La primera vez que vi a Carlos Wieder fue en 1971 o tal vez en 1972, cuando Salvador Allende era presidente de Chile.
Desde la primera oración el narrador nos sitúa en el contexto histórico que será el trasfondo de toda la primera parte de la novela: los últimos meses del presidente chileno Salvador Allende y el posterior Golpe de Estado de 1973. En este sentido, Arturo sufrirá varias de las calamidades que caracterizaron a aquella época: será detenido, verá cómo sus amigos se exilian o, incluso, mueren en manos de las Fuerzas Armadas. Luego, cuando él ya lleva un tiempo exiliado en Europa, se verá involucrado en la investigación del paradero del aviador y poeta Carlos Wieder por su participación en la escena cultural de la dictadura.
Y ahí, en esas alturas, comenzó a escribir un poema en el cielo. Al principio creí que el piloto se había vuelto loco y no me pareció extraño. La locura no era una excepción en aquellos días.
Carlos Wieder escribe, por primera vez, poesía en el cielo. El narrador, sorprendido en principio, dice luego que la locura en aquellos tiempos era moneda corriente. Se refiere al tiempo del Golpe de Estado del 73, en que la violencia y los discursos extremistas comenzaron a reinar en Chile.
Más adelante, la apreciación de que Carlos Wieder estaba loco dejará lugar a otra interpretación, mucho más productiva, que es la de que el aviador poeta encarnaba lo que Bolaño llamará en Entre paréntesis "el mal absoluto".
Seguimos hablando durante mucho rato. Wieder, según Bibiano nos contó, quería decir «otra vez», "de nuevo", "nuevamente", "por segunda vez", "de vuelta", en algunos contextos "una y otra vez", "la próxima vez" en frases que apuntan al futuro.
El apellido de Carlos Wieder no es azaroso. Las acepciones de esta palabra alemana, repuestas en el texto por el amigo del narrador, Bibiano, nos dan información sobre el texto. Wieder significa "otra vez", "una vez más", "una y otra vez". Este significado propone una relación directa con la función que cumple el personaje, no solo dentro de la novela, sino también respecto de la novela anterior de Bolaño, La literatura nazi en América. En ella se narra la biografía apócrifa de un piloto de avión fascista y poeta llamado Ramírez Hoffman. Naturalmente, la historia de Hoffman, aunque más breve, es, en esencia, la de Wieder. De alguna forma, el apellido Wieder está sugiriendo que hay algo que está ocurriendo "otra vez" o "una vez más" con este personaje: básicamente, el hecho de ser narrado.
Quería, finalmente, escribir un libro, una antología de la literatura nazi americana. Un libro magno (…) que cubriría todas las manifestaciones de la literatura nazi en nuestro continente, desde Canadá (…) hasta Chile, en donde seguramente iba a encontrar tendencias para todos los gustos. Mientras tanto no olvidaba a Carlos Wieder y juntaba todo lo que aparecía sobre él o sobre su obra con la pasión y la dedicación de un filatelista.
Según el narrador, Bibiano quería escribir un libro que no es otro que el que el autor, Bolaño, escribió antes que Estrella distante. Una antología de la literatura nazi en América. Las referencias al mundo literario del propio autor no escasean en ninguno de sus textos, mucho menos en Estrella distante. En este caso, a pesar de que el álter ego de Bolaño es el narrador, Arturo B., no deja de ser cierto que la obsesión de su amigo Bibiano por la biografía de Wieder y por las manifestaciones de la poesía de derecha en América son muy propias de Bolaño también.
Los surrealistas se apresuraron a darle la razón [al capitán] y a afirmar que allí, en el fondo, no había ocurrido nada, entre gente de mundo, ya se sabe.
En Estrella distante nos encontramos, en diversos momentos, con la incómoda complicidad de los artistas surrealistas ante el horror de la obra de Carlos Wieder. Ya sea por miedo, por conservadorismo o por adscripción al arte del aviador, los surrealistas acompañan las exhibiciones del artista nazi y, finalmente, también son cómplices de sus crímenes al silenciar todo lo que ocurre la noche de la muestra.
Más tarde los de inteligencia se marcharon tan silenciosos como habían llegado, con tres cajas de zapatos (...) cargadas con las fotos de la exposición. Bueno, señores, dijo el capitán antes de seguirlos, lo mejor es que duerman un poco y olviden todo lo de esta noche.
Más clara aún que la de los surrealistas es la complicidad de las Fuerzas Armadas con Carlos Wieder. Si bien es probable, por las conjeturas plasmadas en el texto, que a Wieder lo hayan separado de las fuerzas luego de exhibir las fotos de los crímenes contra desaparecidos, en ningún momento es apresado o juzgado. Sencillamente, las fotos son secuestradas, el público presente es sutilmente amenazado para que guarde silencio y los agentes se retiran. Esta complicidad convierte la obra de Wieder en algo más que el simple acto de un marginal fuera de sus cabales: estamos ante la materialización artística de un horror que era norma en los años de la dictadura.
Ninguno de los juicios prospera. Muchos son los problemas del país como para interesarse en la figura cada vez más borrosa de un asesino múltiple desaparecido hace mucho tiempo.
Chile lo olvida.
Wieder no sólo no es juzgado durante el gobierno dictatorial. Años más tarde, Chile lo olvida. Los juicios en su contra no prosperan. La falla en la justicia pública (uno de los temas centrales de Estrella distante) tendrá su contraparte en la justicia privada, es decir, en un acto de venganza ejecutado por un detective a sueldo.
Finalmente, en una clínica de Nimes [Abel Romero] encontró a una actriz que había trabajado con English y que se acordaba de cómo era. La actriz se llamaba Joanna Silvestri y era una preciosidad.
El detective Abel Romero narra su encuentro con una estrella porno que pudo haber sido víctima de Carlos Wieder (bajo el seudónimo de English) pero que sobrevivió a la masacre de todo un equipo de filmación. Esta cita es relevante, ya que es uno de los ejemplos claros de intertextualidad dentro del universo que es la obra de Bolaño. Años después, el autor tomará esta breve historia y desarrollará aún más la voz de la actriz en un cuento de su libro Llamadas telefónicas titulado "Joanna Silvestri".
Además, esto da pie para traer también a colación el hecho de que, muchos más años después, en Los detectives salvajes, aparecerá nuevamente Abel Romero también, esta vez en un encuentro fortuito en Barcelona con Arturo B. En este pequeño pasaje de Los detectives salvajes Bolaño repone el momento en que Arturo y Abel son presentados.
Las múltiples intertextualidades dentro del universo de la obra de Bolaño dan cuenta de uno de los caracteres de su proyecto que tratamos en mayor profundidad en el análisis: su fractalidad. Muchos textos son, como Estrella distante, una ampliación de un texto anterior (la biografía de Hoffman en La literatura nazi en América) y, a su vez, contienen pequeñas historias que pueden, como en el caso de esta cita, promover textos mayores luego.
Esta es mi última transmisión desde el planeta de los monstruos. No me sumergiré nunca más en el mar de mierda de la literatura. En adelante escribiré mis poemas con humildad y trabajaré para no morirme de hambre y no intentaré publicar.
En esta cita podemos tomar contacto con el miedo del narrador al enfrentar la figura de Carlos Wieder. Su reacción tiene que ver con haber logrado identificar a Wieder en varias publicaciones de diferentes revistas fascistas y filo nazis, y darse cuenta de que sigue vivo e impune. Más allá de que Carlos Wieder es un asesino y es por eso que es de temer, Arturo asocia el horror a la literatura y al arte, y es por eso que su reacción es la de retroceder en su ímpetu literario y prometerse nunca más inmiscuirse en estos asuntos.
Entonces llegó Carlos Wieder y se sentó junto al ventanal, a tres mesas de distancia. Por un instante (en el que me sentí desfallecer) me vi a mí mismo casi pegado a él, mirando por encima de su hombro, horrendo hermano siamés, el libro que acababa de abrir...
El motivo del doble (ver sección "Símbolos, Alegorías, Motivos") recorre todo el texto. En este caso, el caso que podríamos decir es el más perturbador, es el narrador quien, inesperadamente, se siente "hermano siamés" de Wieder al mirar por sobre su hombro. Este fragmento da la pauta de que el texto tiene una propuesta que no es de distanciarse del terror del fascismo chileno, sino de reconocer en nosotros mismos el horror. Como bien remarca en el mismo sentido el primer capítulo "Carlos Wieder es un hombre y no un dios" (p.33).