Final del juego

Final del juego Resumen y Análisis “La puerta condenada”

Resumen

El relato comienza con la descripción del hotel Cervantes en el centro de Montevideo, en donde se aloja Petrone, el protagonista del cuento. Había recibido una recomendación y elegido una habitación en el segundo piso. El narrador en tercera persona describe al hotel como “sombrío, tranquilo, casi desierto” (2016:39). Se repite varias veces que el silencio del hotel es notable. Los ruidos más pequeños resultan estrepitosos ante el silencio espeso del edificio. En particular, la habitación de Petrone tiene poco sol y aire, hay solo una ventana que da a la azotea. Los muebles son buenos: un armario, estantes y cajones.

El gerente, un hombre alto, flaco y gentil, le avisa que en la única habitación contigua a la suya vivía una mujer sola, empleada en algun lado, que vuelve a la noche a la habitación. Petrone la cruza en el ascensor y la reconoce por el llavero.

Luego de un día de reuniones y comidas laborales, llega al hotel y se duerme rápido. Al despertarse, “en esos primeros minutos en que todavía quedan las sobras de la noche y del sueño” (2016:40), lo molesta una criatura que llora.

Petrone continúa favorablemente con las conferencias y compromisos laborales. En la segunda noche en el hotel, descubre que el armario viejo estaba bloqueando una puerta que daba a la habitación contigua. Nuevamente se duerme con gusto y vuelve a escuchar el llanto, esta vez con mayor nitidez y concentración. Descubre que el sonido viene de la puerta condenada. Lo primero que piensa es que ese llanto confirma que la noche anterior lo había oído también. Luego piensa que no era posible que hubiera un niño en la habitación de la mujer sola. Consigue quedarse dormido pero vuelve a despertar, porque además del llanto del niño oye a una mujer intentando calmarlo.

A la mañana siguiente, mal dormido y de mal humor, le cuenta el inconveniente al gerente pero él le promete que no hay chicos pequeños en ese piso. Petrone piensa que el gerente le miente, que la acústica del hotel lo estaba engañando, o que lo había soñado.

Al día siguiente visita el cabaret pero se aburre y vuelve al hotel. De nuevo repara en el silencio excesivo del hotel. Inventa maneras para bloquear el sonido del bebé pero no las ejecuta y se despierta por el llanto a las tres de la mañana. Considera llamar al sereno para tener testigos de la existencia de esa criatura y, luego, golpear el armario para que la mujer callara al niño. En ese momento considera que el gerente no le había mentido. Escucha de nuevo el consuelo de la mujer. Intenta imaginar al niño pero fracasa, “como si la afirmación del hotelero fuese más cierta que esa realidad que estaba escuchando” (2016:45). Petrone intenta explicar racionalmente este llanto, descubrir de dónde provenía. Piensa que podría ser una trampa, un juego monstruoso de una mujer sola que pretende tener un bebé.

No del todo despierto enciende el velador, corre el armario y deja la puerta condenada al descubierto. Considera que golpear la pared era demasiado poco. Acerca su cara a la puerta y comienza a imitar el falsete del niño. Gime y solloza y escucha a la mujer corriendo por la habitación que continúa gritando.

A la mañana siguiente, entre sueños, escucha la voz del empleado y de la mujer. A las diez, cuando sale de su habitación, ve valijas y un baúl cerca del ascensor. Se encuentra con el gerente que le informa que la señora se iba esa tarde del hotel.

En la calle se siente mareado, se olvida de los negocios y sigue pensando en el asunto del bebé misterioso. Se siente culpable por la partida de la mujer. Piensa en volver a pedirle disculpas pero se arrepiente.

A la noche al volver al hotel se siente mal e incómodo en la habitación. Piensa irónicamente que extraña el llanto del niño. El silencio se siente espeso y le dificulta quedarse dormido. Más tarde escucha el llanto nuevamente y considera que la mujer hacía bien en consolarlo.

Análisis

“La puerta condenada” es un cuento fantástico. Como entiende Jackson, el fantástico irrumpe en un contexto de aparente cotidianidad, en la seguridad del mundo conocido y se dirige a un espacio más extraño y enrarecido (1986). El narrador no entiende lo que pasa ni logra interpretar. En el caso de este cuento, el narrador está en tercera y sabe tanto como los personajes. Siembra constantemente la duda sobre el llanto del bebé que escucha Petrone: se pregunta de dónde viene y si es real o si es un producto de su imaginación. Para Jackson, el centro del relato fantástico consiste en el cuestionamiento de lo que se registra como real y en la inestabilidad narrativa que esto significa. En este sentido entendemos las constantes preguntas que se hace Petrone sobre de dónde provenía el sonido que no lo dejaba conciliar el sueño en el hotel. Busca explicaciones racionales: primero considera que había sido un sueño, luego piensa en una mujer enferma o loca que imitaba el llanto de un hijo imaginario, también considera que era una trampa, una mentira, un juego que le estaban armando.

La inestabilidad es permanente en el cuento. Petrone duda de sus propias percepciones. Llamativamente, lo primero que siente en la segunda noche de escuchar al bebé, es la satisfacción por confirmar que efectivamente lo había oído antes. Esta vacilación sobre las propias percepciones también es un rasgo definitorio del género fantástico para Todorov. Por otro lado, hay una cuestión espacial que genera un terreno fértil para la irrupción del fantástico. Según Beatriz Sarlo, Cortázar espacializó la ficción fantástica (1994). Esto quiere decir que lo fantástico en sus cuentos está determinado por los espacios y por los pasajes entre unos y otros. En el caso de “La puerta condenada”, el espacio en donde irrumpe lo fantástico es la puerta condenada, el lugar de transición entre la habitación de Petrone y la de la señora sola. Es interesante cómo lo fantástico aparece en la intersección entre dos lugares.

Hay otro espacio intermedio que también contribuye a crear una atmósfera de incertidumbre y es la transición entre los estados del sueño y la vigilia. El narrador aclara varias veces que Petrone se encontraba “entre sueños” (2016:47), o “en esos primeros minutos en que todavía quedan las sobras de la noche y el sueño” (40), o que “no estaba completamente despierto” (45). Este estadío intermedio de somnolencia genera incertidumbre y no le permite a Petrone decidir sobre los hechos que rompen con las reglas naturales de su mundo cotidiano hasta poner su propio mundo en cuestión: “como si la afirmación del hotelero fuese más cierta que esa realidad que estaba escuchando” (2016:45).