El dinero (Motivo)
El dinero se presenta como motivo en tanto es un elemento recurrente en la novela, particularmente en el desarrollo del personaje del Jaguar. En los fragmentos del texto que relatan la época del personaje previa a su ingreso al Leoncio Prado, el joven lucha constantemente contra la falta de dinero. Proveniente de un hogar con un padre ausente y una madre pobre, el muchacho carece de los recursos que precisaría para, por ejemplo, pagar los viajes para visitar a Teresa, a quien quiere conquistar, o bien comprarle regalos.
El objetivo de conseguir dinero se repite y define la experiencia del personaje, también, en toda su relación con el flaco Higueras, quien le presta dinero hasta que le ofrece unirse a él en su tarea de robar casas a cambio de saldar su deuda.
Los perros (Símbolo)
Los perros, ya sea en caso de animales como la Malpapeada o en lo que refiere a los cadetes que ingresan al colegio, funcionan en la novela como símbolo de sumisión. Tanto en un caso como en el otro pueden observarse características similares: la Malpapeada recibe toda la violencia -sexual o física- de Boa, así como los ingresantes al Leoncio Prado se someten a una serie de humillaciones, torturas y castigos físicos por parte de los cadetes del curso superior.
En ambas situaciones se presenta una situación de dominante-dominado en la cual lo perruno se identifica plenamente con la sumisión: constituye el eslabón más bajo en la jerarquía de poderes con la que alumnos y oficiales funcionan en la institución militar. En el caso de los cadetes, en su condición de ingresantes está signada su inferioridad en la cadena, pero además los vejámenes a los que son sometidos por los del curso superior suelen tender a la deshumanización, a la pérdida de la dignidad y derechos que se suponen a las personas, hasta que los jóvenes cadetes se resignan a adoptar una condición animal de esclavitud y a sufrir sin poder defenderse.
Los apodos "Jaguar" y "Esclavo" (Símbolo)
Muchos de los personajes de la novela, sobre todo aquellos que se identifican con cadetes del Leoncio Prado, son llamados por apodos que refieren a algún tipo de cualidad intrínseca del personaje, ya en cuanto a rasgos físicos o procedencia geográfica. Es el caso, por ejemplo, del "serrano" Cava, que adquiere su apodo por ser proveniente de las sierras, o ya del "Rulos", o bien del "Boa", cuyo apodo refiere a la longitud de su miembro viril. Por otro lado, Alberto adquiere su sobrenombre de "poeta" en referencia a su talento para escribir novelas eróticas y cartas.
Sin embargo se da también en la novela otro tipo de asociación entre apodo y personaje: la que denomina rasgos de la personalidad del denominado. Es el caso del "Jaguar" (cuyo nombre verdadero no se revela) y del "Esclavo", Ricardo Arana, y el modo en que se instala el apodo de ambos personajes revela ya desde el principio los rasgos típicos de la personalidad que dichos apodos designan.
El Jaguar se autodefine de esa manera, desafiando a sus atacantes de cuarto año y constituyéndose como el único al que estos no logran vulnerar: "Me llamo Jaguar. Cuidado con decirme perro" (p.57). Es decir, cuando los atacantes intentar deshumanizarlo hasta la animalización para hacerlo sentir su condición de "perro", el muchacho contraataca identificándose con un jaguar: toma lo desafiante y peligroso de lo animal, no lo sumiso. El apodo funciona como símbolo de su personalidad temeraria, fuerte, valiente, líder.
Es justamente el Jaguar, el único alumno de tercero al que los de cuarto no logran "bautizar", quien bautiza al Esclavo: “Me das asco (...) No tienes dignidad ni nada. Eres un esclavo” (p.62), le dice a Ricardo Arana la primera vez que, frente a un ataque, el joven exhibe debilidad, incapacidad de defenderse, resignada sumisión. El apodo de "Esclavo" simboliza precisamente las características de la personalidad que condenan a Arana al pasivo sufrimiento.