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El personaje de Andréi evidencia un cambio sustancial en el segundo acto en relación con el primero. ¿De qué se trata esta transformación?
El segundo acto se inicia poniendo en escena a los personajes que más notables cambios ofrecen en relación con el primero. Porque si el acto que abre la pieza termina con Andréi y Natasha, plenos de felicidad y juventud, comprometiéndose para amarse eternamente, el segundo se inicia con una situación muy distinta: Andréi está cansado de un trabajo que no le permite soñar, su ahora esposa habla sin cesar, sin oír, obstinada en disponer de la casa familiar como si ella fuera su jefa, distribuyendo habitaciones y horarios a su gusto. La esperanza del amor se convirtió rápidamente en la resignación del matrimonio, y Andréi no puede sentirse más que engañado por la vida. El sueño de Moscú se hace cada vez más lejano, menos realizable, y el muchacho parece volcar su frustración en el vicio del juego, quizás para acentuar el absurdo de una vida entregada a un trabajo mediocre. El joven del que sus hermanas hablaban en el acto anterior con admiración y honesta esperanza ahora se avergüenza de mostrarse, en esta desmejorada versión de sí, frente a sus familiares.
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En el tercer acto, Olga recomienda a Irina casarse con Túsenbach. ¿Por qué? Ubique la escena en su contexto.
La recomendación de Olga aparece como respuesta al estado desesperado en que se encuentra Irina en el tercer acto. La menor de las hermanas, que al inicio de la obra sostenía la esperanza de encontrar en el hábito del trabajo el sentido a su existencia, ahora siente que esa actividad solo la aleja de sus objetivos: el tiempo pasa y ella está cada vez más cansada y con menos fuerza para luchar por tener una vida maravillosa, lo único que se intensifica en su interior es la incomprensión, la falta de razones y certezas que justifiquen el vivir.
Es entonces cuando Olga decide darle un consejo práctico, útil. La recomendación de casarse con Túsenbach nada tiene que ver con el amor, ni con un sueño romántico, sino todo lo contrario: cuanto más lejana aparece la posibilidad de alcanzar lo que se sueña, más se vislumbra la necesidad de ajustarse a las posibilidades que ofrece la realidad. Olga ve en su hermana menor el nacimiento de las mismas preocupaciones que ella ya adoptó hace tiempo como parte irremediable de su vida, ligadas al agotamiento por el trabajo. La diferencia que Olga vislumbra entre ella y su hermana es que Irina aún posee la juventud y la belleza suficientes para casarse y, así, modificar en algo su situación: quizás Irina no logre ir a Moscú, pero sí pueda aminorar el desgaste que produce en ella el trabajo sacrificado.
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¿Qué simboliza la ruptura del reloj en el tercer acto?
En el tercer acto, Chebutíkin, embriagado en la casa de los Prósorov, deja caer un reloj de porcelana, cuyo quiebre adquiere una significación simbólica. En principio, que el objeto roto perteneciera a la madre de los Prósorov reúne a los cuatro hermanos en una misma circunstancia. Todos ellos recuerdan con felicidad una infancia compartida con su madre en Moscú, y hasta el momento del quiebre del reloj la mayoría de los hermanos aún conservaban el sueño de ir a Moscú como algo factible: Olga decía a Natasha que no sería directora del colegio porque no se quedaría en esa ciudad, y cuando los militares hablaban de lo vacía que quedaría la ciudad cuando se fueran, Irina exclamaba que ellas también se irían. El sueño de ir Moscú funcionaba como algo que los esperaba en un futuro cercano y que por lo tanto funcionaba para hacer sentir un presente sacrificado como tan solo un período de transición hacia la vida que soñaban. Un instante después de la exclamación de Irina -“¡Nosotras también nos iremos!” (p.124)-, Chebutíkin deja caer el reloj y clama: “¡Se ha hecho añicos!” (p.124). El quiebre del reloj implica un tiempo que se interrumpe para siempre y una posibilidad de futuro que desaparece: Olga, Irina, Masha y Andréi quedarán encadenados a su situación actual, sus vidas seguirán siendo como lo son ahora, no habrá un futuro que modifique su suerte y los sueños pasarán de esperanza a frustración definitiva. Como el reloj, los sueños de los jóvenes Prósorov se hacen añicos.
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¿Cómo aparece el tema del trabajo en la obra? ¿Cómo se expresan sobre este tema los protagonistas?
El trabajo aparece como un tema recurrente en la pieza y se presenta como eje del discurso de muchos de los personajes. Los protagonistas de la obra suelen estar en una búsqueda constante del sentido de su existencia, y varios de ellos aseguran, al menos por momentos, que ese sentido se halla en el trabajo. Uno de estos personajes es Irina, quien en el primer acto identifica que la sensación de vacío y de sinsentido de la vida se corresponde con el hastío producto de una cómoda vida burguesa que no conoce el sacrificio. Sin embargo este tema no se presenta desde un solo ángulo: las palabras de Irina en su alabanza a la vida de trabajo comparten escena con las de su hermana mayor, Olga, quien trabaja hace muchos años y que, lejos de encontrar en su ejercicio diario felicidad y sentido, solo siente que envejece y pierde sus fuerzas vitales. Por su parte, Irina no demorará en pronunciarse de un modo muy distinto sobre esta temática cuando, después de trabajar durante años, solo consiga sentirse frustrada y desdichada.
En el discurso de los protagonistas a lo largo de la obra el trabajo aparece entonces no solo como un síntoma de esperanza, sino también de frustración. Esta última acepción se identifica con el caso de Andréi, quien ve aplastados sus sueños de ser profesor en Moscú por tener que sostener económicamente a su familia, trabajando en un oficio que no le trae ninguna satisfacción.
Al final de la obra, Irina volverá a pronunciarse sobre el trabajo y el sentido de la vida, pero ya no propondrá al trabajo como medio para alcanzar la dicha, sino más bien como un deber de la existencia al que abocarse hasta que el sentido de la vida sea descifrado.
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¿Qué implicancia simbólica tiene la presencia de los militares en la casa de los Prósorov?
El universo familiar e íntimo de la casa de los Prósorov se ve constantemente invadido, en el período que retrata la pieza, por la presencia de personajes como Vershinin, Túsenbach, Solióny y Chebutíkin, entre otros, que visitan periódicamente los salones de la casa en que tiene lugar la trama. Este grupo de personajes ofrece un claro contraste en relación con las hermanas que protagonizan la pieza. En principio, son varones adultos, algunos aun más avanzados en edad que otros, cuyo punto en común es la profesión militar. La presencia de estos personajes en la casa de los Prósorov se sabe momentánea, no viven en esa ciudad, sino que llegaron allí junto a sus tropas y partirán hacia otro destino cuando llegue el momento. Es esta característica la que funciona simbólicamente como contrapunto: estos hombres tienen una vida más bien nómade, son como aves migratorias frente a las hermanas cuyo único anhelo es viajar a Moscú y quienes, sin embargo, parecen condenadas a la estaticidad y la permanencia en una ciudad de provincias que no les ofrece más que frustración.