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¿Qué representa el hibisco púrpura que da nombre a la novela?
El hibisco púrpura simboliza la maduración de Jaja, su rebelión contra la figura paterna y la libertad que el joven está intentando conquistar. Tía Ifeoma cultiva un hibisco púrpura, singular híbrido creado por un botánico amigo suyo. Jaja se siente atraído por las flores cuando llega a Nsukka, encuentra en ellas un símbolo de la libertad, y el hibisco púrpura lo atrae particularmente porque ve en él una creación única que se diferencia del resto de hibiscos rojos y destaca por su singularidad. Jaja también quiere ser único, encontrar su propio camino y no seguir el impuesto por su padre. Cuando regresa a Enugu, se lleva un tallo de hibisco púrpura y lo planta en su jardín. El florecimiento del hibisco coincide con la rebelión de Jaja y la simbología se manifiesta con claridad: al igual que el hibisco púrpura, Jaja está floreciendo luego de un largo periodo de sumisión y sufrimiento; ahora es él quien va a elegir cómo vivir su vida.
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Eugene Achike prefiere hablar en inglés y lo hace muchas veces forzando su acento británico. ¿Qué significa esta conducta y qué aspectos de su carácter pone de manifiesto?
Aunque fue criado por un tradicionalista igbo, Eugene rara vez usa su lengua materna en casa y nunca en público. Eugene fue educado por misioneros en Nigeria e Inglaterra, bajo los preceptos del colonialismo inglés. Para él, hablar inglés con acento británico es sinónimo de estatus y de posición social; es la forma de hablar que lo liga al padre Benedict y a la madre Lucy, ambos modelos del fundamentalismo católico al que Eugene adhiere. Por el contrario, hablar igbo, o mezclar el inglés con el igbo pone de manifiesto los resabios de la cultura africana y las tradiciones de las que Eugene reniega. Así, la forma de hablar de Eugene es una clara elección política: implica rechazar la tradición y las costumbres africanas y valorar la cultura occidental.
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Kambili describe en detalle varios sueños. ¿Por qué son importantes?
Los sueños de Kambili ayudan a transmitir al lector lo que siente por ciertas personas y eventos, aun cuando no es capaz de explicitarlo o comprenderlo ella misma de forma consciente. Dado que Kambili rara vez dice lo que piensa, su mente habla por ella. Mientras que a ella le cuesta hablar sin tartamudear o comenzar a toser, sueña que tiene la risa de la tía Ifeoma, lo que evidencia su deseo de poder hablar con la misma libertad y energía que su tía. Cuando Amaka se burla de ella, Kambili sueña que su prima la está tirando por el inodoro, lo que saca a la luz los sentimientos de Kambili y el procesamiento interno que hace de sus situaciones de vida. En ese sentido, los sueños recurrentes con los castigos del padre también son elocuentes: Kambili está aterrorizada por la figura del padre, pero es tal su represión que no es capaz de asumirlo de forma consciente. Por eso, sus sueños son la mejor ventana que tiene el lector a su interioridad.
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La flor púrpura es una novela de aprendizaje y maduración. ¿Cómo se representa este proceso en Kambili y en Jaja?
Al inicio de la novela, Kambili se caracteriza por su falta de voz y su timidez. Tartamudea, tose y apenas puede levantar la voz por encima de un susurro. Tanto ella como Jaja están protegidos e intimidados por su padre. Ambos niños, cuando maduran y se convierten en adultos, deben enfrentarse a su padre y rebelarse contra el código de conducta que les ha impuesto por medio de la violencia. La rebelión de Jaja es explícita y evidente: el joven pide a su padre la llave de su habitación. Cuando no la obtiene, se parapeta utilizando un escritorio y no deja entrar al padre. Luego, se niega a tomar la comunión el Domingo de Ramos. El último paso en la etapa de maduración de Jaja implica asumir la culpa por la muerte de su padre para salvar a su madre.
El proceso de maduración de Kambili, por el contrario, es menos evidente y mucho más personal. La protagonista no rechaza su fe ni se rebela abiertamente contra el padre, pero poco a poco logra encontrar su voz y conciliar las ideas opuestas que tiene sobre la religión católica y las creencias tradicionales del pueblo igbo. El crecimiento de Kambili se hace evidente cuando logra ocupar el lugar de par al lado de su prima Amaka y se gana su afecto y su respeto.
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La religión es un tema crucial en La flor púrpura. ¿Cómo influye en los personajes principales?
Hay dos religiones que ocupan un lugar destacado en la novela: el catolicismo y las prácticas tradicionales igbo. El padre puede verse como un símbolo del fundamentalismo católico en Nigeria. Influenciado por su educación colonial, Eugene erradica todo rastro de su pasado tradicional y adoctrina a sus hijos en la religión tal como le fue predicada a él mismo. Dios busca la perfección y la forma que él encuentra de inculcarla en sus hijos es mediante la violencia y el castigo. Eugene, además, no deja que sus hijos pasen mucho tiempo con su propio padre porque es un "pagano", y teme que los empuje a cometer actos impíos. Sin embargo, como Kambili se da cuenta durante el tiempo que pasa en Nsukka, existen muchas similitudes entre las creencias de su padre y de Papa-Nnukwu, y las tradiciones igbo se pueden integrar a la fe católica sin cometer ningún pecado mortal. Tía Ifeoma es, también, un ejemplo de la conciliación entre las religiones: es una mujer católica que respeta los ritos igbo de su padre y hasta cría a sus hijos para que conozcan las tradiciones y puedan elegir la forma en la que deseen practicar su religiosidad.
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¿De qué manera la situación política que atraviesa Nigeria afecta a la familia Achike?
Aunque los disturbios políticos no afectan el día a día de Kambili, la corrupción sí tiene consecuencias sobre su familia. El amigo de su padre y compañero activista a favor de la democracia, Ade Coker, es asesinado frente a su esposa y su hija. Eugene se angustia profundamente cuando esto sucede y comenta que Nigeria está en declive. Luego, la persecución política recrudece, y Eugene debe cerrar injustamente algunas de sus fábricas. Además, la escalada de violencia y la presencia policial hacen eco de las crecientes tensiones dentro de la casa de Achike. La lucha de Kambili y Jaja por la independencia tiene como trasfondo la lucha de los activistas a favor de la restitución de la democracia. Así, la novela es una doble representación de las luchas por liberarse de la tiranía: la del padre dentro de la familia, y la del gobierno militar en el ámbito político y social.