La casa de los espíritus

La casa de los espíritus Metáforas y Símiles

"(...) muy pronto corrió la voz de que había nacido un ángel" (Capítulo 1, p. 14) (Metáfora)

Al nacer, es tanta la belleza de Rosa, la hija de Nívea y Severo Del Valle, que la Nana piensa que se trata de la encarnación de un ángel. Luego, también la asociarán a una sirena.

"Era negro y silencioso como una pantera" (Capítulo 1, p. 30) (Símil)

Barrabás, el perro que heredan de su tío Marcos y cuya procedencia es incierta, es un animal fabuloso: nunca para de crecer e inspira el terror en la casa de los Del Valle. Se lo compara con una pantera por su sigilo y con un caballo por su tamaño.

"Doña Ester comenzó a padecer de artritis desde muy joven, fue poniéndose rígida hasta llegar a moverse con gran dificultad, como amortajada en vida y, por último, cuando ya no pudo doblar las rodillas, se instaló definitivamente en su silla de ruedas, en su viudez y en su desolación" (Capítulo 2, p. 56) (Símil y metáforas)

Las descripciones de los personajes abundan en recursos literarios. En este fragmento, se utiliza un símil y dos metáforas para describir el estado ruin de Ester Trueba. La anciana está "como amortajada en vida", es decir, como si ya fuera un cadáver rígido (símil). A su vez, la narradora dice que se instala en su silla de ruedas (puesto que no puede caminar), en su viudez y en su desolación (metáforas). Figurativamente, el "instalarse" en esos estados de ánimo implica que Ester abandona la lucha por salir adelante y acepta su destino: morir sola y enferma.

"(...) las noches de luna llena era común verlos paseando por los corredores, como dos fantasmas flotando en la pálida luz" (Capítulo 3, p. 90) (Símil)

Clara es inseparable de Barrabás, su perro, y con él comparte sus conductas extravagantes. En este pasaje lo real se mezcla con lo onírico, y las conductas de la niña se revisten de una extrañeza particular, como si se tratara de un fantasma.

"(...) tres damas translúcidas de manos tenues y ojos de bruma" (Capítulo 4, p. 136) (Metáfora)

De esta manera se describe a las hermanas Mora, las tres espiritistas que buscan a Clara en su casa y se instalan en ella. Esos ojos de bruma están preparados para ver más allá de lo material y comunicarse con los espíritus.

"Los rayos del sol cruzaban como sablazos los picos de la cordillera" (Capítulo 5, p. 158) (Símil)

El paisaje de Las Tres Marías se describe profusamente. La transición entre la noche y el día, especialmente, se ilustra con una serie de imágenes, entre las cuales destaca el resplandor metálico del sol en la montaña.

"Cuando me tuvo miedo, la vida se nos convirtió en un purgatorio" (Capítulo 6, p. 190) (Metáfora)

Así describe Esteban Trueba su vida cuando se pelea con Clara y la golpea: como un purgatorio, es decir, un terreno en el que su función es purgar sus pecados. A partir de este momento, Esteban Trueba comienza a llenarse de soledad y de amargura.

"Su abuela Clara se las arreglaba para mantener rodando aquel inmenso carromato lleno de alucinados en que se había convertido su hogar" (Capítulo 9, p. 283) (Metáfora)

La metáfora de mantener la casa rodando como un carromato lleno de alucinados hace referencia a la capacidad que desarrolla Clara de hacerse cargo de todos su amigos extravagantes que ella aloja en La casa de la esquina. A medida que más gente llega a la mansión, Clara construye nuevas habitaciones, modifica las viejas, agrega pisos y quita paredes, guiada por los mismos espíritus que la visitan.

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