Resumen
Capítulo 13: El diario secretísimo
Hermione permanece en la enfermería, recuperándose de la poción Multijugos mal ejecutada. Luego de visitarla una tarde, Harry y Ron oyen a Filch gritar porque el baño de Myrtle la Llorona está inundado. Los chicos entran a ver qué ocurrió y el fantasma de la niña les dice que alguien entró y le arrojó un libro. Les señala un pequeño diario de tapa negra debajo del lavatorio. Lo examinan y ven el nombre “T.M. Riddle” escrito en la primera página, pero el resto de las páginas están en blanco. Ron recuerda haber visto ese nombre en uno de los trofeos que debió limpiar durante su detención: T. M. Riddle ganó hace cincuenta años un premio por servicios especiales al colegio. Harry decide guardarse el diario.
Cuando Hermione está completamente curada, Harry y Ron le enseñan el diario. Por la fecha del diario llegan a la conclusión de que hay una coincidencia entre el premio que recibió Riddle y la historia de la Cámara Secreta, con lo cual Hermione especula que Riddle debe haber sido reconocido por atrapar al heredero de Slytherin, que había abierto la Cámara de los Secretos cincuenta años antes. Si eso es así, entonces el diario debe ocultar la historia de la Cámara. Hermione intenta varios hechizos, buscando revelar su contenido oculto, pero sin éxito. Ron, por su parte, cree que no hay nada oculto en él.
El colegio está más tranquilo con la llegada de febrero, nadie más ha sido atacado, y las mandrágoras, en plena maduración, pronto estarán listas para ser convertidas en un antídoto contra las víctimas. Muchos creen igualmente que Harry es el heredero de Slytherin. Por su parte, Lockhart se atribuye haber disuadido al monstruo de seguir atacando, e impulsa un festejo para el día de San Valentín para levantar el ánimo de la gente: decora el Gran Salón de color rosa y organiza un grupo de enanos para que repartan tarjetas de San Valentín.
Luego de una clase, un enano alcanza a Harry e intenta entregarle una tarjeta de San Valentín, pero él intenta escapar, avergonzado de que le entreguen una tarjeta delante de los alumnos de primer año, incluida Ginny Weasley. En el forcejeo con el enano, la bolsa de Harry se rompe, volcando su contenido por el suelo. El frasco de tinta también se rompe y se derrama sobre todos los libros. Este incidente provoca un atasco en el pasillo, y entre otros aparecen Draco y Percy. Percy intenta dispersar a la multitud que ríe, pero Draco recoge el diario de Riddle, pensando que es de Harry. Ginny mira fijamente el diario, con cara de terror. Percy le exige a Draco que lo devuelva, pero como sigue burlándose, Harry se lo extrae bruscamente con un hechizo. El diario sale disparado de las manos de Draco y Ron lo atrapa. Percy amonesta a Harry por hacer magia en los pasillos, pero a Harry no le importa.
En su siguiente clase, Harry nota algo extraño en el diario de Riddle: a diferencia de sus otros libros, que están cubiertos de tinta, el diario está limpio. Intenta señalárselo a Ron, pero este tiene problemas con su varita y no le interesa. Esa noche, Harry se retira temprano a la cama, buscando encontrar el misterio del diario. Escribe su nombre en una página y ve cómo la tinta desaparece, pero enseguida vuelve a surgir, con nuevas palabras escritas por Riddle. Comienza así un diálogo entre Harry y Riddle.
Riddle revela que en su quinto año como estudiante de Hogwarts se abrió la Cámara de los Secretos y el monstruo atacó a varios estudiantes, matando a una chica. Él atrapó a la persona que abrió la Cámara, que luego fue expulsada pero el director de la época, el profesor Dippett, que además le prohibió contar la verdad y encubrió el incidente. Pero sabía que podía volver a ocurrir porque el monstruo seguía vivo y el que tenía el poder de liberarlo no estaba encarcelado. Harry le cuenta que ahora está ocurriendo de nuevo, y le pregunta quién abrió la Cámara aquella vez y Riddle se ofrece a mostrarle sus memorias. Entonces el diario se convierte en una especie de pantalla de televisión, Harry se inclina sobre ella y termina ingresando en esa escena del pasado, que lo transporta al despacho de Dumbledore.
Allí es testigo de una conversación entre Riddle y Dippett. Riddle explica que es hijo de madre bruja y de padre muggle, pero es huérfano y vive en un orfanato muggle que detesta, con lo cual le pide al director que lo deje quedarse en Hogwarts durante las vacaciones de verano. Pero el director rechaza esa petición, debido a la situación peligrosa que se vive luego de que la Cámara fue abierta, especialmente luego de que murió una chica. Riddle comprende que la solución para él sería que se encuentre al culpable, pero cuando Dippet le pregunta si sabe algo, Riddle dice que no.
A continuación, Harry sigue a Riddle por los pasillos y de pronto se cruzan con un Hagrid más joven, que está tratando de ocultar algo dentro de una caja. Riddle le explica a Hagrid que debe denunciarlo por poseer al monstruo culpable de la muerte de la alumna, y Hagrid argumenta con vehemencia que el animal dentro de la caja es inocente. Riddle saca su varita, abre la caja y libera a una criatura enorme y peluda que pasa por encima de él y sale por el pasillo.
Harry es devuelto al tiempo real, a su dormitorio. Ron lo encuentra allí y Harry le cuenta que fue Hagrid quien abrió la Cámara de los Secretos, cincuenta años atrás.
Capítulo 14: Cornelius Fudge
Harry, Ron y Hermione discuten lo que vio Harry en el diario de Riddle y la posibilidad de que Hagrid sea el culpable. Evalúan la posibilidad de preguntárselo, pero deciden no hacerlo, al menos hasta que se produzca otro ataque. Mientras tanto, el curso escolar continúa, con sorpresiva normalidad. Sin embargo, la noche anterior al partido de Quidditch entre Hufflepuff y Gryffindor, Harry descubre que han entrado en su dormitorio, han revisado y roto sus cosas, y se han llevado el diario de Riddle. Se alarma ante la certeza de que tiene que haber sido un Gryffindor, ya que nadie más conoce la contraseña de la casa.
La mañana del partido, Harry vuelve a oír la voz misteriosa en un pasillo e inmediatamente Hermione sale disparada hacia la biblioteca, diciendo que cree haber comprendido algo. Harry se dirige al campo de Quidditch, pero la profesora McGonagall detiene el partido, ordenando a todos los alumnos que vuelvan a sus casas, y a Harry y Ron que la sigan a la enfermería. Allí encuentran petrificadas a dos personas: a una prefecta de Ravenclaw, Penelope Clearwater, y a Hermione. McGonagall les dice que encontraron un pequeño espejo tendido junto a ellas.
Desde entonces, se ordena a todos los alumnos que permanezcan en las salas comunes de sus casas a partir de las seis de la tarde, y que sean siempre escoltados por los profesores para ir y venir de las clases. La profesora McGonagall sugiere que es posible que cierre el colegio si no se detienen los ataques. Ron y Harry entienden que el momento de visitar a Hagrid y, debido a las restricciones, deben hacerlo en secreto, usando la capa de invisibilidad que Harry heredó de su padre. Salen a la medianoche y se filtran por entre los profesores y prefectos que vigilan durante toda la noche los pasillos, en busca de sucesos sospechosos.
Al llegar a la cabaña de Hagrid, este los recibe muy nervioso, con una ballesta en la mano. Enseguida oyen que llaman a la puerta y deben esconderse con la capa en un rincón. Dumbledore entra con un hombre que Ron reconoce inmediatamente como Cornelius Fudge, el Ministro de Magia. Fudge le explica a Hagrid debe pedirle que abandone Hogwarts y llevarlo a la horrible prisión de magos, Azkaban, hasta que los acontecimientos se resuelvan. Dumbledore afirma con tranquilidad que confía plenamente en Hagrid, pero Fudge dice que debe actuar o, de lo contrario, el Ministerio pensará que no está haciendo nada para detener los ataques, y dado que el historial de Hagrid está marcado por rumores sobre la Cámara de los Secretos, debería ser el primer sospechoso del Ministerio. Mientras se discute esto, entra Lucius Malfoy, explicando con frialdad que los doce miembros del consejo escolar han firmado una petición para que Dumbledore deje de ser director, dado que no está pudiendo contener los crímenes. Fudge se muestra reacio ante esa decisión, seguro de que si Dumbledore no ha podido detenerlos, nadie podrá. Pero Dumbledore acepta sin quejarse, no sin antes pronunciar las siguientes palabras: “Solo abandonaré de verdad el colegio cuando no me quede nadie fiel. Y Hogwarts siempre ayudará al que lo pida” (229). Hagrid se marcha también, con más resistencia, y pronuncia en voz alta algunas indicaciones, dirigidas a Ron y Harry que miran espantados desde un rincón. Dice que para desentrañar el misterio haría falta seguir a las arañas, y luego dice que alguien debe alimentar a Fang, su perro.
Capítulo 15: Aragog
Se acerca el verano pero ni siquiera la belleza del exterior del castillo logra disipar el clima de miedo que inunda Hogwarts. Harry repasa los consejos de Hagrid sobre las arañas y los de Dumbledore sobre la ayuda y la lealtad, pero no sabe cómo aplicarlos. Malfoy, por su parte, está encantado y se jacta de que su padre por fin ha echado a Dumbledore.
En la clase de Botánica, Ernie Macmillan se disculpa con Harry por haber sospechado de él, ya que sabe que jamás le habría hecho daño a Hermione y Harry acepta las disculpas. Durante la clase, Harry ve una fila de arañas que se dirigen hacia el Bosque Prohibido y se la muestra a Ron. En la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, Lockhart se explaya alegremente sobre el estado de seguridad de la escuela ahora que Hagrid, el culpable, ha sido apresado. Harry entonces le dice a Ron que deben perseguir a las arañas. Ron se muestra dudoso, pero al mirar el banco vacío de Hermione y recordar su ausencia, acepta hacerlo esa misma noche.
Bajo la capa de invisibilidad, Ron y Harry se adentran en el bosque con Fang. Pronto divisan unas cuantas arañas solitarias que se adentran en el bosque, lejos de los caminos, y las siguen durante un buen rato. De pronto, oyen que algo grande se mueve detrás de los árboles y se asustan, pero pronto observan que se trata del auto de Arthur Weasley, el Ford Anglia que se estrelló contra el Sauce Boxeador, y que ahora vive en estado salvaje en el Bosque Prohibido. Sin embargo, de pronto Harry ve la cara de pánico de su amigo y nota que algo largo y peludo lo toma del cuerpo y lo levanta en el aire, para luego comprobar que a Ron y a Fang también. Descubren aterrorizados que se tratan de arañas del tamaño de caballos, que comienzan a caminar hacia el corazón del bosque, rodeadas de otras criaturas similares.
Las arañas los llevan hacia un claro donde se encuentran con una araña anciana y ciega, llamada Aragog, que al enterarse de la presencia de dos humanos, ordena que los maten. Entonces Harry grita que son amigos de Hagrid y recién entonces Aragog les presta atención. Le dicen que Hagrid los ha enviado allí porque está metido en problemas, ahora que la Cámara de los Secretos se ha abierto otra vez. Los chicos se enteran por Aragog de que hace cincuenta años todos creyeron que él era el monstruo de la Cámara, pero que en realidad él nació en tierras lejanas y Hagrid lo adoptó cuando estaba en un huevo. Fue criado en un armario del castillo, del que nunca salió hasta que Hagrid lo liberó en el Bosque, y que la chica asesinada fue encontrada en un baño, que Aragog jamás visitó. La araña dice también que el monstruo de la Cámara, de quien se niega a revelar su nombre, es la criatura más temida por las arañas. Negándose a aportar más información, ordena a sus hijos que se coman a Ron y a Harry. Por un momento, saben que están condenados, hasta que escuchan el coche acercarse furiosamente, apartando arañas. Harry, Ron y Fang se suben al auto, que los ayuda a huir del bosque, rumbo a la cabaña de Hagrid.
Al regresar a su habitación, Ron y Harry están atemorizados por lo cerca que estuvieron de morir y apenados por no haber encontrado información relevante. Hasta que Harry recuerda que la chica asesinada fue encontrada en los baños y se da cuenta junto con Ron que debe tratarse de Myrtle la Llorona.
Análisis
En estos capítulos, se profundiza el enigma de la Cámara de los Secretos, especialmente con la aparición del diario íntimo de Riddle. Nuevamente, es el baño de chicas el espacio donde esa aparición se hace posible. Al verlo, Ron sospecha de él, actuando en consonancia con las enseñanzas que le ha dado su padre: “¿Estás loco? Puede resultar peligroso?” (201), le dice a Harry cuando él atina a levantarlo. Esta enseñanza, como se verá, no ha sido absorbida en cambio por Ginny Weasley, y Harry, criado en casa de muggles, la desconoce. Hermione, por su parte, obra impulsada por su afán científico y busca información empírica, lanzando hechizos al diario. Así, mientras Ron se muestra suspicaz y prejuicioso, Hermione y Harry hacen la conexión intelectual entre los puntos sueltos de la trama.
Harry, además, siente una relación especial con el diario de Riddle, incluso luego se entera de que Riddle tuvo una infancia similar a la suya, y se siente conectado con él de alguna forma: “aunque Harry estaba seguro de no haber oído antes el nombre de T. M. Riddle, le parecía que ese nombre le decía algo, como si se tratara de un amigo olvidado de la más remota infancia” (204). Premonitoriamente, Harry siente una conexión ancestral con Riddle, aunque no comprende a qué se debe. Harry descubrirá más adelante que Riddle puso algo de sí mismo en Harry durante su ataque cuando era un bebé, así que una parte de él es Riddle y aún sin saberlo, ya reconoce una conexión.
La fiesta de San Valentín de Lockhart es una afrenta estética al ambiente gótico de Hogwarts. La decoración rosa y la celebración del amor incomodan a la mayoría, incluidos los profesores, pero también vuelve a obrar como un alivio cómico ante la evidente tensión que plantea el libro en este punto. Por otro lado, la propuesta de Lockhart termina propiciando que la trama avance: la cercanía de Ginny al momento en que Harry recibe su carta de San Valentín, sugiere que ha sido ella la que la envió. Así, su deseo, involuntariamente, moviliza la trama, pues su tarjeta produce el caos necesario que revela el truco del diario de Riddle: el borramiento de la tinta derramada. Asimismo, el terror que ella experimenta al ver el diario de Riddle en manos de Malfoy resulta una pista de lo que sucederá luego.
El diario de Riddle funciona para Harry como un testimonio del pasado, que revela información necesaria y que Harry lee demasiado obedientemente, sin dudar de su veracidad. Pero Riddle tergiversa la información e introduce a Harry tan solo una parte del relato, con lo cual sugiere la responsabilidad de Hagrid. Las apariencias y las suposiciones crean prejuicios. Harry se inclina a creerle a Riddle y lejos de juzgarlo por inculpar a su amigo Hagrid, lo comprende, ya que comparte con él la experiencia común de ser huérfanos abandonados en el mundo muggle: “Riddle habría tenido que volver al orfanato muggle si hubieran cerrado Hogwarts. No lo culpo por querer quedarse aquí…” (218). Harry hace suposiciones basadas en información parcial: el amor de Hagrid por las criaturas grandes y su historia de haber sido expulsado de Hogwarts. Entonces asume que Hagrid se ocupó del monstruo debido a su simpatía por las criaturas, no por maldad. El diario crea imágenes visuales que persuaden a Harry de que está teniendo una experiencia objetiva de los hechos, cuando en realidad lo que experimenta está mediado por Riddle. Asimismo, Harry comunica a Ron la información, ya mediada por su interpretación de lo que vio, pero su interpretación es errónea.
Hermione es mejor para suspender el juicio y sin embargo también se equivoca, al creer que Riddle se equivocó sin querer al inculpar a Hagrid. Ron, por su parte, sospecha de las intenciones de Riddle y de su alianza con las autoridades, y cree que manipuló al director para su propio beneficio. Pero los tres amigos cometen un error al esperar para hablar con Hagrid, y ese vacío de respuestas una vez más resulta funcional para la trama. Además, en estos capítulos se ofrece una pista sustancial para el misterio: solamente un alumno de Gryffindor pudo haber robado el diario de Harry. Hermione se da cuenta de que el monstruo es probablemente una serpiente, ya que Harry habla pársel, y busca la confirmación de su hipótesis en la biblioteca. Sin embargo, no llega a poder comunicar lo que descubrió, porque es atacada antes de anunciarlo. La petrificación de Hermione supone un punto muy dramático de la trama, en la medida en que el crimen llega a tocar muy de cerca a Harry. Asimismo, con Hermione petrificada, los amigos pierden su aporte intelectual y deben arreglárselas sin ella.
Harry sopesa si entregar a Hagrid para mantener la escuela abierta como hizo Riddle. Por un lado, tiene los mismos deseos de que la escuela permanezca abierta, porque ese es su refugio frente a los Dursley. Pero toma una decisión diferente y prefiere hablar primero con Hagrid. Harry está dispuesto a romper las reglas para mantener Hogwarts abierto y seguro, pero también está dispuesto a darle a Hagrid la posibilidad de explicarse.
En estos capítulos aparece también representado el poder político del mundo mágico con la aparición de Cornelius Fudge, el Ministro de la Magia. Se evidencia que actúa bajo la presión de los gobernadores: “Míralo desde mi punto de vista. Estoy bajo presión. Tengo que demostrar que se hace algo (...) Tengo que llevármelo. Si no, no estaría cumpliendo con mi deber” (227). Hagrid es arrestado como chivo expiatorio, ante las protestas de Dumbledore. Fudge afirma que se lleva a Hagrid no como castigo, sino como precaución; confiesa que elige encarcelar a Hagrid porque la gente tiene miedo y quiere una respuesta fácil. A esto se suma la intervención del oportunista Lucius Malfoy, que argumentando su preocupación por los hijos de muggles, incita al consejo escolar para que aparten a Dumbledore. Malfoy imposta su interés por el asunto y el lector sabe que miente: “A este ritmo, no quedarán en Hogwarts alumnos de familia muggle, y todos sabemos qué horrorosa pérdida supondría eso para el colegio” (228). Resulta alarmante que ni siquiera Fudge apoya la suspensión de Dumbledore, pues sabe que eso deja a los alumnos de Hogwarts expuestos a todo peligro: “Pero Lucius, si Dumbledore no ha logrado detenerlas, ¿Quién va a poder?” (228). En efecto, Dumbledore parece ser el único mago capaz de vencer el mal de Voldemort, y por eso mismo Malfoy quiere deshacerse de él. Está dispuesto a sacrificar a los hijos de muggles para obtener el control de la escuela.
Malfoy ha logrado así orquestar un golpe de estado en Hogwarts. Dumbledore representa la bondad, la benevolencia, la serenidad, la compostura. Dumbledore y Hagrid dejan pistas para Harry y Ron, presagiando el último tercio del libro. Los amigos actuarán como apoderados de Dumbledore y Hagrid. Han sido los únicos testigos de esa escena y son los responsables de defender la escuela, resolver el misterio y proteger a sus compañeros de los ataques. En línea con la narrativa de aprendizaje, esta escena funciona como el momento de la pérdida de los padres protectores. Harry y Ron deben hacerse cargo prematuramente de misiones muy difíciles.
En ausencia de Dumbledore, Draco se vuelve abiertamente sádico. Snape no es un personaje principal en este libro, pero los comentarios de Draco hacen sospechar dónde están sus lealtades. ¿Quiere ser el director de Hogwarts? Por otro lado, Ernie se disculpa con Harry por haber sospechado de él, y redirige automáticamente su sospecha hacia Draco. Queda claro que Ernie representa la opinión popular, que resulta ser prejuiciosa y equivocada. Lockhart, por su parte, es el público ideal para la injusta detención de Hagrid por parte de Fudge: obsesionado como está con las apariencias, consume el relato que mejor le cuadra para dejarlo tranquilo. Con la injusta detención de Hagrid y la dudosa suspensión de Dumbledore, el libro muestra que el sistema judicial puede ser incompetente y corrupto.
Ron se muestra dispuesto a superar su mayor miedo, las arañas, para salvar a Hermione. Metafóricamente, Harry debe tomar la decisión entre seguir el camino o desviarse de él para perseguir a las arañas. Recuerda que Hagrid, el año anterior, le dijo que se quedara en el camino pero ahora le pidió que siguiera a las arañas. Harry elige entonces ir más allá de la seguridad y las reglas, con tal de ayudar a sus amigos. Se le ha confiado más responsabilidad, y también se le ha puesto en mayor riesgo.
Harry y Ron se enfrentan así a la muerte con tal de descubrir la verdad. Ante el terror de Ron frente a las arañas, Harry es el único que tiene la capacidad de hablar y es su palabra la que le permite defenderse de la muerte y lograr que Aragog se comunique con él.
Según Aragog, el monstruo de la Cámara es el equivalente de Voldemort para las arañas, algo demasiado terrible para ser nombrado. Aragog es una fuente de información, pero también es un depredador, y está dispuesto a matar a Harry y a Ron. Está personificado, pero no antropomorfizado. Lo mismo ocurre con el coche, lo cual los convierte en figuras antagónicas. El coche fue encantado por el señor Weasley, y pareciera permanecer en él cierta magia paterna protectora.