Don Pablos, el buscón
Es el protagonista de la novela, que le cuenta en primera persona su vida pasada a un interlocutor a quien se dirige respetuosamente, llamándolo "Vuestra Merced". Don Pablos es un joven nacido en Segovia, hijo de un ladrón y de una hechicera y prostituta, con aspiraciones a ascender socialmente y convertirse en un caballero honrado. Sin embargo, su derrotero a lo largo de la novela se aleja notablemente de ese objetivo. Representa la figura del pícaro, un personaje de origen miserable que se busca la vida de las maneras más ingeniosas y viles, recurriendo a mentiras, engaños, robos y hasta asesinatos, pero su posición social nunca mejora.
Clemente
Es el padre de Pablos. Es un barbero que, además, es un ladrón y usa a su hijo mayor, hermano de Pablos, para robarles a sus clientes de la barbería mientras él los atiende. Producto de su vileza, el hermano de Pablos es arrestado y muere por los azotes que recibe en la cárcel. Finalmente, Clemente es condenado a la horca por sus delitos y descuartizado por Alonso Ramplón, el tío de Pablos.
Aldonza de San Pedro
Es la madre de don Pablos, una mujer muy hermosa que se dedica a la prostitución, lo cual le produce mucha vergüenza a Pablos y pone en duda la paternidad de Clemente. Además, Aldonza es sospechada de hacer brujería, y termina siendo condenada a muerte por la Inquisición.
Don Diego
Es el hijo de don Alonso Coronel de Zúñiga y un compañero de la escuela de don Pablos. Desde temprano, según cuenta Pablos, se hacen amigos. Sin embargo, de acuerdo a la posición económica de cada uno, Pablos termina siendo el criado de Diego. Juntos, emprenden sus primeros viajes solos, sin sus padres, para ir al pupilaje y a estudiar a Alcalá, pero sus caminos terminan bifurcándose cuando don Alonso Coronel considera que Pablos es una mala influencia para su hijo.
Diego vuelve a aparecer en la novela más adelante, cuando él y Pablos ya son jóvenes adultos y este último está en plena conquista de una muchacha para casarse. Significativamente, Diego, que es primo de esa muchacha, se encarga de desenmascarar los engaños de Pablos y frustrar sus planes de ascenso social. Lo humilla y le da una paliza que lo deja muy mal de salud.
Don Alonso Coronel de Zúñiga
Es un caballero honrado y padre de don Diego, el amigo y amo de don Pablos. Decide sobre el destino de Pablos en la medida en que lo toma como un servidor para su hijo Diego, y en cuanto considera que Pablos es una mala influencia para su hijo, decide abandonarlo a su suerte.
Cabra
Es un clérigo flaco, sin dientes y extremadamente pobre, que está a cargo del pupilaje a donde van don Diego y Pablos luego de que la familia del primero decida sacarlo de la escuela. El hombre vive en la absoluta miseria y, para ocultarla, trata de convencer a los pupilos de que lo mejor para el cuerpo es comer poco. Por su negligencia, los alumnos sufren desnutrición y uno de ellos muere.
Ventero
Es el ventero de la venta de Viveros, a donde llegan Diego y Pablos durante su primer viaje rumbo a Alcalá. Es un morisco con características de ladrón, que resulta cómplice de los engaños y robos que el grupo de la venta le hace a los jóvenes recién llegados.
Cura de la venta
Es un cura que está en la venta de Viveros la noche que Diego y Pablos se alojan allí, camino a Alcalá. Se aprovecha de los recién llegados para comer copiosamente de su comida sin pagar nada por ella.
Los rufianes
Son dos hombres que cenan en la venta de Viveros la noche que Diego y Pablos se alojan allí, camino a Alcalá. Son los impulsores de la serie de engaños que esa noche hacen a los recién llegados. Aprovechándose de la generosidad, el dinero y la inocencia de Diego, comen a costa de él un gran banquete sin pagar nada.
Mujercillas
Son unas mujeres que acompañan a los rufianes en la venta de Viveros la noche que Diego y Pablos se alojan allí, camino a Alcalá. Junto con los rufianes, se aprovechan de la generosidad, el dinero y la inocencia de Diego, para comer un gran banquete a costa de él.
El viejo mercader
Es un mercader avariento que está en la venta de Viveros la noche que Diego y Pablos se alojan allí, camino a Alcalá. Lleva las alforjas llenas de comida y bebida, y, por su avaricia, decide no comer ni consumir nada en la venta. Por ello, los rufianes que se aprovechan de Diego también le echan una broma al viejo, llenándole sus alforjas de piedras y estopa.
Los dos estudiantes
Son dos estudiantes que cenan en la venta de Viveros la noche que Diego y Pablos se alojan allí, camino a Alcalá. Al engaño de los rufianes se suman los estudiantes para aprovecharse de la inocencia de Diego. Uno de ellos se hace pasar por un familiar de Diego, para ganarse el favor y el trato especial de este. Luego de comer a costa de él, los dos estudiantes se ríen de Diego y lo burlan por su credulidad.
Dueño de la casa de Alcalá
Es un morisco, hospedador de Diego y Pablos en Alcalá. Pablos lo describe con rasgos despectivos asociados a su judeidad, que dan cuenta del antisemitismo del joven. Ante esa discriminación, el hombre golpea a Pablos y se ríe de él al verlo todo escupido por los estudiantes.
Criados de la casa de Alcalá
Son criados, pares de Pablos, que le tienden una trampa escatológica la primera noche que duerme allí. Le hacen creer que alguien los está azotando en la oscuridad y uno aprovecha para defecar en la cama de Pablos, de modo que, al día siguiente, el joven se despierta cubierto en excremento. Como si no fuera suficiente, los criados se empeñan en que Pablos quede humillado frente a su amo: se empeñan en que Diego haga salir de la cama a Pablos para que lo descubra en esa situación.
Cipriana
Es el ama de la casa de Alcalá, una mujer que reza mucho y, a la vez, es alcahueta. Junto a Pablos, se asocia para engañar a los amos y robarles parte del dinero usado en comprar comida.
El corregidor
Es un funcionario del imperio español encargado de impartir justicia y de hacer ronda de guardia en la escuela de Alcalá, junto a otros guardias que cargan espadas. Es objeto del engaño de Pablos, que lo convence de iniciar una persecución falsa, consiguiendo robarle sus espadas.
Alonso Ramplón
Es el tío de Pablos, un hombre de Segovia que sirve al Rey como verdugo. Es quien envía, a través del padre de don Diego, la noticia de la muerte de los padres de Pablos. Además, es quien guarda la pequeña herencia que le corresponde a este. Su deseo es que su sobrino viva con él y se convierta en un hombre distinguido, tal vez un verdugo. Pero por su vileza y corrupción, Pablos huye de él, pues el hombre representa su origen vil.
El arbitrista
Es un hombre que Pablos se encuentra en su viaje de huida de Alcalá, rumbo a Torrejón. Es un hombre demente que se dice un asesor del Rey y ofrece soluciones descabelladas para problemas públicos. Pablos se ríe de sus ocurrencias y el hombre interpreta su risa como aprobación a sus ideas.
El maestro de esgrima
Es un hombre que Pablos se encuentra en su viaje de huida de Alcalá, luego de pasar Torrejón y despedirse del arbitrista. Se trata de un maestro de esgrima que, siguiendo los principios de un libro de esgrima del maestro Luis Pacheco de Narváez, dice poder hacer maravillas con su espada. Pablos se ríe y se burla del hombre por considerarlo un loco.
El mulato
Es un huésped de la posada en Rejas que acaba de rendir un examen para ser un verdadero maestro de esgrima. Ante el desprecio que el maestro de esgrima loco expresa por sus colegas, el mulato lo reta a duelo. Su aspecto es el de un verdadero esgrimista: lleva un sombrero, una daga y la cara atravesada por una cicatriz.
El clérigo poeta
Es un hombre muy viejo que Pablos se encuentra en su viaje de Rejas a Madrid. Es un poeta y un loco. Está convencido de que sus poemas son grandiosos y juzga de brutos a quienes no lo han premiado en un concurso de poesía. A pesar de su locura, consigue dinero vendiendo sus oraciones y sus versos a un grupo de ciegos, locos también.
El Mellado
Es un soldado que Pablos se encuentra al salir de Madrid. Se queja porque ha ido a la Corte a pedir reconocimiento por sus veinte años de servicio al Rey, pero no lo ha conseguido. Menciona una serie de hazañas y le muestra sus heridas a Pablos, quien descree de sus historias.
El ermitaño
Es un hombre que se encuentran Pablos y el Mellado rumbo a Cercedilla. Es un ermitaño, es decir, una persona que vive retirada en una ermita, dedicando su vida a la oración y al sacrificio. Contra su aspecto humilde y austero, juega a los naipes con Pablos y el soldado, y se queda con todo su dinero.
El animero
Es uno de los amigos pícaros de Alonso Ramplón, el tío de Pablos. Es un hombre que cobra limosnas en favor de las ánimas de difuntos, pero se queda con parte de esas limosnas para su provecho.
El porquero
Es uno de los amigos pícaros de Alonso Ramplón, el tío de Pablos. Se destaca por llevar consigo un cuerno de animal en la mano.
El corchete
Es uno de los amigos pícaros de Alonso Ramplón, el tío de Pablos. Es un funcionario de la justicia que admite haber sobornado a un verdugo para que suavice los azotes que le correspondían.
El hidalgo
Llamado Toribio Rodríguez Vallejo Gómez de Ampuero y Jordán, es un hombre que Pablos se encuentra camino a Madrid. Es una persona pobre, que ha caído en desgracia luego de que se pierda la herencia de su padre, pero elabora estrategias rebuscadas para aparentar ser un caballero y ganarse así favores de la gente para subsistir.
Cuando Pablos lo encuentra, el hombre se dirige hacia la Corte, pues asegura que allí hay recursos para todos. El hidalgo incorpora a Pablos a su grupo de embusteros y le enseña los trucos y las mentiras de las que él se vale para ganarse la vida sin dinero.
La madre Labrusca
Es una vieja que forma parte de la pandilla de pícaros que conoce Pablos en la Corte de Madrid. Su rol en el grupo es el de recoger ropas y telas de la calle y luego repartirlas entre los distintos miembros del grupo. También se dedica a vender algunas de las ropas y objetos robados por el grupo, hasta que un día la reconocen y la llevan presa. La mujer confiesa sus embustes y los de su grupo, y todos son arrestados.
Lorenzo Iñíguez del Pedroso
Es uno de los miembros de la pandilla de pícaros que conoce Pablos en Madrid. Su truco es sentarse a jugar apuestas con hombres distinguidos, quitarse la capa mientras juega y luego retirarse, llevándose como por equivocación una capa más nueva que la suya.
El de las cartas
Es uno de los miembros de la pandilla de pícaros que conoce Pablos en Madrid. Se gana la vida escribiendo cartas con noticias inventadas, que les lleva a los nobles para luego cobrarles los portes, es decir, el servicio de entrega de esa correspondencia.
El soldado cojo
Es uno de los miembros de la pandilla de pícaros que conoce Pablos en Madrid. Se llama Magazo y se vanagloria de haber sido un soldado, aunque en verdad fue un soldado solamente en una obra de teatro. Se hace pasar por cojo y lleva una muleta y una pierna vendada, para disimular que le falta una calza.
Licenciado Flechilla
Es un conocido de Pablos que este se encuentra en la calle en Madrid. Convenciéndolo de que tiene noticias sobre una muchacha que a él le gusta, Pablos consigue de él que lo invite a un almuerzo familiar para encontrar allí algo que comer.
Merlo Díaz
Es uno de los miembros de la pandilla de pícaros que conoce Pablos en Madrid. Su estafa consiste en pedir de beber en los conventos y luego robarse las jarras de agua.
Don Cosme
Es uno de los miembros de la pandilla de pícaros que conoce Pablos en Madrid. Se hace pasar por curandero a cambio de dinero.
Jayán
Es uno de los presos que comparten celda con Pablos y los pícaros. Está preso por ser homosexual, lo cual da lugar a muchos comentarios homofóbicos por parte de Pablos y los demás.
El carcelero
Es quien custodia a Pablos y a los pícaros en la cárcel. Se deja sobornar por Pablos y le da tratos especiales, como permitirle subir a una celda privilegiada o liberarlo de los grilletes. Con su soborno, Quevedo introduce en su novela una sátira a la corrupción de las instituciones y la justicia.
El escribano sobornado
Es un funcionario a cargo de procesar a los reos. Acepta un soborno de Pablos y, con ello, ayuda a que él y sus amigos salgan de prisión. Asimismo, aconseja a Pablos que soborne también al relator y al alcaide. Con su soborno, Quevedo introduce en su novela una sátira a la corrupción de las instituciones y la justicia.
Blandones de San Pablo
Es el alcaide de la prisión a la que van Pablos y los pícaros. Luego de dejarse sobornar, el alcaide acoge a Pablos en su casa. Con su soborno, Quevedo introduce en su novela una sátira a la corrupción de las instituciones y la justicia.
Berenguela de Robledo
Es la moza blanca y rubia de la posada donde se instala Pablos luego de salir de la cárcel. Al comienzo, cuando Pablos la corteja, ella lo ignora por su aspecto desaliñado y pobre. Pero cuando ella y su madre comienzan a creer que Pablos es rico y poderoso, ella responde favorablemente y muestra deseos de casarse.
La madre de Berenguela
Es la dueña de la posada donde se instala Pablos luego de salir de la cárcel, y es la madre de la muchacha a quien Pablos quiere conquistar. Si bien, al comienzo, considera que Pablos es un hombre feo y pobre, al creerlo un hombre rico comienza a verlo con otros ojos y planea que su hija se case con él.
Vasco de Meneses
Es el portugués inquilino de la posada de Berenguela de Robledo y su madre. Está enamorado de Berenguela y, por lo tanto, pelea y humilla a Pablos.
El catalán
Es el otro inquilino, junto con Pablos y el portugués, de la posada de Berenguela de Robledo y su madre. Es un hombre triste y miserable.
El escribano vecino de Berenguela
Es el hombre en cuya casa Pablos cae por equivocación, mientras busca entrar al aposento de la muchacha de la posada. El escribano, creyendo que el joven intenta robarle, lo captura y lo golpea, e inventa una causa que lo acusa, valiéndose de pruebas y testimonios falsos. En ese sentido, configura uno de los personajes corruptos con los que Quevedo elabora una crítica a la justicia de su época.
Licenciado Brandalagas
Es un hombre al que Pablos contrata para que lo rescate de la posada de la muchacha y su madre, con el fin de evitar el pago de lo adeudado. El argumento que Brandalagas usa es que quiere arrestar a Pablos por nigromante. Con el fin de amedrentar a las mujeres, que exigen el pago de la deuda, les hace creer que viene de parte de la Inquisición.
Después de dejarlo vivir con él y sus amigos un tiempo, y de entrar en confianza, Brandalagas termina traicionando a Pablos y huye con todos sus ahorros.
Pero López
Es uno de los amigos de Brandalagas con los que Pablos se aloja en Madrid luego de ser rescatado de la posada de Berenguela. Junto con Brandalagas, Pero López huye con todos los ahorros de Pablos.
Madre y tía
Son las dos mujeres que Pablos conoce en los jardines del Prado, y a las que engatusa para que accedan a entregar en matrimonio a Ana, su hija y sobrina, respectivamente. Ambas se dejan engañar por la apariencia y los dichos de Pablos sobre su riqueza.
Ana, la muchacha
Es la muchacha a la que Pablos conoce en los jardines del Prado, acompañada de su madre, su tía y otra muchacha. A diferencia de esta última, Ana parece inocente y no muy inteligente ni avispada, razón suficiente para encantar a Pablos, que prefiere a las mujeres bobas y sumisas.
Los dos caballeros
Son los dos hombres que Pablos conoce en Madrid, y que lo invitan a los jardines del Prado. Gracias a ellos, Pablos conoce a Ana, la muchacha con la que quiere casarse. Sin embargo, ambos son amigos también de don Diego, y son quienes terminan dándole una golpiza en venganza por sus engaños.
La Guía
Es la huéspeda de la casa de Pablos en Madrid. A pesar de ser vieja, ejerce la prostitución, y es experta en adiestrar a las muchachas para conquistar hombres y sacar provecho de sus atributos físicos con el fin de conseguir de ellos dinero y joyas.
Mendigo manco y rengo
Es un mendigo del cual Pablos aprende los primeros trucos para hacerse pasar por un mendigo y conseguir buen dinero.
Valcázar
Es un mendigo gracias al que Pablos aprende a profundizar su actuación de mendigo, aplicando trucos como la adulación, pero también recurriendo a estrategias delictivas de gravedad, como la explotación infantil y el secuestro de niños para cobrar la recompensa. Gracias a Valcázar, Pablos puede armarse una fortuna con la cual reponerse económicamente e irse de la Corte rumbo a Toledo.
Bailarina
Es una bailarina de la compañía de farsantes y actores que Pablos se cruza de camino a Toledo. Él se siente atraído por ella, a pesar de que tiene marido, y es una de las razones que lo alientan a aceptar la invitación de quedarse trabajando con la compañía teatral.
Marido de la bailarina
Es uno de los miembros de la compañía de farsantes que Pablos se cruza de camino a Toledo. A pesar de estar casado con la bailarina, accede a cambio de dinero a que Pablos la corteje.
La monja
Es una monja de un convento de Toledo que se enamora de Pablos y le envía cartas. Por ella, Pablos se convierte en un galán de monjas, pero, al descubrir que ese amor es solo virtual, se cansa y la abandona.
El cuchillero Mata
Es un cuchillero a sueldo, apodado Matorral, que también fue un compañero de escuela de Pablos en Alcalá. Pablos se lo encuentra en Sevilla, y Mata lo invita a comer con un grupo de cuchilleros amigos. Entre todos, se emborrachan y salen a matar a unos corchetes. Junto a él y su grupo, Pablos se refugia en una iglesia, huyendo de la justicia, y se instala allí por un tiempo.
Los cuatro cuchilleros
Son un grupo de cuchilleros a sueldo, amigos del cuchillero Mata, con quienes Pablos se emborracha y mata a un grupo de corchetes. Con ellos y con Mata, Pablos se refugia en una iglesia durante un tiempo, huyendo de la justicia.
La Grajales
Es una prostituta que Pablos conoce en la iglesia, mientras se refugia allí con el grupo de cuchilleros. Pablos y la Grajales se enamoran y Pablos la invita a irse con él hacia las Indias, para conseguir allí una mejor vida.