La casa de los espíritus

La casa de los espíritus Ironía

Los conservadores están seguros de que van a ganar y preparan grandes festines, pero gana el socialismo y los festines se echan aperder

Tal como se plantea en el capítulo 12, frente a las elecciones de 1970 los conservadores están seguros de que van a ganar y preparan grandes festines. Sin embargo, el triunfo es para el candidato socialista, por lo que "en las mansiones las botellas de champán quedaron cerradas, las langostas languidecieron en sus bandejas de plata y las tortas se llenaron de moscas" (p. 359). Este mismo esquema irónico se repite cuando Trueba festeja el golpe militar mientras a su hijo lo torturan en un oscuro sótano.

Mientras Esteban Trueba festeja el golpe militar, a su hijo Jaime lo están torturando en un centro de detención clandestino

En el capítulo 13, tras el golpe militar la alta burguesía festeja en sus casas y bebe el champán guardado desde hace años. Esteban Trueba es el primero en celebrar el golpe, pero no sabe que los militares han apresado a su hijo socialista y, en ese mismo momento, lo están torturando. "En la gran casa de la esquina, el senador Trueba abrió una botella de champán francés para celebrar el derrocamiento del régimen contra el cual había luchado ferozmente, sin sospechar que en ese mismo momento a su hijo Jaime estaban quemándole los testículos con un cigarrillo importado" (p. 390). Otra capa de ironía que se suma se da en el paralelismo entre el champán importado para el festejo y los cigarrillos importados usados para torturar.

Nívea y sus amigas predican el feminismo entre los sectores más pobres de la sociedad y de allí se van a tomar el té a confiterías de lujo

La narradora tiene una visión crítica del pasado y cuestiona a la clase alta por no ser consciente de sus privilegios. Al hablar de Nívea, destaca su labor feminista pero, al mismo tiempo, muestra al lector cómo esa labor se ejecuta siempre desde una posición de privilegio que no se abandona por ningún motivo. En el capítulo 3 esta crítica se manifiesta en los contrastes que Clara anota en sus cuadernos de vida:

Clara podía percibir el absurdo de la situación y describía en sus cuadernos el contraste entre su madre y sus amigas con abrigos de piel y botas de gamuza, hablando de opresión, de igualdad y de derechos a un grupo triste y resignado de trabajadoras, con sus toscos delantales de dril y las manos rojas por los sabañones. De la fábrica, las sufragistas se iban a la confitería de la Plaza de Armas a tomar té con pastelitos y comentar los progresos de la campaña, sin que esta distracción frívola las apartara ni un ápice de sus inflamados ideales. (p. 93)

Después de dedicar muchos años de su vida al servicio de los más necesitados, Férula muere pobre en un conventillo.

Cuando Esteban Trueba echa a su hermana de La casa de la esquina, Férula encuentra sosiego en el servicio a los pobres. Aunque su hermano le sigue enviando dinero mensualmente, ella vive en un conventillo, privada de cualquier lujo, y muere en la pobreza absoluta.

-¿Por qué viviía así, si le sobraba el dinero? -gritó Esteban.

-Porque le faltaba todo lo demás -replicó Clara dulcemente. (p. 166)

Este pasaje ilustra con ironía el choque de cosmovisiones entre Esteban Trueba, que no puede comprender por qué a otros les importa tanto el servicio a los necesitados y el de Clara, para quien lo material no tiene ningún valor.

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