Resumen
Por la mañana, Bull Lee, Sal y Dean intentan sacarle los clavos a un viejo tronco que Bull Lee quiere utilizar para hacer estantes. Esto le da tiempo al dueño de casa para hablar sobre teorías conspirativas del gobierno, sobre sus familiares y su invento para prevenir el cáncer, una extraña caja con placas de madera y metal que, según él, sirve para evitar que los “orgones” del cuerpo se escapen. Por la tarde, Bull y Sal visitan una casa de apuestas en la que Sal tiene una visión en la que uno de los caballos le recuerda a su padre. En el camino de regreso, Bull le dice que la humanidad pronto se va a dar cuenta de que es posible comunicarse con los muertos.
En la casa de Bull, los viajeros se ponen a prueba en una competición atlética que implica saltar y correr, y Dean les gana a todos sin esfuerzos. Tras una tarde en Nueva Orleans, Dean le muestra a Sal cómo es el trabajo en el ferrocarril. Luego, el grupo se despide de los Lee y abandona la ciudad. Sal reflexiona sobre la sensación de observar a alguien mientras se hace cada vez más pequeño a medida que uno se aleja en auto, hasta que se transforma en un punto en el horizonte.
Más tarde, se detienen en una estación de servicio y roban comida, cigarrillos y gasolina, ya que tienen el dinero justo para llegar a San Francisco. A medida que se interna en los pantanos de Louisiana, el grupo comienza a tener miedo de la noche y de la vegetación salvaje que los rodea. Al cruzar el pantano se encuentran con los tanques de gasolina y las refinerías de Texas. Cuando entran a Houston, Dean les cuenta historias de sus días en aquella ciudad junto a Bull Lee y a Carlo Marx. Sal toma el volante en Texas, bajo la lluvia, y en un momento el auto se atasca en el barro. Al día siguiente comienza a nevar, y Marylou trata de prometerle a Sal una relación una vez que lleguen a San Francisco. El grupo maneja hasta El Paso y se detiene solo una vez para que Dean se quite toda la ropa y corra desnudo por los campos. Dean convence a Sal y a Marylou de que hagan lo mismo para que sus cuerpos puedan tomar sol, y finalmente los tres terminan viajando un largo trayecto desnudos, viajando juntos en la parte delantera del coche.
En El Paso, Dean abandona al grupo para recorrer las calles solo. Marylou aprovecha para abordar a Sal nuevamente, pero este la rechaza y le dice que prefiere esperar hasta encontrarse en San Francisco. Marylou entonces le confiesa su confusión sobre el amor que siente por Dean y la seguridad que tiene de que el muchacho la va a abandonar. Dean recoge a un autostopista y decide continuar viaje hasta Tucson, Arizona, porque allí vive un amigo de Sal que le debe 5 dólares.
En Arizona, Sal empeña su reloj de pulsera por un dólar de gasolina, y un policía los detiene para revisar sus papeles. Dean comenta que los policías siempre desconfían de un grupo de gente joven que viaja al Oeste y comienza a empeñar sus posesiones. Una vez en Tucson, se encuentran con Hingham, un amigo de Sal que se ha mudado a aquel lugar para poder escribir sin distracciones. El hombre invita a cenar al grupo y le devuelve los 5 dólares a Sal. Cuando se despiden y retoman el viaje, Sal vuelve a reflexionar sobre las despedidas y los personajes que se van empequeñeciendo a medida que el auto se aleja.
En el camino recogen a otro autostopista, un músico que les promete darles algo de dinero cuando lleguen a Baskerfield. Manejan hasta California mientras Dean les cuenta historias de cuando vivió en Baskerfield. El autostopista se encuentra con su hermano una vez llegados a la ciudad y le entrega a Sal algo de dinero para la gasolina. Con la recarga de combustible, el grupo puede continuar hasta San Francisco, donde Sal y Marylou son abandonados por Dean en la calle y sin dinero, mientras su amigo desaparece en busca de Camille.
Sal y Marylou alquilan una habitación de hotel a crédito y comienzan a vagabundear en busca de comida. Sal se da cuenta de que Marylou no tiene ningún sentimiento auténtico hacia él y que sólo estaba tratando de hacer reaccionar a Dean por medio suyo. Esa noche yacen en la cama y Sal le cuenta los mitos sobre Dios y Satanás que se ha estado imaginando en los últimos años. Finalmente, Marylou se dirige a lo de una amiga que regentea un club de prostitutas y Sal vagabundea por las calles de San Francisco mientras lo absorben las visiones de su pasado y de su reencarnación.
Dean finalmente reaparece en busca de Sal. Ahora se ha transformado en un vendedor ambulante de ollas y lo invita a Sal a participar de las ventas. Después de unos días de ir de casa en casa promocionando sus ollas, los muchachos se cansan de esa vida y Dean abandona su trabajo. Ambos “enloquecen” nuevamente cuando van a un bar a escuchar jazz una noche y conocen a Slim Gaillard, un genio de los ritmos afroamericanos, muy conocido en toda la bahía. Sal finalmente se siente tan abrumado y cansado de todo aquello que toma un autobús para regresar a Nueva York, pensando que nunca más volverá a ver a su amigo, y sin que esto le importe.
Análisis
El capítulo 7 está dedicado a la relación de Sal con su viejo amigo, Bull Lee, alter ego para el escritor y amigo de Jack Kerouac, William Burroughs. Si bien en la vida real Burroughs fue uno de los amigos más cercanos de kerouac, en En el camino Bull Lee es un personaje secundario que solo aparece en unos pocos capítulos de la segunda parte de la novela. Esto se debe, quizás, a la figura controversial que fue Burroughs en su época, y a los problemas que podría haberle causado a Kerouac un abordaje más íntimo de su figura, especialmente después de que Burroughs matara a su mujer, Joan Volmer Adams Burroughs, tras dispararle bajo los efectos de la droga y el alcohol mientras imitaba el disparo de Guillermo Tell a la manzana sobre su cabeza. En la novela, Bull Lee es un escritor que vive junto a su mujer y a sus hijos en Nueva Orleans, en un rancho al que se retiró para escribir en paz y experimentar con las drogas, a las que se ha vuelto adicto a lo largo de sus años.
Cuando el grupo de amigos está en su casa, Bull Lee oficia de anfitrión, los lleva a recorrer algunos bares y aconseja a Sal sobre su vida y el camino que está emprendiendo. Bull Lee desconfía de Dean, y trata de prevenir a Sal sobre lo destructiva que puede ser esa amistad: “-Me dijo que Dean había empeorado-. Me parece que va directamente hacia su destino ideal, que es una psicosis compulsiva mezclada con la irresponsabilidad y la violencia del psicópata (…) Si vas a California con ese loco nunca conseguirás nada. ¿Por qué no te quedas conmigo en Nueva Orleans?” (pp.192-193). Sal escucha al viejo Bull Lee como si se tratara de una figura de autoridad que merece todo su respeto, pero no le hace caso con respecto a Dean, y por supuesto que continúa su viaje hacia California.
En la casa de Bull Lee el motivo del alcohol y las drogas vuelve a hacerse presente, y cobra especial importancia. Tanto Bull Lee como su mujer consumen bencedrina, marihuana y morfina con mucha frecuencia. Cuando están con ellos, los personajes también se entregan a la experimentación y Marylou termina al borde del colapso: “Aquella noche Marylou tomó todo lo que aparece en los libros; fumó tila, tomó barbitúricos y anfetas, bebió mucho alcohol, y hasta le pidió a Bull un chute de morfina que él, por supuesto, no le dio” (p. 193). Esa misma noche, Sal describe una escena que contrasta brutalmente con lo que se esperaría de un hogar familiar de la clase media estadounidense:
Dentro, Jane seguía leyendo los anuncios en el cuarto de estar; Bull estaba en el cuarto de baño metiéndose un fije, apretándose una vieja corbata negra con los dientes para hacer el torniquete y pinchándose con la aguja en su dolorido brazo lleno de agujeros; Ed Dunkel y Galatea estaban desparramados sobre la maciza cama de matrimonio que Bull y Jane nunca utilizaban; Dean liaba porros; y Marylou y yo imitábamos a la aristocracia del Sur (p. 194).
Está claro que Bull rechaza los modos de vida convencionales y se pronuncia en más de una ocasión contra la burocracia estadounidense, a la que parece echar la culpa de todos los males del país. Bull no deja de ser un personaje enigmático y atractivo, gran exponente de la cultura beat: se trata de un intelectual que ha viajado, vivido y estudiado en muchas partes del mundo, y utiliza las drogas como elementos de experimentación sobre el cuerpo y la psiquis.
El viaje a San Francisco le da tiempo a Sal para pensar en la naturaleza transitoria de la vida. Mientras mira a sus amigos desaparecer por el espejo retrovisor del coche, Sal es consciente del paso del tiempo y el proceso de pérdida continuo. Para Sal, este es un sentimiento tan fútil como liberador. Para Dean, mientras tanto, se vuelve una necesidad el contar las historias de su pasado a medida que atraviesan Texas y se adentran en California. Las historias muchas veces son chocantes e inmorales, especialmente si el lector tiene en mente la sensibilidad cultural y moral de los años 50, cuando En el camino fue publicado. Estas historias son la manera que Dean encuentra para lidiar con la idea de la impermanencia.
El viaje del grupo a través de los pantanos de Louisiana es otra forma que utiliza Kerouac para mitologizar la cultura negra de Norteamérica, pero al final los personajes terminan estando tan aterrados como emocionados por la naturaleza exuberante y peligrosa del pantano. Mientras los tres amigos continúan hacia el Oeste luego de dejar a Ed y a Galatea en Nueva Orleans, la conducta de Dean se torna cada vez más errática: el hombre no para de hablar de forma fragmentaria y carente de sentido, y comienza a manejar desnudo.
Una vez que llegan a San Francisco, Sal y Marylou encuentran que la ciudad no es tan acogedora como lo habían esperado; Dean los abandona y se quedan en la calle sin dinero. En esta nueva experiencia, Sal solo experimenta una faceta de la ciudad triste y carente de encantos.
Hambriento y sin dinero en San Francisco, Sal tiene una visión en las calles que comienza a esbozar esa verdad que ha estado buscando durante todos sus viajes. En esta visión de reencarnación, Sal comienza a ver la fluidez del tiempo, y no su permanencia. Este pasaje desarrolla algunas nociones propias del budismo, ideas que ganarán más importancia en trabajos posteriores de Kerouac. A través de la novela, el personaje de Sal se ha vuelto de una personalidad progresivamente más fluida: ha sido un vagabundo, un viajero, un profeta, un miembro de familia de clase media, y sus transformaciones continúan. En este pasaje, las visiones de Sal comienzan a mostrarle por primera vez esa naturaleza fluida de su identidad.
En el capítulo final de la segunda parte, Dean regresa en busca de Sal, y el lector puede observar que su carácter ha cambiado. Ya no es el joven salvaje y amoral de la ruta, sino que se ha vuelto un padre de familia, ha comenzado un nuevo trabajo y ha ganado cierta estabilidad. Sin embargo, Dean no puede permanecer mucho tiempo en su nuevo rol, y solo pasan unos días antes de que Sal y Dean se encuentren nuevamente enfermos y cansados de todo.
Es nuevamente la cultura underground del jazz afroamericano la que enloquece a Dean y a Sal y renueva su fe en la vida. La prosa de Kerouac imita la naturaleza confusa e irresuelta del jazz improvisado para describir a estos personajes afroamericanos y la locura que sus ritmos producen. Tras una noche frenética en la que Sal, Dean y Marylou se la pasan de bar en bar escuchando jazz y especialmente a un negro famoso, Slim Gaillard, Sal decide regresar al Este. Sal ahora se encuentra exhausto del ritmo frenético de sus viajes.
Con respecto al estilo de Kerouac, conforme la novela avanza y la locura de Dean crece, la prosa también se hace más frenética: el estilo rápido y directo que asemeja al discurso improvisado y que caracteriza a la literatura de la Generación beat juega también con el ritmo y la estructura propios del jazz e imita las oscilaciones de la música. Así, el lenguaje emerge del escritor como una respiración rítmica, como el fraseo de un músico de jazz. En el manuscrito original, hay grandes fragmentos en los que ningún punto y aparte separa las frases-estructuras ya quebradas arbitrariamente por el uso de los dos puntos falsos y de comas innecesarias. En esos momentos, la puntuación es reemplazada por guiones espaciales que imitan la respiración del músico de jazz entre frase y frase. En las nuevas ediciones y en las traducciones de la novela, este estilo caótico se modifica para ofrecer al lector un discurso más ordenado y comprensible, aunque las marcas de diálogo, los puntos suspensivos, las interjecciones y las frases inconclusas de Dean sirven para transmitir las mismas ideas.