“Y detrás de ellos entra la noche en la casa de las hermanas Garmendia. Y quince minutos después, tal vez diez, cuando se marchan, la noche vuelve a salir, de inmediato, entra la noche, sale la noche, efectiva y veloz” (p.33). (Metáfora)
Resulta evidente que en este caso "la noche" viene a representar el horror de lo que Carlos Wieder y los agentes harán con las Garmendia, su tía y Amalia Maluenda (recordemos igualmente que Amalia logra escapar). Bolaño utiliza esta metáfora bastante usual, la noche, para hablar sobre el horror, la represión y el crimen. Así y todo, en este caso, le da un giro poético al personificar la noche: esta entra a la casa, sale y es "efectiva y veloz".
“Por aquellos días, mientras se hundían los últimos botes salvavidas de la Unidad Popular, caí preso” (p.34). (Metáfora)
El narrador utiliza la expresión "botes salvavidas" para hacer referencia a las últimas posibilidades que le quedan de salvarse frente al inminente derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular. La metáfora de los botes salvavidas representa, en términos más generales, el clima de supervivencia en que vivían los seguidores de este partido. Clandestinidad o exilio eran las dos alternativas en medio del caos que tenían Arturo y sus conocidos para esquivar la muerte. Sin ir más lejos, Arturo B., luego de ser detenido, se exilia.
"En ese momento, precedido por un extraño crujido, como si alguien hubiera aplastado un insecto muy grande o una galleta muy pequeña, el avión reapareció. Venía del mar otra vez" (p.38). (Símil)
En general, los símiles y las metáforas en la literatura de Bolaño recurren no tanto a una poética elevada, metafísica o romántica, sino a un universo cotidiano, prosaico. En este fragmento, aunque estamos ante una exhibición artística épica, solemne y grandilocuente, el avión de Carlos Wieder aparece con el sonido de un insecto que se aplasta o una galleta pequeña. La comparación del narrador de la entrada del aviador con cosas tan pequeñas e insignificantes tiene un efecto de distancia con respecto a la solemnidad reinante, una solemnidad impuesta por la admiración fascista que despierta Wieder.
"El silencio es como la lepra, declaró Wieder, el silencio es como el comunismo, el silencio es como una pantalla blanca que hay que llenar" (p.54). (Símil)
Wieder encadena símiles para intentar explicar el efecto que tiene sobre él el silencio que reina en el cielo: la lepra (que remite a la muerte); el comunismo (que desde el punto de vista de Wieder remite al peligro) y una pantalla blanca (que remite al momento previo a la imagen). Con respecto a esta última comparación, la pantalla blanca, debemos pensar que la obra de Wieder intenta todo el tiempo llenar ese blanco; las fotografías de mujeres torturadas y muertas, o los versículos en el cielo, vienen a ocupar el blanco del silencio que a Wieder se le hace insoportable.
"La historia de Juan Stein, el director de nuestro taller de literatura, es desmesurada como el Chile de aquellos años" (p.56). (Símil)
La historia de Juan Stein es una historia que, a partir de 1973, se bifurca. Por un lado está la historia de un Stein que nunca sale de Chile y se dedica a dar clases y reparar motores de cosechadoras, y por el otro la de un hombre que se pliega a cuanta revolución se cruza en su camino, de Nicaragua a África. Con ese Juan Stein compara el narrador los años 70 de Chile, plagados de violencia y terror, de demostraciones grandilocuentes de poder y tensión constante.