Entre visillos

Entre visillos Resumen y Análisis Segunda parte, Capítulos 12-14

Resumen

Capítulo 12

La segunda parte de la novela comienza con un regaño de Ángel hacia una llorosa Gertru en el bar del Gran Hotel. El motivo es porque la muchacha le dejó como sorpresa en la conserjería un bocadillo de tortilla que el muchacho recibió frente a sus amigos y esto lo avergonzó. Le dice, entonces, que ella se tiene que acostumbrar a que él la riña, porque es mayor, porque se casará con ella y porque debe enseñarle a quedarse siempre en el lugar que le corresponde.

En la mesa de enfrente a la de ellos se encuentran los amigos de Ángel, que conversan sobre el motivo de riña de la pareja. La hipótesis que sostienen es que están discutiendo por lo de la noche anterior. No se especifica qué es, pero, al parecer, Ángel salió con ellos, bebió bastante y, tal vez, estuvo con alguna mujer. También hablan sobre la apariencia de Gertru: dicen que es bonita, pero muy chica, simplona y flaca aún, que es "de las que se ponen en su punto después del segundo hijo" (151).

En el piso superior, en el departamento de Yoni, Teresa está dando una fiesta en honor a Colette, una huésped francesa que se marcha al día siguiente, por lo que todos suben. Federico Hortal llama por teléfono a Julia para invitarla a asistir y es Mercedes quien convence a la tía Concha para que las deje ir a las dos, dado que lo ve como una posibilidad para que Julia se aleje de Miguel para siempre. Mercedes elogia a Federico, de quien dice que es un buen partido.

Al llegar a la reunión, Julia y Gertru se van con Teresa a mirar la cocina de su departamento, dado que Gertru está pensando en la decoración de su futuro hogar. Ángel, entonces, aprovecha para pedirle a Yoni que le presente a la francesa y le hace comentarios algo subidos de tono. Al volver, Julia baila con Luis Colina, quien no deja de hablarle sobre Goyita. Mercedes, por su parte, se queda bebiendo coñac con Federico, a quien pretende para su hermana, y le habla sobre la mala relación de Julia y su novio Miguel; luego, algo bebidos, bailan apretados en la pista. Desde un costado, Manolo Torre y Yoni hacen comentarios despectivos sobre Julia y Mercedes y, además, mencionan que lo que le divierte a Federico es deshacer noviazgos.

Luego del baile, Mercedes y Federico van a la terraza y quedan afuera: las puertas no se pueden abrir desde el exterior y ella se desespera. Adentro, su hermana la busca. Cuando por fin salen, las chicas discuten camino a su casa: Mercedes le dice que debe estar con Federico, que es un chico maravilloso; Julia le dice que se case ella con él si tanto le gusta. Esto hace llorar amargamente a su hermana. Ella, en cambio, llora de gozo: ha llegado carta de Miguel.

Por otro lado, Gertru y Ángel también tienen un desacuerdo. Camino a la casa de Gertru, ella le dice que en la reunión Pablo Klein le ha recomendado terminar sus estudios en el Instituto y que le gusta la idea, pero él le dice que no quiere y que no le gustan las mujeres testarudas. En cambio, para animarla, le promete hacerle la cocina que a ella le guste, por más cara que sea.

Capítulo 13

Este capítulo está narrado por Tali y separado mediante asteriscos. Ella regresa al Instituto después de un tiempo de comenzadas las clases debido a una enfermedad que padece durante casi todo el mes de octubre. Llega en taxi, porque así lo dispone su tía, pero se baja antes de la entrada para que no la vean. Sus compañeras le comentan lo cambiada y grande que está y le hacen preguntas sobre Gertru. Al salir, Tali se va con una alumna llamada Alicia Sampelayo, quien le pide detenerse en la iglesia para rezar; mientras lo hace, Alicia llora un poco.

El día de Todos los Santos, Tali asiste al cementerio con su tía y hermanas para dejar flores en las lápidas de su madre y otros familiares. Nota que tanto Candela como el taxista ya no se dirigen a ella usando el "tú" sino el "usted" y sospecha que se debe a un pedido de sus hermanas. En el cementerio, se encuentran con Elvira y Teo, que están haciendo lo propio en la tumba de su padre. Elvira conoce a Tali allí y le ofrece sus libros, ya que también se ha formado en el Instituto.

Tras la tercera clase de alemán, Tali le comenta a Alicia el aspecto triste o nostálgico del profesor Pablo Klein y, justo en ese momento, él aparece en el camino y se pone a la par de ellas. Les habla sobre la forma en la que dicta sus clases, tan diferentes a las del resto de los profesores. Cuando Alicia llega a su casa, Pablo continúa un tramo con Tali, que se siente nerviosa a su lado. Él interroga sobre sus estudios futuros y ella le dice que no sabe si va a estudiar, dado que a su padre no le gusta. Al darse cuenta de que ella sí está interesada en hacerlo, Pablo la anima a seguir sus estudios superiores y la invita a seguir la conversación en un bar, pero Tali no se atreve y le dice que no. Sin embargo, se arrepiente al instante y se dirige, sin éxito, en su búsqueda. Al anochecer, pasa por la puerta de la casa de Alicia y decide entrar. La recibe su madrastra y la hace pasar al interior de la pequeña casa que es, también, una peluquería. Tali le pregunta a Alicia qué va a estudiar tras el bachillerato y Alicia le dice que nada, dado que es caro y se tarda mucho: que ella debe trabajar.

Capítulo 14

Cuando las amigas visitan a Elvira, le preguntan por su hermano, que, al igual que Emilio, está preparando las oposiciones a Notarías. Ella se fastidia y piensa que prefiere estar sola. Pero quien no quiere que esté sola es Emilio, que, una tarde, se presenta sorpresivamente en su cuarto para decirle que necesita verla, que no sabe para qué fingen ante los demás que no hay nada entre ellos y que no le alcanzan las cartas ni tiene ánimos para continuar los estudios si no sabe si el amor de ella es real. Ella le explica que lo que le sucede es que no soporta las historias de los noviazgos familiares y sus reglas.

Luego, en la pensión de Pablo, Emilio le habla sobre la distancia que le impone Elvira y lo preocupado que está. Pablo es su único confidente y le aconseja dejarla más libre y no insistir tanto; consejo que ejecuta Emilio. A partir de este momento, comienza a salir seguido con Pablo y a avanzar más en sus estudios con Teo.

Una tarde, Pablo se presenta de visita en la casa de Elvira y Teo. Emilio también está allí y se alegra al verlo. La madre de Elvira se muestra encantada con Pablo; Elvira, en cambio, se molesta y sale de la habitación. Cuando Pablo se va, Elvira le comunica a la madre que se va a casar con Emilio y que no van a esperar la oposición, sino que lo van a hacer pronto y que es una decisión de ella. Cuando Emilio y Teo regresan, Elvira critica a Pablo y les pide quedarse recostada en la habitación con ellos mientras estudian.

Análisis

La primera parte de la novela se abre con lo que cuenta Natalia en su diario sobre la dicha de Gertru que está de novia y se siente mayor: "¿Tan mayor te parezco ahora?" (12), le dice risueña a su amiga en septiembre. La segunda parte de la novela se abre con el llanto de Gertru un mes después. Su novio, Ángel, más de diez años mayor que ella, la reta porque considera que lo ha humillado frente a sus amigos por una tontería. Ella aparece infantilizada frente a la actitud paternalista y autoritaria de su novio: "Gertru levantó unos ojos de niño con rabieta" (150). Los amigos de él, que miran la discusión a corta distancia, exacerban esta infantilización de la muchacha al realizar comentarios despectivos, machistas y misóginos, tales como: "Tiene unos bracines que parecen palos" (151) o "Muy crío, eso es lo que pasa. Ya se pondrá en su punto. Es de las que se ponen en su punto después del segundo hijo" (151).

Ángel cumple un rol estereotipado en la literatura española que es el del "donjuán", es decir, el de un mujeriego, un hombre afecto a estar con muchas mujeres que no se preocupa por los sentimientos de su enamorada, que es, por lo general, una joven ingenua y de buena familia. Así lo demuestran, también, sus amigos, que hacen comentarios sobre su promiscuidad la noche previa, cuando, al parecer, él la ha engañado con otra mujer: "Pues él decía que con qué cara salía hoy con ella. Yo creo que se lo está contando y que por eso riñen" (151). Recordemos que el rol masculino no es el que está puesto bajo el ojo de vigilancia social, sino el femenino. Y, si bien, los temas relacionados con la sexualidad no se tratan abiertamente y forman parte del tabú de la norma, hay cuestiones que se dan por sobreentendidas. Así como se considera norma que la mujer llegue virgen al matrimonio, es esperable, en la España de la época, que el hombre llegue con experiencia de vida suficiente.

Esa actitud intolerante y autoritaria de Ángel se manifiesta también cuando ella, más tarde, expresa sus ganas de continuar sus estudios de bachillerato, abandonados por pedido de él. Pablo parece tener la misión de abrir en las mentes de las jóvenes del lugar la posibilidad de crecer intelectual o espiritualmente. Pone la idea en la cabeza de Natalia y también lo hace en la de Getru. Veremos cómo en Natalia esa idea prospera; en cambio, en Gertru no, porque ella está atada a los mandatos que le hace cumplir su novio, quien no ofrece más razones que las propias: "Pues porque no. Está dicho. Para casarte conmigo, no necesitas saber latín ni geometría; conque sepas ser una mujer de tu casa, basta y sobra" (171) y clausura cualquier posibilidad de comunicación que no sea la que él espera. Para animarla y cambiarle el ánimo antes de dejarla en su casa, le promete un regalo ideal para quien se considere una mujer respetable de la sociedad franquista: una cocina cara y a medida, símbolo de lujo, femineidad y hogar.

Otro estereotipo de mujer de la sociedad franquista, pero no esperable, es el de la solterona. En la novela, el rol está representado por la tía Concha y, además, por alguien que, al parecer, va camino a serlo: Mercedes Ruiz Guilarte. A punto de cumplir treinta años, Mercedes no tiene pareja ni horizontes de tenerla. El único acercamiento que tiene con un hombre es con Federico Hortal, a quien pretende para que su hermana olvide a Miguel, pero, de quien, en realidad, parece estar interesada ella. Federico no está interesado en ninguna de las dos: es otro de los tantos hombres machistas que se pasean por el Casino y el Gran Hotel en busca de fiesta, alcohol y, como cuentan por allí, "a él le divierte deshacer noviazgos" (166). Cuando Federico baila con Mercedes, los amigos se mofan de las hermanas Ruiz Guilarte, opinan sobre sus cuerpos y hacen comentarios en las que las monetarizan: "Para mí, ni en un saldo" (167). A Julia tampoco le interesa Federico, pero parece intuir que a su hermana sí y, por eso, enojada al volver dice algo de lo que luego se arrepiente, dado que amarga profundamente a su hermana: "Cásate con él, si tanto te gusta, que estás por él que te matas, hija, que eso es lo que te pasa. Cásate con él, si puedes" (173). Esa expresión condicional que aparece al final de la frase de Julia es la que humilla a Mercedes. La noche de Julia depara otro final para ella que es el de la alegría, dado que recibe una carta de su novio que retoma, de esta forma, la comunicación con ella.

En esta parte de la novela, Natalia se incorpora como narradora. Lo hace de manera fragmentada, casi inexperta: divide su narración de acuerdo con diferentes momentos. Ya no aparecen fragmentos de su diario íntimo, herramienta que le permitía tenerse como su propia interlocutora, sino que cuenta cómo accede a la comunicación con otras personas. En la escuela, ante la ausencia de Gertru, comienza una amistad con Alicia, una joven de una clase social más baja, por la que se siente profundamente interesada: "Me daba vergüenza hablar de mí. Ella me parecía mucho más importante que yo y más seria, muchísimo mayor" (189). El espacio de la casa de Alicia es compartido con el espacio del trabajo: la peluquería de su madrastra está en la pequeña vivienda. El futuro de Alicia está orientado al mundo del trabajo, dado que es menester para su supervivencia. Alicia rompe el molde de las mujeres con las que interactúa usualmente Tali. El otro interlocutor que encuentra es Pablo, el profesor de alemán, y que, como a Gertru, le habla sobre los estudios. Esto genera un interés genuino en Natalia que hace que se ponga a pensar en ello como una posibilidad.

Las que no piensan en estudiar como una posibilidad son las jóvenes mujeres que se juntan a tomar el té en lo de Elvira y que le preguntan por las oposiciones a Notarías que están preparando Teo y Emilio: "Casi todas estaban de acuerdo en que era la mejor salida de la carrera de Derecho" (192). La carrera de notario es un símbolo de estatus social y progreso económico para el notario y su familia. Lo irónico aquí es que Elvira, quien se muestra desinteresada en la charla al respecto, sea la única comprometida, en secreto, con un notario. A ella no parece importarle el dinero y continúa, todavía, abrumada ante su situación.