninguna categoría. Es un hombre que no representa su clase porque cruza fronteras. Su reacción frente a los nativos africanos puede no ser sensible para los estándares modernos, pero está más comprometido que los otros oficiales en los puestos. El jefe de contabilidad señala que los gritos de un hombre negro moribundo son simplemente irritantes. El gesto de Marlow de ofrecer una galleta al niño con el hilo blanco parece ser algo considerado. Sin embargo, también puede leerse como un gesto condescendiente, lo que resulta ser más un rasgo de carácter que una tendencia racista. Pero a pesar de los rasgos particulares de su carácter, podría decirse que Marlow no deja de ser un producto de su sociedad, con el racismo que eso implica.
Inmediatamente después del encuentro con el niño, Marlow se encuentra con el jefe de contabilidad, que está perfectamente vestido, con cuello, puños, chaqueta y todo lo demás. Se refiere a él como un "prodigio" y un "milagro". Observamos en este momento las distinciones entre salvajismo y civilización tal como las percibe Marlow. El tono refleja una especie de adoración hacia este hombre. Sus cuellos y puños almidonados son un reflejo de su personalidad, y Marlow lo respeta sobre esta base.
Más allá de la distinción entre salvajismo y civilización que obtenemos desde la perspectiva de Marlow, también podemos asomarnos a la del propio Conrad, si consideramos su presentación del colonialismo a través de Marlow y los colonos. La amarga ironía aquí es que aquellos que parecen más civilizados son, en realidad, los más salvajes. De hecho, la institución del colonialismo se conoce como un "demonio de ojos apagados, fofo y taimado, de una locura despiadada y rapaz" (pág.104). Todo lo que toca se vuelve agrio: la sede de la compañía es una pesadilla administrativa, y hay maquinaria en descomposición por todas partes. Sin embargo, Marlow toma esta situación como señal de una mala ética de trabajo, que a él le desagrada. Por esta razón, se siente atraído por el fanfarrón contable, que es un gran trabajador y nada más.
El sentido del tiempo a lo largo del capítulo está muy controlado. Conrad pasa rápidamente sobre ciertos eventos mientras examina otros con minucioso detalle. Lo hace para generar sospechas sobre el lugar al que se ha encomendado Marlow. Cabe señalar que esta descripción minuciosa la encontramos en eventos como la visita al médico y cada una de las conversaciones que involucran al personaje invisible, Kurtz. Así comienza la obsesión de Marlow con respecto a este hombre.
Hasta ahora, el interés de Marlow en Kurtz es más o menos inactivo y no inspira miedo. Sin embargo, existen algunas escenas, por ejemplo cuando el médico le pregunta a Marlow si hay antecedentes de locura en su familia, que buscan alertar a los lectores sobre una situación bastante sospechosa. Y, al mismo tiempo, esa sospecha está relacionada con Kurtz y con lo que Marlow se va a encontrar más adelante en su viaje. El hecho de que Marlow ignore todas estas advertencias crea una ironía dramática: está claro que le llevará más tiempo a él llegar a conclusiones a las que el lector ya ha llegado.
También es importante reconocer que Marlow está contando una historia. La narrativa es, por lo tanto, un examen del espíritu humano a través de su perspectiva, que es bastante subjetiva. Es solo a través del relato de Marlow con respecto a lo que los otros personajes dicen y hacen que podemos acceder a sus personalidades y a cómo piensan. Y recibimos el relato de Marlow a través del relato de un tripulante del barco del Támesis. En ese sentido, en El corazón de las tinieblas, Conrad utiliza una técnica literaria llamada "narración enmarcada". Es decir, tenemos un narrador, en este caso sin nombre, que nos presenta el contexto en el que un segundo narrador, Marlow, va a narrar su historia. Esta técnica literaria suele ser usada para darle un mayor nivel de verosimilitud a la historia principal ya que la otra historia, la que funciona como "marco", presenta un origen específico y un soporte narrativo concreto de la narración más relevante. Por otro lado, hay personajes que, al igual que nosotros, son testigos de esa narración. De alguna manera, Conrad busca que nosotros, los lectores, tengamos el mismo nivel de compenetración con la historia de Marlow que tiene el resto de la tripulación del barco del Támesis.
Por otro lado, podemos considerar a Marlow un narrador poco fiable, ya que sus recuerdos son nebulosos. Este tipo de narrador es bastante característico de la literatura del siglo XX y lo podemos identificar cuando cae en contradicciones, cuando no recuerda del todo ciertos eventos o cuando miente a otros personajes. En el caso de Marlow, él mismo admite que sus recuerdos son nebulosos. Por lo general, la decisión literaria de utilizar un narrador poco fiable está relacionada con agregarle cierto suspenso o intriga a la historia. Cabe aclarar que el hecho de que Marlow sea un narrador poco fiable produce cierto efecto de ambigüedad en relación con la verosimilitud que aporta el recurso de enmarcar la narración.
En lo que respecta a Kurtz, ha habido una comunicación incompleta. Marlow y el lector lo conocen, pero aún no tanto. Parece que estamos ante un hombre siniestro. La gente habla de él en voz baja, asegurándose de alabarlo. El hecho de que nadie tenga nada negativo que decir sobre él es sospechoso, lo que sugiere que todos están terriblemente ansiosos por no ponérselo en contra. El retrato de la mujer ciega que sostiene una antorcha en la caseta del primer agente insinúa el fracaso de Kurtz: tal vez él haya viajado ciegamente a una situación y se haya abstraído en ella, de la misma manera que la mujer está absorta en la oscuridad de la pintura (a pesar de la antorcha, ella está pintada con tonos oscuros). Esta advertencia es útil para el análisis de los próximos capítulos.