"Tenía la sensación de que [sus manos] colgaban como pesos muertos de los extremos de sus brazos" (Símil)
Cuando el hombre, ya aceptando la idea de que nada puede hacer para evitar su muerte, corre para mantener su cuerpo caliente, no tiene control de sus manos, a las que ya no le llega la sangre. La imagen visual que ofrece este símil es muy descriptiva y transmite, en buena medida, la desesperación del hombre frente a ese proceso de congelamiento que no puede detener.
"Corría ciegamente, sin propósito alguno, presa de un terror como no había sentido en toda su vida" (Símil)
London se vale de otro símil para transmitir el horror del hombre al contemplar, impotente, un proceso que no puede detener, y que terminará, muy pronto, con su vida.
"Hizo cuanto pudo por sofocar este pensamiento" (Metáfora)
Esta metáfora supone una autonomía del pensamiento del hombre, que le inserta visiones en la mente que él intenta detener pero no puede. Esta figura retórica, aquí, sirve nuevamente para dar cuenta de la impotencia absoluta del protagonista frente a un proceso externo que no puede controlar.
"Estaba perdiendo la batalla contra el hielo, que atacaba desde todos los flancos" (Metáfora)
Esta metáfora es muy elocuente en tanto condensa el tema de la lucha del hombre contra la naturaleza en una breve frase. Además, es interesante que el hielo aparezca aquí personificado. Este es solo uno de los numerosos elementos naturales (además de partes del cuerpo, e incluso procesos de pensamiento del protagonista) que en el último tramo del cuento se describen como agentes activos que parecen conspirar contra la vida del hombre.
"Primero pensó que había hecho el ridículo al correr por ahí como un pollo decapitado" (Símil)
Este símil ofrece otra imagen muy descriptiva de la desesperación del hombre al final del cuento. Lo ridículo de la imagen parece hacer al hombre aún más pequeño e impotente frente a las fuerzas de la naturaleza.
