Resumen
Capítulo 6
Llega la hora de ir a declarar a la comisaría y Starr se dirige allí con su madre. Las recibe su tío Carlos, quien las hace entrar al confesionario. Allí, Starr declara con dos oficiales: la detective Gómez, una mujer latina, y el detective Wilkes, un hombre blanco. Ellos le preguntan sobre los eventos que rodearon la muerte de Khalil. En un comienzo, los detectives parecen simpáticos, pero luego se vuelve evidente que intentan influenciar en su declaración para absolver al policía que asesinó a Khalil. Primero, dudan del hecho de que el policía haya forzado a Khalil a salir del auto y, luego, del hecho de que él haya abierto la puerta para preguntarle a Starr cómo se encontraba. Finalmente, la detective Gómez comienza a preguntarle si habían bebido en la fiesta, y si estaba al tanto de que su amigo vendía drogas. Claramente, intenta desprestigiar la imagen de la víctima. Lisa y Starr salen de la comisaría con la certeza de que la investigación no buscará hacer justicia.
Capítulo 7
Mientras espera junto a Hailey y Maya, en las gradas del pabellón deportivo de la escuela, a la espera de que comience la hora de gimnasia, Starr piensa en que al día siguiente será el funeral de Khalil. Las amigas tienen los estómagos llenos por haber almorzado pollo frito y ven un partido que juegan sus compañeros; son tres chicas contra tres chicos, entre los que se encuentra Chris. Eventualmente, Hailey se enoja porque las chicas juegan mal a propósito para coquetear con los chicos, por lo que convence a sus amigas de reemplazarlas para desafiar a los chicos a un verdadero partido.
El partido comienza y Starr se distrae mientras compite contra Chris, debido a que se siente atraída físicamente por él. Además, Chris aprovecha los enfrentamientos para conversar fugazmente sobre su último encuentro. Eventualmente, Chris le roba la pelota, y Hailey le grita a Starr que finja que es pollo frito para no volver a perderla. La idea de que las personas afrodescendientes consumen mucho pollo frito es un estereotipo extendido con connotaciones racistas. Dominada por la ira, Starr deja la cancha rumbo al vestuario, y sus amigas la siguen.
Allí, Starr considera que el comentario del pollo frito fue racista, y Hailey insiste en que no pretendía eso. Tanto ella como Maya sostienen que algo más le está pasando a Starr, y le preguntan si está involucrada en la muerte de un narcotraficante de su barrio que vieron por las noticias: hablan de Khalil. Starr niega conocerlo y la culpa la lleva a llorar sin control. Ellas piensan que llora por Natasha. En ese momento llega la entrenadora, quien le permite ir a la psiquiatra de la escuela. Starr finge estar adolorida por “problemas femeninos” (120) y consigue que su tío Carlos vaya a retirarla.
Su tío la lleva a una tienda de yogur helado, donde ella se termina sincerando respecto al motivo por el que se quiso ir de la escuela: el funeral de Khalil. Allí discuten sobre la investigación en curso, y Starr le dice a su tío que el oficial también le apuntó a ella luego de matar a Khalil. Luego rompe en llanto y Carlos la abraza.
Capítulo 8
A la mañana siguiente es el funeral de Khalil en el Christ Temple. Starr se siente perturbada al ver el cuerpo sin vida de Khalil en el ataúd; le parece un “maniquí” (128). Eso le recuerda el cadáver, igual de frío e inhumano, de Natasha. Durante el servicio, su familia se sienta en el primer banco junto a la de Khalil. El funeral es una celebración de la vida más que un luto por la muerte; cantan canciones animadas y oraciones.
Sin embargo, el evento toma un giro más serio cuando April Ofrah, representante de un grupo activista llamado Just Us for Justice, en defensa de la comunidad negra ante la brutalidad policial, sube al podio y les dice que Khalil estaba desarmado cuando le dispararon. April invita a todos a asistir a una protesta pacífica después del servicio.
Al final de su discurso, King entra en la iglesia con Iesha y un grupo de King Lords. Starr nota que su madre se pone tensa: está resentida con Iesha porque Maverick la dejó embarazada de Seven durante “una sesión pagada” (133) durante un tiempo en el que estuvieron separados. King coloca un pañuelo gris doblado sobre el cuerpo de Khalil, lo que significa que estaba involucrado con los King Lords. Enojada, Rosalie le arroja el pañuelo a King, y Maverick lo convence de que se vaya.
Después del servicio, April Ofrah se acerca a Starr y le dice que se comunique con ella cuando esté lista: el caso está por volverse masivo en los medios, y Just Us for Justice quiere que Starr cuente su versión de los hechos. Además, ella es abogada, y es posible que Starr necesite representación jurídica.
Capítulo 9
Esa noche estallan disturbios en todo Garden Heights. Maverick duerme en la tienda para protegerla de los saqueadores mientras Lisa, Sekani, Seven y Starr se quedan en casa. Se escuchan disparos de ametralladoras en el vecindario, y las imágenes de televisión muestran autos de policía incendiados.
Starr tiene problemas para conciliar el sueño y, cuando finalmente lo hace, las pesadillas la despiertan de golpe. Ya es de mañana, y Seven está golpeándole la puerta para pedirle que vaya al parque con él a jugar al básquet, algo que suelen hacer el último sábado del mes. Aunque Starr se resiste un poco, debido a los acontecimientos de la noche anterior, finalmente acepta y les grita a sus padres para avisarles antes de salir.
Seven y Starr juegan al básquet en Rose Park. Seven no es muy bueno, y Starr lo vence fácilmente, pero los dos disfrutan del juego hasta que dos adolescentes con camisetas de los Celtics se les acercan sospechosamente: pertenecen a los Discípulos del Jardín, la pandilla en disputa con los King Lords. Los jóvenes comienzan a acosar a Seven por ser hijo de un King Lord e intentan robarles sus pertenencias, amenazándolos con un cuchillo. En ese momento interviene DeVante, un King Lord más joven que fue destinado al parque para vender drogas. DeVante les recuerda a los pandilleros que Rose Park es territorio de King Lord y les muestra un arma. Cuando los adolescentes se van, Seven le agradece a DeVante y ofrece sus condolencias por su hermano, Dalvin, quien murió la semana anterior en un tiroteo.
En ese momento, Maverick se detiene en su auto e interrumpe la conversación. Está furioso por el hecho de que se hayan ido sin avisar, justo cuando el barrio se ha transformado en un lugar tan peligroso. Evidentemente, ni él ni Lisa escucharon el aviso de Starr. De vuelta en casa, Lisa y Maverick castigan a Starr y Seven, y les quitan sus teléfonos celulares.
Lisa lleva a Sekani y a Starr a la casa de Carlos a pasar el día. En el camino ven manifestantes, y Starr siente que los disturbios son su culpa, debido a que no pudo convencer a la policía de que arrestaran al oficial que asesinó a Khalil. Lisa consuela a su hija y le explica que, a veces, aunque uno haga las cosas bien, los resultados pueden no ser los esperados.
La casa del tío Carlos se encuentra en un bello y seguro barrio residencial. Allí están Carlos, la tía Pam, su abuela Nana y sus primos pequeños, Daniel y Ava. Mientras sus tíos se encargan de la parrillada que harán en el jardín, Nana lleva a Starr a un costado y se queja de que Lisa le ha estado dando consejos sobre cómo cocinar.
La conversación se interrumpe cuando suena el timbre: es Chris, que vive en la misma cuadra y los vio llegar. Quiere saber por qué Starr ha estado molesta últimamente, y ella admite que se siente distante de él porque, a diferencia suya, él es blanco y rico. Chris le asegura que pueden hacer que la relación funcione de todos modos, y Starr decide reconciliarse con él, alentada por su empatía y compromiso. Juntos se dirigen al patio trasero para comer.
Capítulo 10
Starr, Lisa y Sekani pasan la noche en la casa de Carlos para evitar los disturbios de Garden Heights. A la mañana siguiente, mientras regresan a casa en el auto de su madre, Starr debe evitar el pánico cuando una barricada policial los obliga a detenerse para pedirles la identificación.
Al llegar a casa, el padre de Starr advierte el malestar de su hija y la lleva a trabajar con él para distraerla. En el camino escuchan a Tupac, y el padre de Starr le habla de Tugh Life y del racismo sistémico que lleva a la gente negra a una espiral de pobreza, criminalidad y muerte. Starr llega a la conclusión de que no puede quedarse callada ante el asesinato de Khalil.
Una vez en la tienda, DeVante ingresa con una actitud sospechosa mientras Starr trabaja. Maverick cree que intenta asaltarlos, así que lo interpela. Sin embargo, DeVante confiesa que se está escondiendo de King, quien lo busca para que se vengue de los Discípulos del Jardín que mataron a Dalvin, su hermano. Aunque él ya no quiere ser un miembro de los King Lords, no lo dejan salir. Maverick se compadece del joven y se identifica con su historia, debido a que él mismo estuvo en la misma situación y terminó preso por ello. Luego decide ayudar a DeVante, le ofrece un trabajo en la tienda y acepta que se mude con ellos.
Esa noche, los padres de Starr discuten. Lisa no quiere que sigan viviendo en Garden Heights, por temor a que le pase algo a sus hijos. Maverick quiere quedarse para ayudar a la comunidad.
Análisis
Angie Thomas escribe esta novela en un momento de auge y masificación del activismo antirracista en los Estados Unidos, y tanto esta novela como toda su producción se alinea con las demandas y la lucha contra el racismo. Tal como desarrollamos en “La brutalidad policial en Estados Unidos”, la lucha contra el racismo en Norteamérica tiene una larga historia. De hecho, es constitutiva del estado moderno en el país desde los movimientos abolicionistas de la esclavitud que se dieron en la primera mitad del siglo XIX, encontrando su apogeo en los movimientos por los derechos civiles de los años sesenta, que tuvieron como objetivo garantizar la equidad de derechos a la población afroamericana. El odio que das responde a un nuevo hito histórico del activismo antirracista, que surge en el año 2013 con el inicio del movimiento #BlackLivesMatter (ver “La brutalidad policial en Estados Unidos” para más información).
De este modo, la novela presenta y problematiza distintas manifestaciones del racismo en la sociedad norteamericana. Por ejemplo, el prejuicio racista que lleva al oficial Cruise a asesinar a Khalil por considerarlo sospechoso se perpetúa en la experiencia que atraviesan Starr y su madre en la comisaría. Allí, Starr debe entrevistarse con los oficiales a cargo de la investigación del asesinato y, a pesar de que la información que proporciona indica claramente la culpabilidad del agente Cruise, resulta evidente que ninguno de sus compañeros lo considera culpable. Además, los oficiales la interrogan acerca de los antecedentes de Khalil, sugiriendo que este estaba alcoholizado, y que era narcotraficante y pandillero, como si pudiera estar implicado en su propio asesinato debido a experiencias pasadas de las que el oficial no podría haber tenido siquiera conocimiento.
En suma, resulta evidente que las preguntas de los investigadores tienen como objetivo asentar una representación superficial de Khalil como un criminal y, por implicación, no digno de vida. En ese momento, tanto Starr como su madre advierten que la investigación no será justa ni imparcial. Por el contrario, están seguras de que encajará en una narrativa más amplia de indulgencia hacia la violencia policial: “Quince minutos después, salgo de la comisaría con mamá. Las dos sabemos lo mismo: todo esto va a ser una mierda” (108).
Sin embargo, el racismo encuentra formas más sutiles y menos evidentes en las cuales expresarse. La pelea entre Starr y Hailey en la escuela es un ejemplo de ello: en la escena de la discusión después del partido de básquet, el insulto del pollo frito de Hailey explora una nueva complicación del racismo: el hecho de que, como bien señala Starr, las personas que no son intencionalmente racistas pueden reproducir, sin percatarse de ello, actitudes y comentarios que sí lo son. Esto es especialmente posible en un entorno como Williamson, donde el alumnado es casi enteramente blanco y, por lo tanto, escasean perspectivas que puedan señalar los prejuicios extendidos en el lugar.
Así, en lugar de escuchar a Starr, Hailey se molesta y se ofende porque no quiere sentirse acusada de haber insultado a su amiga: “—¡Sa-anto dios, Starr! ¿En serio? ¿Después de todo lo que hemos pasado, crees que soy racista? ¿De verdad?” (117). La amistad de Hailey y Starr atraviesa muchas tensiones a lo largo de la novela debido a la insensibilidad de la primera hacia los problemas raciales. Pero además, la joven se niega a entablar una conversación sincera con Starr para comprender su punto de vista; está cegada ante sus propios errores por su actitud defensiva. Esto reproduce una dificultad señalada habitualmente en las discusiones sobre el racismo en Estados Unidos: la actitud defensiva de algunas personas impide una comunicación abierta y un reconocimiento del propio racismo. Como veremos, la tensión entre ellas conformará una subtrama transversal a toda la historia; una subtrama que solo se resolverá cuando Starr comprenda, finalmente, que lo mejor para ella es terminar el vínculo.
En línea con esta problemática, presenciamos en estos capítulos cómo la relación entre Starr y Chris se vuelve más compleja y difícil debido a las vidas radicalmente distintas que tienen ambos. Starr está constantemente preocupada de que la diferencia económicas y racial que los separa dificulte el funcionamiento de la relación. Sin embargo, y al contrario de lo que ocurre con Hailey, Chris se muestra abierto y tiene un mayor optimismo que Starr respecto a la capacidad de su vínculo de funcionar. Ciertamente, Chris desconoce por completo la realidad de su privilegio en relación con Starr, pero su voluntad para comprenderla será fructífera en el momento en que ella consiga abrirse con él. En este punto, la casa del tío Carlos se presta como el espacio físico idóneo para la mezcla de los dos mundos, Garden Heights y Williamson, que constituyen la desdoblada personalidad de Starr.
Por otra parte, la madre de Khalil, Brenda, sirve como ejemplo del terrible efecto que ha tenido el dominio de las pandillas, el narcotráfico y el abuso de drogas en los barrios más marginalizados de los Estados Unidos. Ello vuelve a poner en evidencia el modo en que el racismo, en su intersección con la pobreza, priva de oportunidades a las personas, llevándolas a un espiral descendiente de falta de oportunidades, adicción y criminalidad. Starr está particularmente enojada de que Khalil haya vendido drogas porque conoce de primera mano los efectos que la adicción de Brenda trajo a su familia. Así, se molesta por el hecho de que Khalil perpetúe este daño en otros usuarios de drogas. Aquí, la perspectiva de Lisa como madre es fundamental para que Starr comprenda que la adicción de Brenda no la degrada como ser humano ni devalúa sus emociones como madre.
Un tema positivo desarrollado a lo largo de estos capítulos es el de “La comunidad”. Lisa recuerda el modo en que Rosalie la apoyó mientras intentaba estudiar y formar una familia, y ahora ella y Maverick hacen lo propio con su familia a través de dinero, comida y acompañamiento emocional. La comunidad de Garden Heights está acosada por la violencia, pero la presencia de fuertes lazos comunitarios ayuda a brindar consuelo y a atravesar los momentos difíciles. De este modo, los lazos comunitarios muchas veces fortalecen y compensan los lazos familiares deteriorados. La relación entre las familias de Khalil y Starr, o la de esta última con la de la abusiva familia de King son ejemplos de ello. Al igual que Rosalie ayudó a Lisa cuando su familia falló al hacerlo, Lisa protege a Seven como si fuera su propio hijo. Maverick hace algo similar con DeVante, quien se encuentra por completo desprotegido y abandonado.
En esta línea, la relación de Starr con su tío Carlos explora aún más el tema de “La familia”. Muchas de las familias del libro no son convencionales y, sin embargo, incluso así ofrecen sólidos sistemas de apoyo. En este caso, Carlos y Maverick compiten porque el segundo se siente reemplazado como figura paterna durante los años de formación de Starr, cuando él estuvo en prisión por sus actividades como pandillero. Si bien ambos se preocupan profundamente por Starr, sus sentimientos de orgullo y sus celos interfieren en una posible cooperación. Esto se pronuncia aún más debido al activismo antirracista que profesa Maverick; un activismo en constante conflicto con la institución policial, a la que Carlos pertenece, y que tiene un largo historial de violencia hacia la comunidad afrodescendiente.
Con todo, no siempre los temas de “La familia” y “La comunidad” se encuentran en una relación armoniosa. Por el contrario, la tensión entre estas dos formas de organización social produce el principal foco de conflicto entre los padres de Starr:
—¡Quiero que mis hijos disfruten la vida! Lo entiendo, Maverick, quieres ayudar a tu gente. Yo también. Por eso me parto el lomo cada día en la clínica. Pero mudarnos del barrio no quiere decir que no seas real y tampoco que no ayudarás a esta comunidad. Tienes que entender qué es más importante, tu familia o Garden Heights. Yo ya lo he decidido (181).
Aquí, el argumento de Lisa refleja la lucha interna que tanto ella como Maverick atraviesan por su decisión de mudarse de Garden Heights. Por un lado, ambos tienen un fuerte vínculo con sus conocidos del barrio, y por eso quieren permanecer allí para ayudarlos y defender sus derechos. Sin embargo, también son conscientes de los peligros que Garden Heights supone para sus hijos. Las muertes de Natasha y Khalil son los recordatorios recientes de ello.