La novela Entre visillos, de Carmen Martín Gaite, es una crítica a la vida sumisa que deben encarar las mujeres en España durante el gobierno de Franco. Detrás de todos los mandatos sociales que rigen la vida de los habitantes de la ciudad de provincia donde se desarrolla la historia de la novela, y sobre todo de las mujeres que protagonizan la narración, están los designios de una organización que se conforma antes de la Guerra Civil, en el año 1934 en Madrid, y que extiende su influjo durante cuarenta años, hasta la muerte del dictador.
La Sección Femenina de Falange, liderada por Pilar Primo de Rivera, hija del dictador Miguel Primo de Rivera y hermana de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española, impone un ferviente catolicismo y un retroceso de la mujer que queda relegada al hogar, lugar que, de acuerdo con sus preceptos, le corresponde. Las figuras que enaltece este organismo y que erige como modelos son las de Isabel la Católica y la de Santa Teresa de Jesús.
Durante la guerra, la Sección Femenina ofrece asistencia a los familiares de los caídos del bando de los sublevados, tareas de enfermería y, además, genera lazos con la Alemania nazi y la Italia fascista.
A partir de la finalización de la guerra y de la imposición del gobierno de Franco, la Sección Femenina se reorganiza en pos de un nuevo objetivo: lograr instruir a la población femenina para que España se pueble de lo que, desde la organización y el estado se cree que son, buenas patriotas: mujeres dóciles, voluntariosas y conformistas que viven subyugadas ante la autoridad masculina. Para ellas, la Sección Femenina se constituye así en un horizonte hacia el cual mirar a la hora de saber cómo ser digna y respetable en la España de la época. Y esto se traduce en ser una esposa modelo, una buena cristiana, una madre ejemplar y una ciudadana patriota: un modelo de feminidad acorde con el régimen y nunca una feminista.
La Sección Femenina dictamina, entonces, cómo debe comportarse la mujer y utiliza diferentes instituciones para sus propósitos adoctrinadores: la familia, la iglesia y el Instituto de Enseñanza Media para mujeres. Su propaganda oficial se establece a través de diferentes revistas y del NODO, el noticiario proyectado en el cine antes del comienzo de las películas.