-No sé cómo se las van a arreglar papá y mamá para comprarnos todo lo que necesitamos para este curso -dijo George después de una pausa-. ¡Cinco lotes de los libros de Lockhart! Y Ginny necesitará la túnica y una varita mágica y todo eso...
Harry no decía nada. Se sentía un poco incómodo. En Gringotts, en Londres, guardada en una cámara acorazada subterránea, tenía una pequeña fortuna que le habían dejado sus padres. Naturalmente, solo tenía dinero en el mundo mágico: no se podían utilizar galeones, sickles ni knuts en los negocios muggle. A los Dursley nunca les había dicho una palabra sobre su cuenta bancaria en Gringotts. Y la verdad es que no creía que su aversión a todo lo concerniente almundo de la magia se hiciera extensiva a un buen montón de oro.
Uno de los temas del libro es el estatus social y el poder que otorga. Harry experimenta los extremos en los dos mundos que habita: la penuria y la impotencia de vivir con los Dursley, y una fortuna y fama heredadas en el mundo de los magos.
Su experiencia contrastada da a Harry una conciencia de desigualdad. También complica la dicotomía entre el mundo muggle y el mágico, y le enseña que los mismos problemas sociales existen para los magos: la magia no produce riqueza.
En este pasaje, se muestra que Lockhart, que a menudo aparece como alivio cómico, se aprovecha de los estudiantes de Hogwarts al exigirles que compren muchos de sus libros de texto. Su trabajo en Hogwarts es, al menos en parte, un plan para vender libros. Para algunos estudiantes, como los Weasley, esto crea dificultades económicas innecesarias.
-Mucho trabajo en el ministerio, me han dicho -comentó el señor Malfoy-. Todas esas redadas... Espero que cobres horas extras.
Se acercó al caldero de Ginny y sacó de él, entre los libros de Lockhart impresos en papel satinado, un ejemplar muy viejo y muy estropeado de la Guía de Transfiguración para principiantes.
-Obviamente no -rectificó-. Querido amigo, ¿de qué sirve deshonrar el nombre de mago si ni siquiera te pagan bien por ello?
El señor Weasley se puso aún más rojo que Ron y Ginny.
-Tenemos una idea diferente de qué es lo que deshonra el nombre de mago, Malfoy -contestó.
-Es evidente -dijo Malfoy, desviando sus ojos claros hacia los padres de Hermione, que lo miraban con aprensión-. Las compañías que frecuentas, Weasley... yo creía que no podías caer todavía más bajo.
Este intercambio entre Lucius Malfoy y Arthur Weasley establece la tensión política subyacente en el libro.
Las redadas a las que se refiere Malfoy tienen por objeto proteger a la gente precisamente de peligros como los que provoca el diario de Riddle. El diario es un mal uso de un artefacto muggle, intervenido con magia oscura. De eso se encarga precisamente el departamento que dirige el Sr. Weasley. Sabemos, por la experiencia de Harry en Borgin y Burkes, que Malfoy está preocupado por las redadas y los planes para vender los objetos que tiene escondidos en su mansión.
En esta escena, Lucius busca humillar al Sr. Weasley por su clase: por ser un burócrata mal pago, en lugar de pertenecer a la alta burguesía, como él. Asimismo, apela a su condición de "sangre pura" para tildarlo de traidor a la raza por hacerse amigo de muggles como los Granger. Mientras que Malfoy considera que hacerse amigo de los muggles, investigar a los magos prestigiosos y vivir en la pobreza es una vergüenza, se da a entender que Weasely cree exactamente lo contrario. En efecto, para el Sr. Weasley deshonroso es defender una ideología violenta y racista como la de Malfoy.
Este diálogo es muy significativo en la novela pues, mientras sucede, Malfoy está colocando en secreto el diario de Riddle entre los libros de Ginny. A la par que critica a Arthur por su trato hacia los muggles, está desencadenando su persecución por parte de Riddle.
-Son buenas, ¿no? -dijo Malfoy en tono suave-. Pero quizás el equipo de Gryffindor pueda conseguir algo de oro y comprar también escobas nuevas. Podrían subastar las Barredora 5. Cualquier museo pujaría por ellas.
El equipo de Slytherin estalló de risa.
-Pero en el equipo de Gryffindor nadie ha tenido que comprar su acceso -observó Hermione agudamente-. Todos entraron por su valía.
Del rostro de Malfoy se borró su mirada petulante.
-Nadie ha pedido tu opinión, asquerosa sangre sucia -espetó.
En este fragmento, Draco Malfoy repite la ideología de la supremacía de la sangre pura propugnada por su padre. Se le ha enseñado a sentirse con más derechos solo por las cualidades de su su genealogía y por su riqueza.
Hermione, en cambio, apoya aquí la importancia del mérito y también del talento, lo cual significa para Malfoy una humillación. Hermione representa en este libro una minoría discriminada, ya que es familiar de muggles, por lo tanto tendrá que demostrar constantemente su derecho a un lugar en Hogwarts, destacándose con su esfuerzo y dedicación.
Pero Malfoy la desautoriza y silencia, basándose en un insulto muy despectivo: "sangre sucia". Este es el momento en que la palabra se presenta al lector, y también a Harry, que desconoce su significado. La ideología de la sangre pura que se esconde detrás de esta palabra tiene raíces que se remontan a la fundación de Hogwarts.
-¿Creen que tendría que haberles hablado sobre la voz que oí?
-No -dijo Ron, sin dudar-. Oír voces que ningún otro puede oír no es una buena señal, ni siquiera en el mundo de los magos.
Había algo en la voz de Ron que hizo que Harry le preguntara:
-Tú me crees, ¿verdad?
-Por supuesto -contestó Ron rápidamente-. Pero... tienes que admitir que suena raro...
Ron es con frecuencia portavoz de los prejuicios habituales de los magos. Por ejemplo, se ríe de que Filch sea un squib y advierte a Harry que no toque el diario de Riddle porque puede ser peligroso. A pesar de ser su mejor amigo, desconfía de Harry cuando habla pársel, porque le da miedo lo desconocido e inusual. Ser pársel es una rareza en el mundo de los magos, y se asocia en Hogwarts con Salazar Slytherin. Ron lleva consigo esos preconceptos y se deja influenciar por ellos.
Así, cuando Ron le aconseja a Harry que no le cuente a nadie sobre las voces que oye, lo aísla del resto de la comunidad. Harry no logra ni siquiera contárselo a Dumbledore, el mago más sabio y poderoso que conoce. Ello desencadena que Harry se deprima y se vuelva hosco, e incluso que dude de su propia identidad e integridad moral.
Slytherin deseaba ser más selectivo con los estudiantes que se admitían en Hogwarts. Pensaba que la enseñanza de la magia debería reservarse para las familias de magos. Le desagradaba tener alumnos de familia muggle, juzgándolos indignos de confianza. (...) La leyenda nos dice que Slytherin había construido en el castillo una cámara oculta, de la que no sabían nada los otros fundadores.
Slytherin, según la leyenda, selló la Cámara de los Secretos para que nadie la pudiera abrir hasta que llegara al colegio su auténtico heredero. Solo el heredero podría abrir la Cámara de los Secretos, desencadenar el horror que contiene, y usarlo para librar al colegio de todos los que no tienen derecho a aprender magia.
En esta cita, el profesor Binns cuenta la historia del origen de Hogwarts, que contiene la semilla de la actual crisis que se vive en el colegio. Binns explica que en el contexto en que Hogwarts se fundó, los muggles temían a los magos y los perseguían, razón por la cual el colegio se construyó con mucha protección.
Esa situación parece haber incidido en la voluntad de Slytherin de limitar el aprendizaje mágico dentro de las familias de magos, por lo cual se evidencia que su visión de la identidad era esencialista: interpretaba que las habilidades mágicas eran inherentes a las personas y hereditarias, es decir, dependían del linaje y la sangre. El conflicto insalvable que esa perspectiva generó entre los demás fundadores, especialmente en Gryffindor, llevó a Slytherin a abandonar la escuela. Sin embargo, esa ideología supremacista de la sangre pura tuvo muchos adeptos a lo largo de la historia, como los Malfoy.
Binns combina entonces hechos históricos, como los detalles de la fundación de Hogwarts, con elementos que él considera del orden de la leyenda, como lo relacionado con la Cámara Secreta. El profesor insiste en desmerecer la leyenda, por no tener pruebas concretas sobre la existencia de la Cámara, pero los alumnos deciden creer.
-Bueno, si los dos van a acobardarse, está bien -dijo. Tenía los mofletes colorados y los ojos más brillantes de lo normal. -Yo no quero saltarme las normas, ya lo saben, pero pienso que aterrorizar a los magos de familia muggle es mucho peor que elaborar un poco de poción. Pero si no tienen interés en averiguar si el heredero es Malfoy, iré derecho a la señora Pince y le devolveré el libro inmediatamente...
Como descendiente de muggles, Hermione tiene más en juego que Ron y Harry en los crímenes que se están sucediendo en Hogwarts, y se siente más interpelada a buscar una solución.
Su inclinación natural siempre fue seguir las reglas. De hecho, podría pensarse que, en tanto conoce su condición de minoría en el mundo mágico, Hermione se esfuerza constantemente por ganarse un lugar en ese mundo, a fuerza de dedicación, estudio y respeto por las normas. Sin embargo, esa estrategia deja de tener efecto aquí y Hermione se siente incómoda permaneciendo inactiva. Respetar las reglas, tal como parecerían defender ahora Ron y Harry, es para Hermione resignarse a que las cosas permanezcan como están. Y en ese momento, esa realidad se ha vuelto peligrosa para ella y muchos de sus pares. Con lo cual, Hermione se ve ante la obligación de cambiar su forma, incluso romper las reglas, con el objetivo de develar la verdad.
En esta cita, se evidencia la decisión ética que Hermione ha hecho, y desafía a sus amigos a salir también de su espacio de confort.
-¡Ah, si Harry Potter lo supiera! -gimió Dobby, mientras le caían más lágrimas en el harapiento almohadón-. ¡Si supiera lo que significa para nosotros, los parias, los esclavizados, la escoria del mundo mágico! Dobby recuerda cómo era cuando El Que No Debe Nombrarse estaba en la cumbre de su poder, señor! -admitió, secándose el rostro en el almohadón-. Pero, señor, en lo principal la vida ha mejorado para los de mi especie desde que usted derrotó al Que No Debe Ser Nombrado. Harry Potter sobrevivió, y cayó el poder del Tenebroso Señor, y surgió un nuevo amanecer, señor, y Harry Potter brilló como un faro de esperanza para los que creíamos que nunca terminarían los días oscuros, señor...
En este pasaje, Dobby utiliza la metáfora de la luz para describir la transformación política que se dio cuando Harry derrotó a Voldemort: hubo un "nuevo amanecer" después de que Harry Potter acabara con el "Tenebroso Señor". Entonces Harry se convirtió en un "faro de esperanza", esto es, en un símbolo de que el mundo puede ser menos cruel.
Dobby retrata así la opresión y la violencia que se vivía durante el poderío de Voldemort. Esa situación era aún mucho más penosa para los más vulnerables, entre los que se encuentran los elfos domésticos. De ahí que Dobby se muestre muy devoto de Harry, en la medida en que fue quien acabó con esa oscuridad y trajo, metafóricamente, la luz y la esperanza.
Significativamente, los sucesos que están teniendo lugar en Hogwarts nuevamente están poniendo en riesgo ante todo a las minorías, los muggles y los squibs, lo cual anticipa un regreso inminente a la oscuridad.
-¡Eso es lo que Dumbledore le envía a su defensor! ¡Un pájaro cantor y un sombrero viejo! ¿Te sientes más seguro, Harry Potter? ¿Te sientes a salvo?
Harry no respondió. No les veía utilidad a Fawkes ni al viejo sombrero, pero ya no estaba solo, y aguardó con creciente valor a que Riddle dejara de reír.
La declaración de Tom Riddle representa una ironía tanto situacional como dramática en la historia, ya que tanto él como el lector no esperan que aparezcan Fawkes y el Sombrero Seleccionador. Estos decepcionan la expectativa que genera la idea de una ayuda de Dumbledore, el mago más poderoso, y parecen ser de dudosa ayuda para Harry en la batalla.
Sin embargo, finalmente se evidencia que Riddle es un mal intérprete. Es incapaz de entender los alcances del amor y la lealtad, que tanto el pájaro como el sombrero representan. Harry duda también por un instante de la pertinencia de esos objetos, pero sabe que alguna explicación debe haber detrás de ellos y para él hace mucha diferencia dejar de sentirse solo: "ya no estaba solo". A diferencia de Riddle, Harry no necesita saber racionalmente qué utilidad le proporcionarán, porque representan el apoyo, y eso le da fortaleza.
-O sea que tu madre murió para salvarte. Sí, ese es un potente contrahechizo. Tenía curiosidad, ya ves. Porque existe una extraña afinidad entre nosotros, Harry Potter. Incluso tú lo habrás notado. Los dos somos de sangre mezclada, los dos huérfanos, los dos criados por muggles. Tal vez somos los dos únicos hablantes de pársel que ha habido en Hogwarts después de Slytherin. Incluso nos parecemos físicamente... Pero después de todo, solo fue suerte lo que te salvó de mí. Eso es lo que quería saber.
En esta cita, Tom Riddle llama la atención sobre su semejanza con Harry. Lo que en Tom da lugar a la curiosidad, se convierte en horror para Harry. Si hasta ahora, contaminado por la opinión de sus compañeros, Harry había dudado de su identidad y de su integridad moral, temiendo ser el heredero de Slytherin, con las similitudes que Tom señala Harry se siente ahora mucho peor. Convencido de las teorías esencialistas que circulan por Hogwarts, Harry se convence de que algo en su sangre coincide con la de Tom y lo condena a la maldad.
Asimismo, esta cita es relevante en la medida en que se exhibe el menosprecio de Voldemort por el amor como un arma capaz de derrotarlo. Si bien comprende que el sacrificio de Lily fue un fuerte contrahechizo, cree que eso ha sido suerte únicamente, y se dispone a volver a atacar a Harry, para matarlo esta vez. Sin embargo, será el amor de Harry por sus amigos, y la lealtad que expresa hacia Dumbledore, los que lo ayudarán a salir victorioso una vez más.
- [El sombrero] solo me colocó en Gryffindor -dijo Harry con voz de derrota-, porque yo le pedí no ir a Slytherin...
-Exacto -dijo Dumbledore, volviendo a sonreír-. Eso es lo que te diferencia de Tom Riddle. Son nuestras elecciones, Harry, las que muestran lo que somos, mucho más que nuestras habilidades.
La afirmación de Dumbledore de que las elecciones determinan la identidad, más que las habilidades, resulta ser la tesis del libro. También es una refutación de la ideología esencialista de la supremacía de la sangre pura. Más allá de las cuestiones biológicas, del linaje, y de las habilidades heredadas o adquiridas, Dumbledore sostiene que lo importante está en las elecciones que uno toma con esas herramientas. Así, si bien Tom Riddle y Harry poseen habilidades similares, es lo que hacen con ellas lo que los diferencia: mientras que Tom usa el pársel para destruir a otros magos, Harry lo usa para ayudar. Harry elige en todo momento actuar de acuerdo con su empatía, lo que determina su carácter, haciéndolo leal y valiente, y, por lo tanto, un héroe.