El odio que das

El odio que das Citas y Análisis

Cuando cumplí doce años, mis padres tuvieron dos charlas conmigo. Una fue la típica sobre de dónde vienen los niños (…). La otra fue sobre qué hacer si me detenía la policía.

Starr, Capítulo 2, p. 28

Este pasaje cita ilustra el modo en que la violencia policial racista se ha generalizado al punto de la naturalización en los barrios más carenciados de Estados Unidos. Si bien la violencia policial suele estar mayoritariamente dirigida hacia los hombres negros, resulta evidente que también puede afectar a mujeres y niños en general, lo que interfiere con el desarrollo esperable que estos últimos deberían tener durante la infancia. Aquí, los padres de Starr se aseguran de que, aunque sea solo una niña, su hija sepa cómo comportarse con la policía en caso de que sea necesario. La misma conversación tienen con su hermano Sekani, aunque él es aún más joven todavía. Starr recuerda esta charla en el mismo capítulo en el que se produce el asesinato de Khalil, por lo cual presagia la violencia venidera.

Quince minutos después, salgo de la comisaría con mamá. Las dos sabemos lo mismo: todo esto va a ser una mierda.

Starr, Capítulo 6, p. 108

Starr debe entrevistarse con dos oficiales de policía a cargo de la investigación del asesinato de Khalil debido a que es la única testigo del crimen. Allí, a pesar de que la información que proporciona indica claramente que el agente Cruise le disparó a Khalil cuando este estaba desarmado y sin que hubiera representado peligro alguno, resulta evidente que ninguno de sus compañeros lo consideran culpable. Además, los oficiales la interrogan acerca de los antecedentes de Khalil, sugiriendo que estaba alcoholizado, y que era narcotraficante y pandillero. En ese momento, tanto Starr como su madre advierten que la investigación no será justa ni imparcial. Por el contrario, están seguras de que encajará en una narrativa más amplia de indulgencia hacia la violencia policial.

—¡Sa-anto dios, Starr! ¿En serio? ¿Después de todo lo que hemos pasado, crees que soy racista? ¿De verdad?

Hailey, Capítulo 7, p. 117

La amistad de Hailey y Starr atraviesa muchas tensiones a lo largo de la novela debido a la insensibilidad de Hailey hacia los problemas raciales. Hailey se niega a comprender que las personas que no son intencionalmente racistas pueden tener comportamientos ofensivos o realizar comentarios racistas o, al menos, insensibles. Además, la joven se niega a entablar una conversación sincera con su amiga para comprender su punto de vista; está cegada ante sus propios errores por la actitud defensiva y el miedo que le provoca que la llamen ‘racista’. Los problemas en la amistad entre ellas es una subtrama transversal a toda la historia y se resuelve cuando Starr comprende, finalmente, que lo mejor es terminar el vínculo.

—¡Quiero que mis hijos disfruten la vida! Lo entiendo, Maverick, quieres ayudar a tu gente. Yo también. Por eso me parto el lomo cada día en la clínica. Pero mudarnos del barrio no quiere decir que no seas real y tampoco que no ayudarás a esta comunidad. Tienes que entender qué es más importante, tu familia o Garden Heights. Yo ya lo he decidido.

Lisa, Capítulo 10, p. 181

Este pasaje pone en escena la centralidad que los temas de “La familia” y “La comunidad” tienen en la novela. El argumento de Lisa refleja la lucha interna que tanto ella como Maverick atraviesan por su decisión de mudarse de Garden Heights. Por un lado, los dos quieren ayudar a los miembros de su comunidad: Garden Heights es un lugar signado por la pobreza, la violencia y la desidia estatal, y tanto Lisa y como Maverick quieren permanecer allí para ayudar a sus vecinos, amigos y conocidos, y defender sus derechos. Sin embargo, también son conscientes de los peligros que Garden Heights supone para sus hijos; las muertes de Natasha y Khalil son los recordatorios recientes de ello.

DeVante. Khalil. Ninguno de los dos pensó que tuviera muchas opciones. En su lugar, no estoy segura de si habría tomado una mejor decisión.

Starr, Capítulo 13, p. 237

Al comienzo de la novela, Starr se enoja con Khalil por haberse involucrado en la venta de drogas. Ella no comprende cómo pudo contribuir con un mercado ilegal tan destructivo y que tanto ha perjudicado a su madre. Se necesita la perspectiva de otro ‘pandillero’ como DeVante para que Starr comprenda qué fue lo que lo llevó al negocio: en realidad, Khalil estaba tratando de proteger a su madre, quien se había endeudado con King por robarle. Sin otras oportunidades disponibles para un joven negro de Garden Heights, se vio obligado a meterse en la venta de drogas. Lo mismo sucede con DeVante, quien se integró a los King Lords porque la pandilla le proveía de comida, vestimenta y seguridad. En este pasaje, Starr explica el modo en que la perspectiva de DeVante la ayuda a comprender el dilema al que enfrentan las personas negras y pobres del gueto: lo más probable es que ella procediera igual en caso de estar en la misma situación.

Pero la señorita Ofrah dice que esta entrevista es mi forma de pelear. Cuando peleas, te expones, sin importar a quién lastimas o si te lastiman.
Así que lanzo un golpe más, directamente contra Ciento Quince.
—Le preguntaría si pensó en matarme a mí también.

Starr, Capítulo 17, p. 286

La entrevista televisada a nivel nacional en la que participa Starr como testigo opera como un momento bisagra en su transformación interior: la lleva de tener demasiado miedo y culpa como para hablar públicamente acerca de lo que pasó con Khalil, a liderar las protestas contra su muerte en las calles de Garden Heights. Starr no está de acuerdo con las prácticas violentas como los disturbios y saqueos, que se producen el barrio a modo de protesta, aunque sí comprende la ira que genera la violencia racista sistemática. Es por eso que, tal como señala la señorita Ofrah, elige utilizar su propia voz como un arma para enfrentar la injusticia. Así, aprovecha la plataforma nacional para hablar, no solo por Khalil, sino por el racismo que deben vivir todos los afroamericanos.

—Todos debemos unirnos de alguna manera, hombre —dice papá—. Por el bien del Garden Heights. Lo último que esperarían es un poco de unidad por aquí. ¿Estamos de acuerdo?

Maverick, Capítulo 21, p. 340

Starr comprende la gravedad de lo que sucede en el barrio cuando oye a su padre hacer esta declaración. Los King Lords y los Discípulos del Jardín están enfrentados en una rivalidad tan profunda y arraigada que a menudo los conduce a la violencia y a la muerte. Sin embargo, el racismo estatal y policial es también tan pronunciado que, ahora, uno y otro bando están presentes en la misma habitación sin que estalle siquiera una discusión verbal.

Al mismo tiempo, esta situación es una clara prueba de la capacidad de comunicación y diplomacia de Maverick, que sabe en carne propia lo que son las disputas pandilleras, porque él mismo fue un King Lord durante años. Si bien la conversación no soluciona los problemas de las pandillas en Garden Heights, esta reunión marca un paso hacia la unidad: tanto los Discípulos del Jardín como los King Lords son capaces de colaborar para enfrentar la injusticia común del racismo policial.

—Todos quieren discutir acerca de cómo murió Khalil —les digo—. Pero esto no se trata de cómo murió Khalil. Se trata del hecho de que vivió. Su vida importaba. ¡Khalil vivió! —miro a la policía de nuevo—. ¿Me escuchan? ¡Khalil vivió!

Starr, Capítulo 24, p. 402

Este es el momento en el que se termina de consumar la transformación de Starr, quien pasa de ser un personaje afligido y temeroso a convertirse en una valiente activista. Antes de subirse al patrullero desde donde pronuncia estas palabras, Starr está nerviosa y desconfía de ser capaz de decir lo correcto. Sin embargo, termina por hablar simplemente desde el corazón, y sus palabras apasionadas resuenan entre la multitud. El blog que anteriormente había creado sobre su amigo, “El Khalil que conozco”, sostiene el mismo principio que este discurso: puede que Khalil haya muerto, pero él —como cualquier otra víctima del racismo sistémico— debe ser recordado como un ser humano, no una estadística ni ‘uno más’. De este modo, Starr dirige su declaración a combatir la deshumanización que el sistema realiza sobre las vidas negras.

Si me enfrento a la verdad, por más fea que sea, tiene razón. Me sentía avergonzada de Garden Heights y de todo lo que conlleva. Pero ahora parece una estupidez. No puedo cambiar de dónde vengo ni por lo que he pasado, así que, ¿por qué debería avergonzarme de lo que me hace ser yo? Sería como avergonzarme de mí misma.

Starr, Capítulo 26, p. 431

Desde que asiste a la preparatoria Williamson, Starr siente que vive una doble vida: hay una Starr del gueto y una de la preparatoria. Ambas operan con diferentes códigos de comportamiento, usan diferentes tipos de lenguaje y tienen distintos vínculos. Kenya, que siempre ha reconocido esta duplicidad, no pierde la oportunidad de recalcárselo y criticarle a su amiga el que pretenda ser alguien que, en realidad, no es. Solo al final de la novela, Starr acepta que no puede cambiar sus experiencias ni su origen, y se pregunta por qué querría hacerlo. Su familia, sus antecedentes y cada uno de los eventos que ha atravesado la han convertido en la persona que es ahora, y, como bien explica en el pasaje citado, avergonzarse de esos eventos equivaldría a avergonzarse de sí misma.

También otros están luchando, hasta en el Garden Heights, donde a veces parece que no hay mucho por lo que valga la pena pelear. La gente se está dando cuenta de las cosas, y grita y protesta y exige. No olvida. Creo eso es lo más importante.
A Khalil nunca lo olvidaré.

Nunca me daré por vencida.

Nunca me quedaré callada.

Lo prometo.

Starr, Capítulo 26, p. 433

Con estas poderosas líneas finaliza la novela. Ellas encapsulan la lección que Starr ha aprendido acerca de la importancia de usar su propia voz para luchar por lo que considera justo. Además, este pasaje señala la importancia de no olvidar la violencia y el maltrato sufrido por su comunidad. Cuando se olvidan muertes como la de Khalil, la gente naturaliza la injusticia, pierde su motivación para intentar el cambio y el ciclo de violencia continúa intacto. Bajo la historia de Starr, esta novela transmite el potente mensaje de que, incluso cuando las situaciones sean terribles y las circunstancias desesperadas, es esencial tener esperanza y seguir luchando: “Creo que algún día cambiará. ¿Cómo? No lo sé. ¿Cuándo? Definitivamente no lo sé. ¿Por qué? Porque siempre habrá alguien que pelee. Quizá sea yo” (433).

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